Puede que te suene a película futurista o a uno de los últimos capítulos de Black Mirror, pero, desde hace un tiempo, los gurús de Silicon Valley estudian cómo el poder persuasivo de la tecnología determina en gran medida cómo nos comportamos y relacionamos. ¿O por qué crees que lo primero que haces nada más levantarte es chequear tu muro de Facebook? Que la tecnología puede llegar a crear adicción no es nada nuevo. Según las encuestas, los españoles pasamos unas cinco horas al día conectados a internet, y las redes sociales se llevan la mayoría de ese tiempo. Pero, ¿qué son estas adicciones más que hábitos aprendidos de la era de Facebook y Twitter? ¿Por qué nuestros sentimientos de aprobación y pertenencia ahora están ligados al número de me gustas o retuits que recibimos en redes sociales?

La respuesta la encontramos en el Behavior Design (Diseño del comportamiento), una disciplina, todavía bastante desconocida en España, que se centra en desarrollar un sistema de modelos y reglas para influir en el comportamiento humano. Su creador, BJ Fogg, director y fundador del Laboratorio de la Persuasión de la Universidad de Stanford, ha ayudado a millones de personas a cambiar a través de la enseñanza y la consultoría. Entre otros, a profesionales innovadores que están poniendo en marcha sus startups. “La tecnología permite provocar comportamientos y motivarnos para hacer las cosas de manera diferente, simplificar y automatizar. Ya sea conseguir que los consumidores cambien de marca o que los empleados bajen de peso para ahorrar en el cuidado de la salud. El gran logro de Facebook, por ejemplo, es que lo consultemos compulsivamente día tras día”, explicaba Fogg en una entrevista.

Y ahora piensa: si una empresa como Facebook puede influir tanto en cómo nos comportamos, ¿qué no podríamos hacer nosotros para mejorar nuestras vidas, cambiar nuestros hábitos y modificar nuestros pensamientos? “Cuando los ingenieros nos encontramos con un conjunto de datos en bruto, lo primero que hacemos es elaborar gráficos e intentar encontrar tendencias. Aplícalo a tu lista de cosas que te hacen feliz y descubrirás el patrón común entre los diferentes ejemplos de felicidad que aparecen en ella”, explica Mo Gawdat, uno de los ejecutivos más populares de Google, autor del ‘Algoritmo de la felicidad’, un libro que nos desvela la fórmula matemática para ser felices. “Como programador informático, me fijé la meta de encontrar un código que pudiera aplicarse reiteradamente a la vida de cualquier persona a fin de producir, invariablemente, la felicidad”, explica. Como él opina David Ngo, discípulo de Fogg, que recientemente presentó en Madrid su programa Behavoir Delta, durante una conferencia en la escuela internacional de tecnología Ironhack. Él nos dio las claves para entrenar a nuestro cerebro en el cambio y conseguir el éxito en nuestras vidas.

Busca objetivos precisos

“Cuando entrenas tu cerebro y/o comportamiento, ser específico es una necesidad. ¿Por qué? La función principal del cerebro es mantenernos vivos. Supervivencia. La certeza, eso que sabemos que va a ocurrir con seguridad, aumenta las posibilidades de supervivencia. ¿Qué aumenta la certeza? Ser específico, preciso, sin dar lugar a la interpretación. Es por eso que en Behavior Design la especificidad es una necesidad. Algunos ejemplos de conductas específicas serían: "Después de llegar a casa del trabajo esta semana, haré cinco minutos de meditación"; "bebo un vaso de agua inmediatamente cuando me despierto por la mañana"; "después de mi práctica de mindfulness, haré flexiones + sentadillas con mi canción de ejercicios favorita". Sin entrenamiento, sin objetivos específicos, la mayoría de la gente mantiene estos objetivos ‘borrosos’. Se quedan en la tierra de los sueños del comportamiento”, explica David Ngo.

Haz que sea fácil

Entonces, ¿ahora qué? Aunque el comportamiento que buscas sea específico, con demasiada frecuencia, el problema es que no lo ponemos en práctica… ¡Aunque estemos motivados para hacerlo! ¿Por qué? “Piensa en un momento en el que te sentiste frustrado contigo mismo. Querías hacer un comportamiento específico, por ejemplo, meditar… ¡Hasta tenías un recordatorio! Pero, luego no tenías tiempo, o no podías asistir a la clase o, simplemente, no encajaba en tu rutina diaria. 'Pero, David, pensé que dijiste que el cerebro ama la certeza y la especificidad'. Sí, lo hace. Pero, el cambio de comportamiento requiere cambio. ¿Y qué es inherente al cambio? Incertidumbre. Algo nuevo. Este es el conflicto interno y la paradoja entre tú y tu cerebro. Quieres cambiar, pero tu cerebro no. Por ese motivo, en Behavior Design nos enfocamos en simplificar el comportamiento al máximo, de esta manera, no dependerá de tus niveles de motivación. Podrás estar desmotivado y aun así serás capaz de llevar a cabo tu propósito. Por ejemplo, digamos que quieres comenzar a hacer ejercicio cada mañana durante el resto de tu vida. Pero en realidad, el ejercicio no ha sido una parte esencial de tu vida. Tu antiguo entrenamiento de conducta te está preparando para el fracaso. '¿Y si haces una flexión por la mañana durante cinco días?', te dices. Y si no eres capaz de hacer una flexión por la mañana durante cinco días seguidos, el cerebro te estará diciendo: ¿realmente puedes hacer ejercicio todas las mañanas durante el resto de tu vida? Por esto es importante que te marques hitos sencillos y realizables, que no te lleven a la frustración".

Crea recordatorios efectivos

"Necesitas encontrar el refuerzo correcto que te permita hacerlo. Tal vez puedas pedirle a un amigo que te lo recuerde. Una nota adhesiva. Una invitación de calendario para ti mismo… Como hemos visto en el ejercicio anterior, el modelo afirma que el comportamiento sucede cuando tres cosas suceden al mismo tiempo: motivación para hacer el comportamiento (quieres hacerlo para alcanzar un objetivo); habilidad para hacer el comportamiento (estás capacitado física o mentalmente para hacerlo). Y un recordatorio para hacer el comportamiento (un aviso es lo que dice "¡Haz este comportamiento ahora!"). Es como crear un mapa o una ecuación que nos lleva a realizar el comportamiento que buscamos:

B = es el comportamiento (del inglés, behavoir) que ocurre cuando...
M es la Motivación
A es la Habilidad (Ability en inglés)
P es el Recordatorio (del inglés, Prompt)
Es decir: B=MAP (Mapa, en castellano)

“Si falta uno de estos elementos, el comportamiento no sucederá. Este es un ejemplo de un modelo de comportamiento humano. Ayuda a pensar sistemática y claramente en el comportamiento que estamos buscando”.