¿Y el chocolate?
“En el caso del chocolate podría estar relacionado con el aporte de triptófano, pero no justificado puesto que este nutriente está presente en otros alimentos. Si unimos la palatabilidad (facilidad con que se ingiere una tarta, caramelos, bollería…), a que es glucosa de absorción rápida, por lo que notamos el efecto de forma inmediata, nos apetecerán más fácilmente este tipo de productos”, nos cuenta la doctora Allegue, que añade que el motivo es porque experimentaremos un aumento rápido de azúcar en sangre, seguido al poco tiempo de un brusco descenso, lo que nos llevará a seguir consumiendo cada vez más azúcar perjudicando nuestra salud.
“Cierto es que son alimentos con mayor palatabilidad, en parte porque son procesados a los que se potencia el sabor. Pero aquí la industria y el marketing tienen mucha influencia y nos quiere hacer ver que por comer tal producto nos vamos a sentir mejor, pero no es así”, nos dice. “Personalmente, lo que aconsejo es que, si realmente se tiene un momento de debilidad por algo dulce, se opte por una pieza de fruta fresca o unos dátiles, o incluso una o dos onzas de chocolate con un alto contenido en cacao, por lo menos 70%, pero recuerda, que debe ser de forma ocasional ya que no deja de ser un alimento muy calórico", concluye la experta.
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