Alucinaciones hipnagógicas: ¿qué son y cómo se manifiestan?

Las personas fantasiosas, que viven las sensaciones con mucha emoción, las padecen más frecuentemente y de forma más vívida.

Por Nuria Safont

¿Has escuchado hablar de las alucinaciones hipagógicas? Se trata de un tipo de trastorno que padecen algunas personas. Nos cuenta la Dra. Sonia Montilla Izquierdo, del Servicio de Neurología y Neurofisiología Clínica del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, que Dra. Sonia Montilla Izquierdo, del Servicio de Neurología y Neurofisiología Clínica del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, que entre un 25-30% de la población general ha notado en alguna ocasión este tipo de alucinaciones. La incidencia aumenta en adolescentes y va disminuyendo con la edad, aunque también pueden experimentarla personas adultas. Las más frecuentes son las visuales. La Dra. Montilla nos aclara qué son, por qué se producen y si hay que tratarlas. 

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¿Qué son las alucinaciones hipnagógicas?

El término alucinación hace referencia a la percepción de imágenes, sonidos, olores, sensaciones táctiles, térmicas, gustativas o cinestésicas que no son reales, ya que no van precedidas de un estímulo. Las más frecuentes son las visuales y auditivas. Hipnagógico quiere decir que se produce durante el adormecimiento, al inicio del sueño.

Se las considera fisiológicas porque no son motivadas por ninguna patología concreta, aunque sí hay factores descritos que están relacionados con su aparición. Son más frecuentes entre los 6 y 15 años, y después suelen ir disminuyendo progresivamente.

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Diferentes tipos de alucinaciones

Las alucinaciones visuales suelen ser agradables e incluso humorísticas, aunque en ocasiones pueden generar miedo. Pueden verse imágenes sin una forma concreta o bien animales, rostros, objetos, letras escritas en el espacio o en una página. Las alucinaciones auditivas son cantos, música, ruidos, gritos o voces que a veces pueden ser imperativas.

Los olores pueden ser agradables, conocidos, como por ejemplo el perfume que lo asocie a determinada persona o lo relacione con algún lugar o de una comida. Otras veces pueden ser desagradables, muy fuertes o débiles.

Las sensaciones táctiles son muy variadas en forma de hormigueos, punzadas, como si animales ascendieran por el cuerpo... Sensaciones de movimiento como si cayera al vacío, descendiera algún peldaño de escalera o tropezase…

En cuanto a las sensaciones gustativas, igualmente pueden ser agradables o desagradables, y suelen ser conocidas para el paciente, permitiéndole asociarlas con alguna situación conocida o bien desagradables.

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¿Cómo se relacionan con el ciclo del sueño y la transición entre la vigilia y el sueño?

Este tipo de alucinaciones, a diferencia de las hipnopómpicas que se producen al despertar, ocurren al inicio del sueño, en la denominada fase N1 de sueño superficial. En este periodo, la actividad bioeléctrica cerebral característica del estado de vigilia con los ojos cerrados, que es el ritmo alfa, se va fragmentando, haciéndose cada vez más lento. Es un periodo en el que el paciente se despierta con facilidad y, por ello, no se tiene conciencia de si son reales o no.

Hay ciertos rasgos de personalidad que están asociados a un mayor riesgo de sufrirlas. Las personas fantasiosas, que viven las sensaciones con mucha emoción, las padecen más frecuentemente y de forma más vívida.

Asimismo, los pacientes que tienen un sueño de mala calidad, bien por dificultad en su conciliación o en el mantenimiento de este, es decir, que sufren de insomnio en sus diferentes modalidades, también tienen más posibilidad de sentirlas. De igual modo, ocurre en pacientes con narcolepsia, que es un trastorno del sueño asociado a hipersomnia diurna.

Asimismo, pacientes con trastornos del estado de ánimo, con depresión, ansiedad y estrés las notan con más frecuencia que el resto de la población. El consumo de alcohol, drogas recreativas y algunos medicamentos como las benzodiacepinas también pueden provocarlas.

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¿Cómo describen las personas sus experiencias durante estos episodios?

Se describen diferencias individuales e incluso del tipo de alucinación. Normalmente, las alucinaciones auditivas y las táctiles son las que generan mayor desagrado al paciente e incluso miedo, que pueden provocar el despertar con desorientación y agitación.

Las personas más imaginativas y fantasiosas las suelen percibir de forma más agradable con menos angustia y son más conscientes de que lo que han experimentado no hacía referencia a la realidad.

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Diagnóstico y tratamiento

Como a veces están vinculadas con otros trastornos del sueño, deben ser evaluadas por especialistas del sueño, Neurofisiólogos Clínicos. Se puede solicitar una polisomnografía, que es un estudio nocturno del sueño en el que además de la actividad bioeléctrica cerebral se valoran otros parámetros como electrocardiograma, saturación de oxígeno y pausas respiratorias. Junto a la grabación con vídeo del paciente mientras duerme, estas pruebas permiten interpretar dichas alucinaciones. Asimismo, también facilita buscar patrones de sueño fragmentados que puedan indicar un trastorno subyacente. Ante la sospecha de algún trastorno morfológico asociado, pudiera requerirse alguna prueba de imagen como una resonancia magnética cerebral.

En cuanto al tratamiento, se debe tener en cuenta la causa. Cuando las alucinaciones relacionadas con el sueño son provocadas por el uso de alcohol, drogas o medicamentos, suspender esas sustancias puede terminar con las alucinaciones.

Si se asocian a insomnio o narcolepsia son estos problemas los que deben ser tratados. Es conveniente evitar el estrés y la falta de sueño.

En cualquier caso, unas normas de higiene de sueño como las que recomendamos los expertos pueden ayudar de forma llamativa (incluidas al final del documento).

Tratadas de forma apropiada pueden desaparecer, pero si las causas desencadenantes persisten es posible que no lleguen a desaparecer totalmente.

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¿Qué consejos o estrategias pueden ofrecerse a estos pacientes?

Las técnicas de higiene del sueño y técnicas de gestión del estrés pueden ayudar, como la terapia cognitivo-conductual. Les ayudará a diferenciar entre lo real e irreal y a asimilar que son como sueños que no tienen por qué estar relacionado con ningún acontecimiento de su vida.

Pautas de higiene del sueño:

  1. No tomar sustancias excitantes como café, té, alcohol, tabaco, etc., especialmente durante la tarde o al final del día.
  2. Tomar una cena ligera y esperar una o dos horas para acostarse. No irse a la cama con sensación de hambre. Se puede tomar un vaso de leche caliente (sin chocolate) o una infusión (sin teína) para favorecer la relajación antes de ir a dormir.
  3. Realizar ejercicio físico, pero evitar hacerlo a última hora del día, ya que activa el organismo.
  4. Evitar siestas prolongadas (no más de 20-30 minutos) y nunca por la tarde-noche.
  5. Si se está tomando medicación hay que tener en cuenta que algunos medicamentos pueden producir insomnio.
  6. Mantener horarios de sueño regulares, acostándose y levantándose siempre a la misma hora. Si no se consigue conciliar el sueño en unos 15 minutos salir de la cama y relajarse en otro lugar para volver a la cama cuando aparezca el sueño.
  7. Evitar la exposición a luz brillante a última hora de la tarde y por la noche si existen problemas para conciliar el sueño.
  8. No realizar tareas que impliquen actividad mental (leer, ver tv, usar ordenador, etc.) en la cama.
  9. Es imprescindible mantener un ambiente adecuado favorecedor y mantenedor del sueño. Se debe procurar tener una temperatura adecuada, evitar ruidos, usar colores relajantes, una cama confortable, etc. Evitar los ambientes no familiares o no habituales a la hora de dormir.
  10. Si es necesario se puede realizar un ritual antes de acostarse que incluya conductas relajantes como escuchar música tranquila, lavarse los dientes, una ducha templada, etc