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“Aflicción, congoja, ansiedad. Temor opresivo sin causa precisa”. Son dos de las definiciones que podemos encontrar en la RAE sobre la afección que nos ocupa, la angustia. Y es que, ¿quién no se ha sentido en algún momento de su vida angustiado? Son muchas y muy variadas las causas que pueden llegar a causarnos este sentimiento que puede llegar a manifestarse en forma de sofoco y sensación de opresión en la región torácica o abdominal.

No es una sensación agradable, está claro. Y más aún cuando se manifiesta de forma abrupta, en forma de crisis. Para saber mejor qué es la angustia y cómo podemos aprender a gestionarla, hemos hablado con Rebeca Cáceres Alfonso, Doctora en Psicología y psicoterapeuta, co-fundadora y directora clínica de Tribeca Lifestyle.

 

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¿Cómo se puede definir en psicología la angustia?

“La angustia puede considerarse como una respuesta psicológica a los síntomas de la ansiedad. Es una reacción de miedo intensa. Dicho de otro modo, la angustia viene precedida de interpretar que los síntomas de ansiedad y tristeza que se sienten son insoportables y no se pueden manejar (por ejemplo, la pérdida de un ser querido). Cuando una persona siente angustia, puede decirse que siente un dolor emocional insoportable”, nos comienza explicando la psicóloga.

 

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Sus causas

Nos planteamos cuáles son las razones por las que llegamos a sentir angustia. “La angustia es el síntoma principal de los trastornos de ansiedad, no obstante, es un síntoma que puede identificarse en otras patologías (trastornos depresivos, trastornos somáticos, etc.) o incluso reconocerse en situaciones vitales adversas (un diagnóstico médico, pérdidas, cambios laborales, etc.). Resulta importante identificar de dónde viene esta angustia para entender y determinar cuál es su causa para así poder dar el tratamiento adecuado”, detalla la especialista.

 

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Así se manifiesta

Para saber que estamos ante este problema, es importante tener bien claro cómo se manifiesta, cuáles son los síntomas tanto físicos como psíquicos de la angustia. La directora de Tribeca Lifestyle los resume en los siguientes:

  • Pensamiento rumiativo.
  • Miedo a la pérdida de control.
  • Inseguridad.
  • Indefensión.
  • Crisis de pánico.
  • Desesperanza.
  • Tristeza intensa.
  • Mareos.
  • Náuseas.
  • Llanto con hipo.
  • Tensión muscular.
  • Trastorno del sueño.
  • Falta de aire.
  • Fatiga.
  • Sequedad en la boca.

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Diferenciar angustia de ansiedad

Una de las dudas más habituales que podemos plantearnos es si es distinto sentir angustia que ansiedad o estrés. Rebeca Cáceres nos confirma que así es. “La ansiedad es un síntoma que se expresa como una respuesta física ante un determinado trastorno psicológico (por ejemplo, el trastorno por estrés postraumático), una situación extrema o constante que la persona no se ve capaz de resolver (por ejemplo, conflictos constantes en el trabajo o con la pareja) o una determinada manera de percibir el entorno (por ejemplo, creer que en la familia todos están con uno mismo)", apunta.

 

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Crisis de angustia

Sin duda, la situación más compleja y preocupante es cuando se llega a tener una crisis de angustia. “Los factores de riesgo que pueden llegar a precipitar una crisis de angustia son muy variados. Desde un trauma, estrés por enfermedad crónica o con riesgo de muerte, acumulación de estrés, drogas o alcohol, trastornos mentales, pérdida de un ser querido, bullying, ruptura de pareja, despido laboral, descubrir una infidelidad… En definitiva, podríamos resumirlo como cualquier evento o afección que sobrepase el umbral de tolerancia emocional de una persona y esto es muy variable de unas personas a otras”, cuenta la psicóloga.

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Así debes actuar

En el caso de que lleguemos a ese extremo, al de tener una crisis de angustia, ¿cómo debemos actuar? La psicóloga nos detalla cómo debemos actuar:

-Si nos encontramos en una situación de estas características puede ser eficaz buscar un lugar seguro y, en caso de ser posible, que nos acompañe una persona en la que confiemos.

-Tiene sentido también en estos casos respirar de forma controlada y consciente, y que la persona que nos acompañe en esos momentos nos dé mensajes de seguridad (“Todo va a estar bien”) tomándonos el tiempo necesario hasta que los síntomas remitan.

 

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Una vez superada la crisis

Cuando tengamos la situación controlada, una vez pasada la crisis, debería consultarse con un psicólogo o incluso con el médico de atención primaria. “Dependiendo de las causas, sería recomendable acudir a yoga, mindfulness, neurofeedback o psicoterapia. Cuando alguien hace esto de manera constante y lo tiene como un hábito en su vida, dependiendo del caso, podría decirse que las crisis de angustia no solo son menos frecuentes, sino que también son menos intensas ya que se aprenden técnicas que ayudan al manejo de este tipo de síntomas”, sugiere la especialista.

 

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Personas más propensas a padecer angustia

Para finalizar, le preguntamos a la experta si hay personas más propensas a padecer problemas de angustia, y nos confirma que así es, basándose en su propia experiencia. “En clínica observamos esto de manera muy frecuente en aquellas personas que viven adaptándose de manera constante a situaciones que les hacen sufrir y que les duele, sin embargo, no son capaces de comunicar lo que les ocurre en el momento que les sucede y no ponen límites. Estas personas suelen verse sobrepasadas en ciertos momentos y pueden llegar a tener problemas de angustia”, concluye.

 

Referencias:
 Juan Ramón de la Fuente Ramírez. Angustia normal y angustia patológica. Revista Salud mental, ISSN 0185-3325, Vol. 3, Nº. 4, 1980, págs. 13-17  
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