Lleva tres décadas trabajando como modelo, pero también inspirándonos a la hora de cuidarnos. Vanesa Lorenzo (Barcelona, 1977) es, además de top model, una de las mejores expertas en bienestar si lo que buscas es sentirte mejor a través de hábitos reales, siempre con el equilibrio como guía. Combinar yoga con entrenamientos de fuerza ("solo dos horas por semana"), seguir una alimentación equilibrada y sin prohibiciones, o adaptar sus suplementos alimenticios a cada momento vital son tres claves que ella sigue ahora y desde que tenía 20 años, cuando se mudó a Nueva York para trabajar como modelo y comenzó a explorar (y estudiar) el universo del wellness.
A punto de lanzar su propio proyecto de esta temática, OMA, Vanesa Lorenzo sigue colaborando como embajadora de Solgar, la marca de suplementos alimenticios que le ha acompañado a lo largo de todos estos años. Su alianza es real, como todo lo que inspira de ella; se cuida de verdad, pero sin obsesionarse, y esto se refleja en el balance perfecto entre calma y energía que transmite. En la presentación de las novedades de Solgar en Madrid, nos encontramos con ella para conocer cuáles son los hábitos que le hacen sentirse bien en esta etapa de su vida.
Tú llevas cuidándote muchísimos años, ¿desde cuándo exactamente?
Siempre lo he hecho, por mi trabajo (empecé a hacer cine y publicidad con solo 11 años) pero también por filosofía de vida, porque me gustaba. A mi madre siempre le ha interesado la alimentación sana y nos daba alimentos nutricionales; no he crecido comiendo mal, al contrario. Pero yo diría que fue a los 20 años cuando empecé, por ejemplo, a leer sobre alimentación y a informarme más.
¿Por qué comenzaste? ¿Qué te llevó a ello?
Me mudé a Nueva York y se me abrió todo un mundo. Fue esa ciudad la que me llevó a indagar más. Allí había supermercados ecológicos, con pasillos enteros de suplementos alimenticios. Para mí, era el Edén. Y también había entrenadores personales, centros de yoga… No tenías que esforzarte en buscarlos, estaban por todas partes. También me interesó probar el yoga porque todo el mundo lo practicaba en mi entorno de trabajo, desde el fotógrafo hasta la peluquera.
Y desde entonces practicas yoga, desde hace casi tres décadas. ¿Qué te ha aportado esta disciplina en cada momento de tu vida?
Empecé a practicarlo por un objetivo físico: veía a la gente de mi clase, gente mucho más mayor que yo, y pensaba “ostras, están impresionantes, muy en forma”. Y quería ser como ellos. Me esforzaba mucho en cada práctica, en hacerla completa o conseguir asanas concretas. Pero ahora mi relación con el yoga es más amable: hago lo que puedo y lo disfruto mucho más, más allá de la parte física. Disfruto la respiración, la consciencia… Ahora le saco más provecho a eso.
¿Qué otros deportes practicas?
Yo soy muy activa y me gusta todo, desde esquiar hasta jugar a pádel. Pero a nivel de entrenamiento habitual, hago ejercicio de fuerza, con pesas, dos días por semana. Me encanta. Me gusta hacerlo “al fallo”, con mucho peso. Intento hacerlo de manera muy consciente, estando presente, con buena postura y conciencia corporal para aprovecharlo más porque, al final, solo son dos horas. Con el entrenamiento de fuerza, me siento más fuerte, con más energía, más movilidad… y creo que me ha ayudado también a mejorar mis prácticas de yoga, además.
Al contrario de lo que sucedía antes, ahora se aconseja practicar ejercicio de fuerza a todas las mujeres, pero sobre todo a partir de los 45 y de cara a la menopausia.
Claro, y no solo por la salud corporal, para mejorar la musculatura y proteger los huesos; también para la salud mental. Estoy escuchando a muchos neurólogos y psiquiatras hablar de las bondades del ejercicio de fuerza y de tener más musculatura para la salud mental.
Ha cambiado mucho el tipo de entrenamiento y también el concepto de bienestar en general en los últimos años. ¿Qué crees que nos falta aún en España, comparando con Estados Unidos, pioneros del wellness?
Ahora, el bienestar es más holístico, también en España, porque poco a poco vamos teniendo más conciencia de la importancia de cuidarse cuando estás bien. No es cuestión de reparar, sino de prevenir, aunque ahora estés joven y sano. Cada vez somos más conscientes de que todo lo que te cuides ahora, generará tu estado de salud más adelante.
En Estados Unidos, según las estadísticas, dos de cada tres personas toman suplementos alimenticios; una tendencia que también está llegando a España…
El problema que tenemos es que es difícil encontrar alimentos con el valor nutricional que tenían los que tomaban nuestros abuelos. Y si sumamos la oxidación a la que estamos expuestos constantemente… Por eso las sociedades evolucionadas toman suplementacion, porque somos conscientes de que el entorno es hostil y queremos protegernos.
¿Qué suplementos tomas tú? ¿Desde cuándo los tomas?
También en Nueva York, con 20 años, empecé a tomar vitamina C, ¡la de Solgar! Ahora me hago analíticas anuales o semestrales y así adapto la suplementación, pero hay cuatro básicos que tomo siempre: además de vitamina C, también colágeno, magnesio y ashwagandha. Este último lo tomó dos veces al año, durante tres meses cada vez. He comprobado, a través de test de saliva, que mantiene mis niveles de cortisol estables.
Ahora estás llevando tu interés por el bienestar un paso más allá: tienes un nuevo proyecto, OMA, vinculado con la salud y la belleza holística. ¿Qué puedes adelantarnos sobre OMA?
Es una plataforma en la que encontrar todo lo que necesites para cuidarte, desde paquetes de nutrición hasta métodos de educación positiva desarrollados con psicólogos, sesiones de deporte… Quiero incluir todas las disciplinas necesarias para atender al cuerpo, a la mente y al alma, o sea, lo que realmente te genera salud de manera global. Y siempre en colaboración con todos los profesionales que he tenido la oportunidad de conocer. Quiero generar productos que a mí me han ayudado, que nacen de mi experiencia, y que sean sencillos de seguir.
¿Te planteas abrir un estudio o “centro OMA”, con sala de entrenamiento, cafetería sana…?
No lo sé, pero sí quiero generar eventos presenciales para poder llevar la experiencia digital a la vida real. Tenemos muchas ideas, ¡así que iremos viendo qué hacemos!
¿Tus hijas han heredado tu pasión por el bienestar? ¿Cómo tratas de transmitírsela?
Yo creo que a los niños sí les llegan los mensajes. Ellas tienen ahora 9 y 11 años, y empiezan a entender la importancia de alimentarse bien, de la relación que la comida tiene con su estado anímico, con su estado de energía… Yo les explico la carga nutricional que tienen las cosas. También cómo yo he encontrado un equilibrio, por ejemplo, tomo azúcar pero de manera puntual, no es algo que puede estar en el día a día, pero tampoco prohibido. Yo no soy de extremos, con lo que educo a mis hijas así. Tengo amigas que tratan de perder peso y se obsesionan con una dieta, pero yo creo que hay que aprender a comer bien y así podrás tomar las decisiones adecuadas por ti misma. Yo nunca en mi vida he hecho una dieta, solo intento equilibrar los alimentos y que haya mucha carga de verduras, combinar las distintas fuentes de proteína animal…
En enero cumplirás 49 años, ¿cómo estás viviendo esta etapa de la vida? ¿Cómo te sientes ahora mismo?
Veo muchos cambios, es tremendo. Me miro al espejo y digo: “Qué fuerte, ¿qué ha pasado?”. Me siento bien, mental y físicamente, pero el rostro es otro. Ahora es cuando empiezo a notar un cambio físico real. Y estoy ahí, aprendiendo a aceptar… que esto va a ir a peor (sonríe). Pero creo que si te sientes bien y estás sana, aunque haya deterioro -que lo hay, eso es así-, te sientes viva. Y yo no quiero borrar ese deterioro visual, para mí ese no es el camino; quiero cuidarme y sentirme bien por dentro para aceptarlo mejor.













