La elección del espacio en el que se celebrará una boda dice mucho de la pareja. Escoger el jardín de casa, propio de una boda íntima, da a entender que los novios buscan complicidad y naturalidad en su gran día. Decantarse por un lugar en plena ciudad, para evitar coger el autobús, refleja que están pensando en la comodidad de sus invitados. Elegir un hotel implica que tanto protagonistas como convidados puedan descansar, sin preocupaciones, en el mismo espacio. Por ello apostar por uno u otro enclave es fundamental para el posterior desarrollo del enlace. Frente a espacios más modernos, sigue siendo tradición que los prometidos opten por una localización con historia, que sorprenda a los asistentes y que haga que el día, más allá de las preciosas fotos, sea memorable.
Palacio de Galiana
A orillas del Río Tajo y con unas impresionantes vistas de Toledo se encuentra el Palacio de Galiana. Construido en el siglo XI por el Rey Al-Mamún. “Durante el cerco de Toledo por parte de los Almorávides en la primera mitad del siglo XII el palacio fue prácticamente destruido. Seguramente se reconstruyó por el rey Alfonso X “el Sabio” quien recibió en Galiana al primer monarca Nazarí de Granada, Mohammed I”, explican en su web. Este espacio ha pasado, con el tiempo, por diferentes sagas familiares ilustre e incluso estuvo en manos de los monjes de San Jerónimo. Hoy es un enclave perfecto para celebrar bodas y eventos, en colaboración con Catering Ciboulette, en sus jardines, patios e interiores.
Camino Palacio de Galiana. Toledo.
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