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Seguro que has soñado alguna vez mientras dormías. Cuando amaneces, o incluso a lo largo del día, te vienen a la mente recuerdos -a veces difusos, a veces muy claros- de un sueño con una persona, con un momento. “Los sueños son residuos visuales de nuestra actividad cognitiva nocturna, porque durante la noche, el cerebro procesa la información recibida durante el día para guardar los recuerdos en la memoria y que permanezcan ahí al día siguiente”, nos explica Iván Eguzquiza, Psicólogo especialista en sueño del Instituto del Sueño y miembro de Top Doctors.

 

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¿Por qué recordamos los sueños solo a veces?

“En general, necesitamos despertarnos, para recordar el contenido de los sueños, ya que el cerebro no es capaz de memorizar los sueños, estando dormidos. Y si queremos recordar nuestros sueños al día siguiente, necesitamos despertarnos y alertarnos mientras que soñamos, con la suficiente intensidad y durante unos cuantos minutos. Porque si no nos despertamos mientras que soñamos, al día siguiente al despertar, se nos habrá olvidado el sueño que tuvimos esa misma noche. De hecho, todas las noches nos despertamos varias veces, pero solo recordamos los despertares que han durado unos minutos”, nos dice Iván Eguzquiza.

¿Por qué hay personas que recuerdan sus sueños más que otras? “Existen personas cuyo funcionamiento cerebral hace que sean más proclives a recordar sus sueños, porque sus mentes están más alertas durante el sueño a los estímulos del exterior, como los ruidos. Estas personas generan pequeños despertares mientras que sueñan. Y estos despertares son los que facilitan la memorización de sus sueños, para que los recuerden al día siguiente. De esta manera, ser consciente de nuestros sueños no significa que estamos durmiendo plácidamente, sino más bien, que se están despertando durante esos mismos sueños”, nos dice el experto de Top Doctors.

 

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¿Un significado distinto en cada persona?

“Aunque los sueños pueden estar reflejando contenidos relacionados con algo que nos ha sucedido esos días, o en el pasado y podría tener que ver con lo que significa para nosotros eso, en realidad, el significado de nuestros sueños no tiene ninguna explicación válida o consensuada posible en cuanto a su significado literal”, nos cuenta Iván Eguzquiza, que añade que los sueños pueden tener un significado distinto para cada persona. “No tiene sentido hablar sobre algo así como un "diccionario de sueños" que pueda servir para todo el mundo, no existe ninguna evidencia científica para algo así. Por lo que soñar con un tema para una persona podría significar una cosa y para otra, algo muy diferente, e incluso no tener ningún significado en absoluto”.

 

Aunque, el propio experto destaca que desde otra perspectiva, Sigmund Freud afirmaba que se puede interpretar los sueños y que con ayuda de un terapeuta, se puede llegar a obtener de ellos información muy útil que ayude al paciente a descubrir mucho sobre sus miedos y deseos. “Pero siempre era el paciente el que examinaba sus sueños y les dotaba de un significado en base a las preguntas que el terapeuta le realiza sobre los mismos, en un proceso de proyección muy personal e individualizado. Es interesante considerar que la ciencia ha apoyado cierta significación de los sueños, ya que recientes investigaciones han apuntado a que solemos soñar en mayor medida, con contenidos que el cerebro bloquea o intenta evitar durante el día, de manera que estos contenidos 'censurados' nos aparecen con mayor frecuencia en el cerebro por la noche”, nos dice el psicólogo.

 

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Un sueño recurrente: la desnudez

Lo que está claro en opinión de la psicoanalista de Grupo Cero Helena Trujillo Luque es que los sueños hablan de nosotros. “Sigmund Freud lo describió en su obra La interpretación de los sueños. Con la aplicación del método psicoanalítico descubrió que son una realización disfrazada de deseos”, nos cuenta la experta, que nos plantea un caso concreto. Una mujer, a la que llamaremos María Luisa, se despierta sobresaltada. Toda la noche pasando una vergüenza horrible por estar en una piscina pública con gente desconocida y ¡totalmente desnuda! Sus piernas no le obedecían, parecía clavada en el sitio, al borde de la piscina y todos indiferentes a su desnudez, como si no pasara nada... La experta plantea ¿cómo va a ser una realización de deseos encontrarse en una situación tan comprometida como la de María Luisa en su sueño?

“Nos cuesta darnos cuenta que los sueños son producto de un trabajo psíquico y que sólo después de su interpretación se nos revelan los deseos motivadores del sueño. En lo que recordamos de él al despertar, el deseo aparece totalmente deformado, disfrazado, irreconocible”, nos comenta la psicoanalista.

“Así como no hay sueños indiferentes, tampoco hay sueños ingenuos. Los sueños de desnudez, como el de María Luisa, entran dentro de los sueños típicos, todos los hemos soñado alguna vez. Lo que parece inocente en el sueño tiene que ser interpretado como si el sujeto dijera: “de eso no quiero saber nada”.  A veces en los sueños de desnudez lo más frecuente es que la intensidad de la vergüenza experimentada sea muy superior a la que el grado de desnudez podría justificar, falta una prenda de vestir o aparece algún desarreglo en el vestir. En los sueños de los militares o personas que trabajan habitualmente con uniforme, queda muchas veces sustituida la desnudez por un traje antirreglamentario”, nos explica. Y añade que las personas ante las que nos avergonzamos en nuestro sueño, suelen ser desconocidas, cuya fisonomía permanece indeterminada. “Es curioso que en estos sueños jamás nos hace nadie reproche alguno, ni siquiera repara en nosotros. La vergüenza de María Luisa y la indiferencia de todas las demás personas suele corresponder a las habituales contradicciones que muestran los sueños”, detalla.

 

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Soñar con la muerte

La psicoanalista Helena Trujillo nos cuenta que otro de los habituales sueños típicos es aquel donde soñamos con la muerte de personas queridas. “Aquellos en los que no experimentamos dolor alguno, donde somos insensibles nos asombran, pero no pueden ser considerados sueños típicos. Consideraremos dentro de esa categoría aquellos donde nos sentimos poseídos por una profunda aflicción, hasta el punto de derramar, durmiendo, amargas lágrimas. Su sentido es el que aparece manifiesto en su contenido, o sea el deseo de que muera la persona a que se refieren. Sin embargo, no son deseos actuales, representan deseos pasados, olvidados y reprimidos”, nos explica.

Y es que, tal y como nos explica la experta de Grupo Cero, la investigación llevada a cabo por Freud sobre los sueños demuestra que estos sueños típicos se hallan basados en recuerdos infantiles, sólo en esta edad hubo una época en la que fuimos vistos desnudos, tanto por nuestros familiares como por personas extrañas, sin que ello nos causara vergüenza. El deseo inconsciente, como el niño, es amoral. En lugar de avergonzarse, los niños y niñas ríen a carcajadas y corren por la habitación sin ropa siendo tachados de desvergonzados por los adultos. Asimismo, nos detalla que en la infancia desconocíamos las condiciones de la muerte, para el niño desear la muerte de alguien era sinónimo de hacer desaparecer al rival, impulsado por el egoísmo que caracteriza la época infantil.

 

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Sueños donde volamos

Típicos son también los sueños donde volamos. “Como el de Pedro, que se pasó toda la noche soñando que sobrevolaba las calles de su pueblo donde miraba desde el aire al resto de personas. Estos sueños también reproducen impresiones infantiles, relatan aquellos juegos de movimiento de tanto atractivo para los niños. Todos cuando niños hemos montado en columpios o hemos sido alzados por algún familiar, cabalgado en sus rodillas. Los niños gozan con tales experiencias y no se cansan de pedir su repetición, particularmente si ellas les producen un cierto susto o vértigo”, nos cuenta la experta de Grupo Cero.

 

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Soñar con un suspenso

Y, por último, otro sueño típico es aquél donde soñamos que nos falta una asignatura para acabar la carrera o que hemos suspendido un examen que creíamos tener ya aprobado. “En estos sueños es el recuerdo de los castigos que en nuestra infancia merecieron nuestras faltas lo que revive en nosotros, la vida toma ahora el relevo a nuestros padres, nuestros primeros educadores y esperamos que sea ella la que castigue la pervivencia de ciertos deseos condenables por nuestra conciencia”, dice Helena Trujillo.

 

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El psicoanalista, nuestro mejor aliado

“El gran descubrimiento de Freud es que esto que pasa en los sueños y que también pasa en los síntomas neuróticos, es la forma de funcionamiento de nuestro inconsciente, es decir, que es el funcionamiento normal. En lo que vivimos día a día hay importantes cadenas de pensamiento que llegan hasta los primeros años infantiles del sujeto sin que nosotros tengamos consciencia de ello. Cuando dormimos volvemos a una forma primaria de expresión, regresamos a tiempo donde el deseo no está sometido a ninguna otra ley que la de su realización. Pero al despertar, vuelve la conciencia a realizar su función y nos aparta de todo aquello que pueda contravenir sus exigencias morales", cuenta Helena Trujillo.

"La reacción desagradable que siente María Luisa ante su sueño es producto efecto de la represión, porque el sueño, al ser soñado, consigue su propósito de expresar el deseo inconsciente reprimido, pero al mismo tiempo, contenta a otra parte del aparato psíquico que, a través de la censura, quiere evitar el displacer al reconocer tales deseos exhibicionistas contrarios a la moral actual del sujeto. Es la censura la que obliga a esa deformación que hace irreconocible el deseo que ha motivado el sueño. María Luisa al despertarse lo único que sabe de su sueño nocturno es su contradicción con respecto a la realidad y su pensamiento racional, pero nada puede reconocer en él de un deseo infantil que fue reprimido y ha despertado en el día del sueño”, añade la psicoanalista.

“El que quiera conocer más sobre el significado de sus sueños tendrá que aceptar que solo no se puede, nuestra conciencia nos engaña como nos engañan nuestros sentidos. La consulta del psicoanalista será el lugar y el tiempo donde cada uno podrá producir ese saber sobre sus propios deseos inconscientes”, concluye la experta de Grupo Cero.

 

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