Escolares mochilas y dolores de espalda.©AdobeStock

Salud Infantil

Mochilas escolares y dolor de espalda, ¿podemos evitarlo?

No solo se trata de saber elegir la más adecuada, sino de repartir bien el peso, cargar con lo necesario y adquirir buenos hábitos durante todo el curso

En apenas menos de un mes los colegios de todo el país abrirán sus puertas. Eso significa que, a partir de los próximos días, tenemos que empezar a organizarnos para comenzar el curso escolar preparados: uniformes, libros, todo el material escolar que se nos solicita y, por supuesto, la mochila. En el caso de esta última, solemos intentar aprovechar la del curso anterior, revisando las condiciones en las que se encuentra pero, si no está para otro año más, nos toca hacernos con una nueva. Y es aquí donde comienza una de las decisiones más complicadas en esto de la organización: queremos el modelo más adecuado para prevenir futuros dolores de espalda en nuestros hijos y, además, entramos en un tira y afloja porque su diseño tiene que estar aprobado por ellos.

El dolor de espalda es una dolencia que aparece de manera excepcional antes de los 6 años, pero que aumenta a partir de los 10 años y que, llegados a los 15 años, ya han padecido el 51% de los chicos y el 69% de las chicas (según los datos publicados en el I Estudio de Salud muscular en España realizado por Fisiocrem y la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF)). La Red Española de Investigaciones en Dolencias de Espalda (REIDE), una organización creada para investigar este tipo de dolencias, confirma estos datos y aconseja que los niños y niñas adquieran unos buenos hábitos que ayuden a prevenir su aparición. Entre ellos, que el peso de la mochila no supere el 10% del peso corporal del niño o niña. Un dato que confirma Yolanda Marcén, vicepresidenta de la AEF, con quien hemos hablado para que nos cuente cómo elegir la mejor mochila para nuestros hijos y que otras medidas podemos tomar para evitar la aparición de los dolores de espalda.

Las mochilas, un factor más (pero no el único) implicado en el dolor de espalda

La mochila es una manera práctica para que los niños y adolescentes puedan llevar los libros y el material escolar a las aulas. Y, con un uso correcto de las mismas, no tienen por qué aparecer dolores de espalda. Según nos explica Yolanda Marcén, “generalmente, el dolor de espalda entre los más jóvenes suele ser de carácter inespecífico”, es decir, “no hay una consecuencia directa de ningún factor que podamos decir qué es lo que lo provoca”. Por tanto, aunque no podamos confirmar de manera rotunda que toda la culpa de un posible dolor de espalda en los niños y adolescentes es de la mochila, “sí que es cierto que, durante los últimos años, se han hecho muchos estudios que intentan relacionar la mochila con esta dolencia”.

Con los resultados que se han ido obteniendo, se sigue manteniendo que el niño no debería cargar la mochila más del 10% de su peso corporal, además de tener en cuenta otros factores como la duración de la carga, cómo se lleva esa mochila o cómo es su ergonomía. Por tanto, no es solo el peso de la mochila en sí, sino todo lo que le rodea.

Qué debemos tener en cuenta, ¿revisamos la mochila?

En estos últimos años, nos confiesa la experta, “el peso de la mochila ha disminuido en cuanto a los libros, ya que las editoriales han ayudado mucho fraccionando en varios volúmenes los conceptos teóricos, lo que hace que no tengan que llevar todos los libros a clase”. Sin embargo, si analizamos una mochila, dejando a un lado los libros, nos damos cuenta de que aparecen diversos materiales que es posible que no utilicen todos los días, como un estuche de lápices, unos rotuladores u otros accesorios de escritorio. Todo esto también pesa.

Por tanto, “las alternativas que tenemos, por llamarlas de alguna forma, es revisar bien qué hay en el interior de las mochilas y qué va a utilizarse o no ese día”. Descartamos todo lo innecesario y nos quedamos con lo que de verdad vaya a sernos útil a diario. Solemos centrarnos en los libros, pero son una parte más de la mochila, no la única.

¿Qué tipo de mochila es más recomendable?

Ante la gran variedad de mochilas existentes en el mercado, le hemos preguntado a Yolanda Marcén por el gran debate: ¿una mochila de ruedas o de asas? Ella afirma que “el uso de un tipo de mochila u otro va por modas”. Entre los más jóvenes, se siguen utilizando las mochilas de ruedas, pero en los adolescentes no.

Algunos estudios, nos dice, “han confirmado que los escolares que llevaban más peso eran aquellos que usaban la mochila de ruedas porque, a priori, se supone que solo deben arrastrarse. Pero esto no es cierto, ya que la mayoría de los niños tienen que subir escaleras para llegar a clase o moverse por el colegio”. En este momento, las ruedas ya no sirven y debemos colocar las asas sobre los hombros, algo que no suele hacerse de forma adecuada. Se ha comprobado que “los escolares tienden a llevar la mochila en un hombro, cogerla con una mano e, incluso, se la cuelgan del codo. Todo esto hace que no se cargue bien y puedan aparecer estas molestias”.

Por ello, más allá del debate de ruedas sí o ruedas no, lo recomendable cuando se lleva cualquier tipo de mochila son generales a todas ellas:

  • Evitar cargarlas con cosas innecesarias y disminuir su peso.
  • El peso debe poder repartirse entre ambos hombros.
  • La mochila debe ajustarse en su parte posterior, en la espalda por encima de las nalgas, no colgando sobre ellas.
  • El compartimento trasero debe estar acolchado y con una cinta de sujeción para el material pesado.
  • Los tirantes regulables y, de nuevo, acolchados.
  • Si hay una correa para ajustar a la cintura o al pecho, mucho mejor.
  • La base que sea rígida e inclinada, asegurando así un correcto reparto del peso.
  • Si elegimos una mochila de ruedas, emplearla de forma adecuada, en terreno llano y llevarla arrastrando. En el caso de no poder hacerlo, usar las asas correctamente.

El ejercicio físico, tan importante como saber elegir la mochila

Además de la aparición de un posible dolor de espalda, Yolanda Marcén nos indica que “existen estudios que muestran la prevalencia del dolor que tienen los niños y adolescentes con la espalda, pero no solo se centran en esta zona, sino que muchos jóvenes también refieren tener dolor en otras partes del cuerpo, sobre todo, rodillas, brazos y dolor de cabeza”. No hay una causa exacta que justifique la aparición de estas molestias, “aunque sí que se pueden relacionar con los hábitos que tenemos y, muy importante, la falta de ejercicio físico”. Por eso, otra recomendación además de las ya vistas para la prevención de los dolores es fomentar que los niños y adolescentes hagan más deporte, consiguiendo que tengan una mejor capacidad funcional.

Para inculcarles estos hábitos, el inicio del curso escolar es la mejor etapa, porque nos planteamos a qué actividades vamos a apuntarles. En este caso, la experta nos recomienda que “aunque todas sean muy interesantes, recomendamos que se apueste por actividades con componentes físicos”.

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