Familia
‘Siempre me ha admirado el comportamiento familiar de los padres, tíos, mujer, hermana, sobrinos y amigos de Rafa Nadal’
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La estructura social más amenazada por las izquierdas españolas es la familia. La familia es el muro con el que siempre chocan y retroceden. Más aún si se trata de las familias cristianas. Y un ejemplo de familia es la familia Nadal Parera. De ahí que no la traguen los que aborrecen a España desde su núcleo más compacto, que no es otro que el familiar. Hay familias con más tontos que listos y con más listos que tontos, pero en ambos casos se trata de resistencias invencibles, porque antes de la inteligencia y la unión, las familias resisten gracias a enseñanzas, tradiciones, costumbres, lealtades y sensibilidades comunes que garantizan sus resistencias al acoso y derribo que promueve y financia el odio. La familia Nadal Parera es una muestra de unidad, trabajo, inteligencia y sencillez. Y está en la diana.
Cuando una familia se comporta como tal, asume en su seno familiar a los amigos. Siempre me ha admirado el comportamiento familiar de los padres, tíos, mujer, hermana, sobrinos y amigos de Rafa Nadal en los palcos destinados a los acompañantes de los jugadores en las más prestigiosas canchas de tenis del mundo. Gestos medidos, controlados, de preocupación o de alegría. Si Rafa cae derrotado, deportividad y buena educación sin límite. Si Rafa triunfa, un abrazo compacto de todos con todos. Además, bastante guapos, lo cual produce aún más tirria en los feos, los desarraigados y los vagos. Un vago no puede comprender la victoria contra los elementos. El vago se rinde, el desarraigado se entrega y el feo se fastidia. No conocen la honra y el espíritu de superación.
Cuando su tío Toni Nadal dejó de ser el entrenador de Rafa, fue sustituído por un grupo de amigos que forman parte de la familia. Toni Nadal fue, en ocasiones, duro con su sobrino. Le dijo muchas veces que el gran triunfo en una final de Grand Slam termina cuando se recibe el trofeo. Y que mañana es otro día, en el que hay que seguir entrenando, y sufriendo, y superando los dolores hasta conseguir el triunfo siguiente. Su descripción del estado físico de su sobrino lo dice todo: “Rafael no es un tenista que juega lesionado, sino un lesionado que juega al tenis”.
Las mujeres guapas, su madre, su mujer y su hermana. Otro detalle que molesta y hiere a la fealdad física y anímica de sus enemigos. La envidia también se refleja en el aspecto físico, en el rostro, lo mismo que la serenidad de la gratitud. Cuando finalizó el heroico partido de Rafael Nadal contra el fabuloso Medvedev, me di un paseo por los caminos de mi paraíso norteño. Y me topé con un ganadero al que llevaba sin ver algunos años. –Te veo mejor que nunca, Alfonso-; -Mañana me verás mucho más viejo. Hoy me ves bien porque estoy agradecido-.
Rafael es el genio. Su familia, la que ha modelado al genio desde que era niño. Siempre que juega Nadal, lo hace con la familia a su lado. Y eso no se puede romper, ni menos aún vencer y derrotar.
De ahí el odio de los enanos, los mediocres, los envidiosos y los desarraigados sin familia. Doble alegría.
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