¿Cuáles son las principales consecuencias para la salud de la falta de colágeno?

La farmacéutica Meritxell Martí nos cuenta que a medida que van pasando los años se produce menor cantidad y de peor calidad

Por Pilar Hernán

Tal y como nos explica Meritxell Martí, el colágeno es la proteína más abundante del organismo, se encuentra en todas las partes de nuestro cuerpo y forma parte de la gran cantidad de tejidos conectivos, formando el sostén de todo el organismo. “Aunque no todo el colágeno es igual, hay más de 40 tipos diferentes, y si vemos dónde se encuentra cada tipo nos daremos cuenta de la importancia de esa carencia”, matiza la experta. Así, nos detalla que forma parte de la piel, huesos, uñas, cabello, ligamentos, tendones, articulaciones, paredes del tubo digestivo, forma parte del tejido conectivo de las fibras musculares, de las láminas basales, de los vasos sanguíneos, de la córnea ocular… “Forma parte del 90% de la esclerótica del ojo, del 80% de los tendones, del 70% de la piel, del 60% de los cartílagos, del 30% de los huesos y del 1-10% de la masa muscular”, matiza la experta. Teniendo esto en cuenta, es sencillo pensar en que son muchas las consecuencias de un déficit de esta proteína.

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Por qué puede haber carencias

La farmacéutica nos explica que existen carencias debidas a enfermedades y también a la edad, al paso del tiempo, pues a medida que van pasando los años se produce menor cantidad y de peor calidad. Además, existen algunas enfermedades autoinmunes en las que se destruye el colágeno del organismo o no se fabrica correctamente, como las siguientes:

  • Síndrome de Ehlers-Danlos (SED) es un problema genético, en que se ve afectada la producción de colágeno. Se caracteriza por articulaciones extremadamente sueltas o laxas, así como por una piel muy elástica (hiperelástica).
  • Osteogénesis imperfecta o los huesos de cristal. No se sintética correctamente el colágeno tipo I, suele provocar fracturas frecuentes.
  • Síndrome de Marfan. Es un trastorno del tejido conectivo, en el que la proteína fibrilina interactúa con el colágeno.
  • Artritis reumatoide. En esta enfermedad autoinmune, en la que se lleva a la destrucción del colágeno, se deforma la articulación.
  • Escleroderma. Es una enfermedad autoinmune del tejido conectivo, en la que el mismo sistema inmune destruye las fibras de colágeno. La piel se endurece y se engrosa.
  • Fibrosis pulmonar. Se produce una acumulación excesiva de tejido cicatricial en los pulmones, se degrada el colágeno y se reemplaza por tejido cicatricial.
  • Síndrome de Sjögren, es un trastorno autoinmune, que afecta a las glándulas salivales y lagrimales, afectando a la producción de colágeno.
  • Dermatomiositis, es también una enfermedad autoinmune que afecta a los músculos y a la piel, que se inflama, así como la musculatura, lo que afecta a la producción de colágeno.

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La influencia del paso de los años

Además, también cuenta, como decíamos, la edad. “Con los años, a partir de los 25 años, la producción de colágeno empieza a reducirse. De hecho, va ligada también a los cambios hormonales y al propio metabolismo de las personas. Y no solo se empieza a reducir el contenido, sino también la calidad de colágeno que se produce. Este colágeno cada vez tiene menor capacidad de sostén por lo que se agrava este contenido”, nos cuenta Meritxell Martí, que añade que también hábitos de vida poco sanos, como el tabaquismo, la falta de sueño, excesos alimentarios como alcohol, la ingesta de alimentos procesados, la polución y otros aspectos ambientales provocarán la aparición de los radicales libres, que serán destructores directamente de las fibras de colágeno y de las células productoras de los mismos.

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Qué síntomas tenemos cuando nos falta colágeno

Teniendo todo esto en cuenta, nos planteamos cuáles son las consecuencias que pueden derivarse de esta falta de colágeno. “Sabiendo la función del colágeno es lógico comprender lo que ocurrirá si no tenemos suficiente contenido de colágeno en el organismo”, nos anticipa Meritxell Martí, que nos resume las consecuencias en las siguientes:

  • Problemas articulares, dolor e inflamación articular, rigidez articular.
  • Aumento de la flacidez de la piel y pérdida de elasticidad, aumento en la sequedad de la piel y aparición de arrugas, problema de cabello quebradizo y uñas frágiles.
  • En relación a los huesos, disminuye la densidad ósea y mayor riesgo de fragilidad.
  • Problemas musculares, pérdida de masa muscular y debilidad muscular.
  • Problemas gastrointestinales, relacionados con la función intestinal y absorción de nutrientes.
  • Falta de estructura de los órganos internos.

Cómo podemos mejorar el contenido de colágeno

Lo ideal, en opinión de la experta, es estimular la propia producción de colágeno. “Para ello es muy importante seguir una dieta rica en alimentos frescos y ricos en proteínas. Entre ellos podemos encontrar la gelatina, carne, caldos de huesos, o alimentos frescos como podría ser la granada. También los ricos en zinc, como podrían ser las ostras, así como en vitamina C, fundamental en la producción de colágeno al ser precursor de estos procesos metabólicos”, nos detalla. Y hay otras recomendaciones útiles, al margen de la dieta:

  • Es importante hacer ejercicio, que estimulará la hormona del crecimiento (HGH) y con ello un aumento de producción de colágeno.
  • Dormir correctamente, descansar mientras dormimos, lo que ayudará a que mientras durmamos podamos regenerar las fibras de colágeno.
  • Aportar colágeno o suplementos de colágeno, que ayudarán a estimular el fibroblasto, que son las células productoras, siempre una mínima cantidad y con constancia, lo que hará que naturalmente tengamos los nutrientes necesarios para ello.