Te presentamos la nueva (y artística) pasión de Laura Ponte, ¿imaginas cuál es?

De la moda, pasando por el diseño de joyas hasta llegar a su mayor afición: la pintura. La modelo ha encontrado la mejor forma de dar rienda suelta a toda su creatividad

Por Ángela F. Del Río

Para quien no lo recuerde —que probablemente sean pocos—, Laura Ponte formaba parte de ese reducido grupo de top models españolas de los 90 que llegaban a lo más alto de su carrera profesional dentro y fuera de nuestras fronteras. Descubierta a los 19 años cuando se encontraba en Londres estudiando Ciencias Políticas, la viguesa saltaba a la fama tras hacerse con el concurso Look of the Year, hecho que marcaría un antes y un después en su vida. Su rostro anguloso y su belleza inusual cargada de carácter y personalidad la convirtieron en toda una habitual de los circuitos internacionales, desfilando para Christian Dior, Valentino, Hugo Boss o Ralph Lauren, entre otros. Así, en 1996, se posicionaba tercera en la lista de las modelos mejor pagadas del mundo —¡ahí es nada!—, y desde 1998 ostentaba el cargo de Embajadora de la moda gallega. Sin embargo, la maniquí se retiraba hace 15 años, como ella misma ha confesado, con muchas ganas y sin guardar demasiados buenos recuerdos de su carrera. Desde entonces, permanece alejada de las pasarelas y dedicada a nuevos proyectos personales y profesionales, entre ellos, su gran pasión: la pintura.

Sin duda, Laura ha demostrado siempre ser una mujer inquieta dotada de una gran sensibilidad artística, una faceta que desarrolló en su día realizando colaboraciones como diseñadora de accesorios para Alvarno y Miguel Palacio; así como lanzando su propia línea de joyas Luby & Lemerald, donde daba salida a su “voz” más personal, su identidad y espontaneidad creativa. Tras dejar atrás su incursión en la joyería hace dos años, la modelo gallega se lanzaba de lleno al mundo de la pintura, se hizo con unos rotrings y comenzó a dibujar casi de manera compulsiva, sin referentes artísticos concretos, sino de una forma personal e impulsiva. Así, la modelo ha creado ya más de 300 dibujos de trazos psicodélicos; retratos y cuerpos donde juega con las líneas del rostro entre rotuladores, lápices, spray y su nueva entrada en el dibujo digital. Una pasión a la que, por el momento, se dedica en su tiempo libre sin horario prefijado.

Sus obras no se comercializan, sino que apuesta por intercambiarlas con sus amigos, reacia a ponerles un precio, pero con el afán de poder exponerlas. De hecho, además de colaborar con diversas fundaciones benéficas, Laura es socia de Urg3l, un espacio desde el que se aboga por trabajar y difundir el arte fuera de las redes convencionales.
Laura Ponte es uno de esos ejemplos de mujeres que han dado un vuelco a su vida tras una etapa prolífica sobre las pasarelas, pero no ha sido la única. Otras de sus compañeras y rostros de referencia en el mundo de la moda hace dos décadas también nos han sorprendido con nuevas facetas profesionales, como es Helena Barquilla y su dedicación a los talleres de movimiento corporal que siguen la técnica de “los 5 ritmos”; o Vanesa Lorenzo, quien compaginaba su carrera como modelo y diseñadora, con el lanzamiento de su primer libro de yoga y bienestar: Yoga, un estilo de vida.

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