Mario Llobet, psicólogo: "El mar activa el sistema nervioso parasimpático, desactiva la amígdala, libera serotonina y relaja"
Seguro que habrás notado que cuando estás frente al mar, hundes los pies en la arena y miras hacia el horizonte te relajas. Detrás de esta respuesta de tu estado de ánimo hay una explicación que el psicólogo Mario Llobet te detalla para que puedas exprimir los beneficios del mar. Y, además, te da las claves para llevarte 'el mar a casa' cuando necesites desconectar tu mente.
La brisa marina, el sonido de las olas, la luz que cambia a cada instante sobre el agua... Algo tan simple como mirar el mar puede cambiar por completo nuestro estado de ánimo. Muchas personas coinciden en que estar cerca del mar las relaja, les devuelve la energía y, sobre todo, les ayuda a reconectar consigo mismas. Pero ¿hay una base científica detrás de esa sensación de bienestar?
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Hablamos con Mario Llobet, psicólogo sanitario del Instituto Europeo de Psicología Positiva del grupo Metrodora, para comprender por qué el mar tiene este efecto en nuestro estado de ánimo y nuestras emociones. Además, este experto nos dará algunas pautas para 'llevarnos el mar a casa'. Es decir, qué podemos hacer cuando se nos acaben las vacaciones y ya no podamos tener el mar tan cerca, pero necesitemos relajarnos.
Tanto si eres de mar como de montaña, seguro que al estar en estos entornos habrás notado una paz casi infinita. "Aunque los efectos e impacto del mar sobre nuestro cuerpo y mente dependen de cada uno, es también cierto que un porcentaje muy elevado de personas refiere toda una serie deefectos positivos que el mar con la causa en su bienestar", señala este experto en psicología cuando le preguntamos sobre los beneficios del mar.
"Entre los motivos de ello podemos encontrar muchos, sin embargo, existen algunos que suelen repetirse: el contacto con la naturaleza, el sonido rítmico de las olas, la estimulación visual que genera contemplar el paisaje marino y el horizonte, la brisa del mar, así como su olor, entre otros muchos. Cada uno de ellos son estímulos históricamente asociados a un estado de calma, paz y armonía, de ahí que el mar sea considerado para muchos un lugar de reparación y disfrute", explica el experto.
Y, realmente, lo es. Porque, ¿quién no ha experimentado esa sensación de que los problemas se quedan fuera de encuadre cuando contemplamos el mar tocando el cielo? Por ello, le consultamos a Mario Llobet si ocurre algo en nuestro cerebro para que nos siente tan bien.
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Podemos decir que el impacto emocional positivo del mar puede conllevar una mejoría del sistema inmunológico
Qué pasa en el cerebro al mirar el mar
Nos adelanta que la reacción del organismo al contacto con el mar, ya sea a través de la vista, el oído o cualquiera de los sentidos, dependerá de la relación que se tenga con el mismo, "no existe una reacción automática documentada". Sin embargo, "en cuanto al grupo de personas que refiere esta relación positiva, se han encontrado cambios asociados a la experimentación del placer", afirma Mario Llobet.
Por ejemplo, Llobet acude a las reacciones fisiológicas que se producen cuando estamos en este entorno, todas ellas, relacionadas con la sensación de bienestar. "La activación del sistema nervioso parasimpático, encargado entre otras cosas de la regulación emocional. Por ejemplo, la desactivación de las áreas relacionadas con el estrés como puede ser la amígdala, la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina etc.", detalla. Todo ello nos aporta esta paz interior que nos proporciona el mar.
Beneficios del agua salada sobre la salud emocional
También queremos saber si hay algo más. Es decir, si, por ejemplo, el agua de mar es beneficiosa o si caminar descalzos proporciona un alivio en nuestra mente.
En cuanto a los beneficios del agua salada en específico sobre el sistema nervioso explica que no se han encontrado evidencias más allá de todos los beneficios indirectos asociados al mar. "La relación entre estado emocional y sistema inmunológico o como nuestro bienestar puede afectar a nuestra salud, es estudiada ampliamente por la psiconeuroimunología, y se han encontrado evidencias de la relación bidireccional entre ambos sistemas", resalta y sostiene que "podemos decir que el impacto emocional positivo del mar puede conllevar una mejoría del sistema inmunológico".
Por otra parte, el agua del mar también es buena para la salud. Y es que, como nos recuerda este psicólogo, tiene propiedades antimicrobianas, bactericidad y fungicidas que sumado a su capacidad de prevenir determinadas infecciones puede estimular la respuesta inmunitaria de la piel, la primera de nuestras barreras inmunológicas.
Prestar atención a la acción de caminar, con el objetivo de vivir el presente sin juicios, tiene la capacidad de reducir el estrés y las preocupaciones
Caminar descalzo por la orilla también te beneficia
Caminar descalzo, especialmente sobre superficies naturales como arena, césped o tierra, ofrece múltiples beneficios físicos que impactan directamente en la postura, la musculatura, la circulación y la salud general. Esta práctica, conocida también comobarefoot walkingo “andar en tierra firme ha sido objeto de creciente interés en la fisioterapia, la biomecánica y la medicina preventiva.
Más allá de todos estos beneficios, desde la salud emocional también nos ofrece mejores condiciones para aplicar técnicas o ejercicios que sí que se han demostrado tienen un impacto positivo en nuestro bienestar emocional. Los paseos conscientes, también conocidos como el minduful walking son un ejercicio que combina la acción de caminar con la atención plena; prestar atención a la acción de caminar con todas las experiencias internas que esto conlleva con el objetivo de vivir el presente sin una actitud de juicio ante todas las sensaciones, emociones, experiencias físicas etc., se ha demostrado que tiene la capacidad de reducir el estrés y las preocupaciones.
En este caso hacerlo en la orilla del mar nos permite aumentar el repertorio de sentidos por el que podemos poner el foco en el aquí y en el ahora, facilitando su aplicación y mejorando los resultados.
Tras haber identificado las causas y características por las que el mar nos puede aportar todos esos beneficios; descanso, actividades al aire libre, contacto con la naturaleza, ritmo de vida menos acelerado, autocuidado, experiencias de atención plena a través de los diversos sentidos.
Puede resultar muy útil intentar replicar todo lo anterior en entornos que nos resulten cercanos, aunque no tengamos el mar cerca pueden resultarnos útiles otros lugares donde haya presencia de agua, escapadas en la naturaleza, salir a la calle etc.
Si nuestro deseo de mar se agudiza también podemos recurrir a ejercicios de imaginación o meditaciones guiadas donde intentar recrear todas estas experiencias tan agradables.
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Por qué el mar no nos afecta a todos igual
Sabemos cómo nuestra historia de aprendizaje influye en los efectos emocionales de la relación con el mar. En primer lugar, muchas personas tienen asociado el mar y todo lo que tiene que ver con ello a las vacaciones, una época de descanso, libre de trabajo y responsabilidades así como de mayor ocio y disfrute y mejor tiempo.
"Esto puede llevar a que muchas personas relacionen estas experiencias positivas al contexto en el que se desarrollan. También puede influir el ambiente y contexto en el que nos hemos desarrollado, muchas personas criadas en zonas costeras asocian el mar a sentimientos de familiaridad y hogar", recuerda.
Pero si para la inmensa mayoría de las personas el mar se relaciona con algo bueno, para un otro grupo de población, puede ser una fuente de conflictos internos. "Esta relación no necesariamente tiene que ser siempre positiva, pudiendo en ocasiones generar incomodidad o en casos más graves rechazo y temor. De hecho, existe la talasofobia, o miedo al mar, experiencia de miedo o terror irracional hacia masas de agua profundas como el mar. Aunque no se sabe su prevalencia con exactitud, se considera una las fobias más comunes.