¿Qué hábitos debemos cambiar para retrasar el envejecimiento y ganar calidad de vida?

Los expertos del Método Actiage explican que envejecer es un proceso multifactorial donde intervienen muchas variables que cada vez conocemos mejor

Por Pilar Hernán

Objetivo: aumentar los años de vida y optimizar la salud conforme se envejece, minimizando el impacto de las enfermedades incapacitantes asociadas a la vejez. Sin duda, algo que todos querríamos conseguir. No solo vivir más, sino, sobre todo, vivir mejor. Una de las dudas que más nos solemos plantear al respecto es la que podríamos decir que es la pregunta del millón, ¿se puede retrasar el proceso de envejecimiento?

“Envejecer es un proceso multifactorial donde intervienen muchas variables que cada vez conocemos mejor. Con el conocimiento científico actual es posible vivir más años, con más salud”, nos anticipa el Dr. Carlos Gutiérrez, director médico de Actiage, que añade que previniendo y tratando la mayoría de las enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con el envejecimiento (diabetes 2, obesidad, enfermedades cardiovasculares, algunos cánceres, algunas enfermedades autoinmunes, etc.) podemos aumentar la esperanza de vida en óptimas condiciones de salud. “Es lo que los teóricos conocen como ‘velocidad de escape de la longevidad’. Según este concepto, si conseguimos añadir años de vida a un ritmo mayor del que envejecemos, podríamos aumentar considerablemente nuestra longevidad”, cuenta el experto.

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Por otra parte, el doctor señala, además, que la línea de investigación dirigida al rejuvenecimiento en sí también está avanzando a paso firme, si bien aún es pronto para que se puedan aplicar sus hallazgos en pacientes. “Las terapias génicas, que actualmente se aplican solo en casos de cáncer o enfermedades genéticas hereditarias, están proporcionando muchos hallazgos que en un futuro se podrían utilizar para revertir el envejecimiento. Aunque es una cuestión de tiempo. Si vivimos lo suficiente, seguramente en unos años podremos también beneficiarnos de este tipo de tratamientos”, nos explica.

Cambiar determinados hábitos

¿Podemos conseguir vivir más cambiando, por ejemplo, determinados hábitos? El experto nos da datos bastante claros: “El 70% de las enfermedades asociadas a la vejez tienen su origen en los hábitos que se practican a lo largo de la vida y, especialmente, a partir de la mediana edad (40/45 años). Hoy sabemos que la alteración de los hábitos de vida produce desarreglos en nuestra fisiología que provocan enfermedades crónicas, a través de procesos como la inflamación crónica o el cambio en el equilibrio hormonal o en la microbiota intestinal”.

Por eso, tomar conciencia de qué hábitos nos van a enfermar a largo plazo y sustituirlos por un estilo de vida ajustado a nuestras preferencias, intereses y contexto puede marcar toda la diferencia.

“A modo de ejemplo, todos sabemos que fumar es un mal hábito con una relación directa con un sinfín de enfermedades y, aun así, muchas personas siguen haciéndolo… Sin embargo, otras muchas pueden dejarlo sin problemas. Conformar los hábitos de vida precisos para optimizar la salud a largo plazo requiere en la gran mayoría de los casos un análisis en profundidad de cada persona y un acompañamiento médico que facilite la adopción de las intervenciones precisas. Esto es de vital importancia, ya que no se trata simplemente de vivir más años, sino de aumentar el tiempo que vivimos con condiciones óptimas de salud”, cuenta el doctor.

Un método diseñado para optimizar la salud a largo plazo

No es extraño que aparezcan métodos y protocolos que tratan de avanzar en la búsqueda de este objetivo. Un ejemplo es el Método Actiage, que está diseñado para optimizar la salud a largo plazo, retrasando así el proceso de envejecimiento al minimizar la aparición de las enfermedades prevenibles.

“Es el fruto de la puesta en práctica de todos los avances científicos que se han producido en los últimos 10 o 15 años en este campo. Selecciona, en base a los resultados de un sensor metabólico, analíticas y pruebas diagnósticas avanzadas y la evaluación de cada situación individual, las prácticas precisas para cada persona con el fin de convertirlas en una rutina de una manera sencilla y rápida”, comenta el doctor, que añade que, para ello, se basa en 4 pilares fundamentales.

  • La Medicina de Estilo de Vida como eje vertebrador del día a día de la persona.
  • Pero para poder definir las intervenciones en hábitos de vida necesarias para cada persona, es vital trabajar con la Medicina de Precisión, que consiste en el uso de analíticas y pruebas diagnósticas avanzadas así como de sensores para conocer en profundidad tanto el estado de salud de partida del paciente como su evolución.
  • Por otra parte, se basan en la Medicina Evolutiva, que implica entender cómo ha evolucionado nuestro organismo en los últimos 200.000 años, ajustando nuestros hábitos a lo que el cuerpo está esperando. Fenómenos como la comida ultraprocesada, el sedentarismo, la luz artificial o la falta de relaciones humanas profundas son muy recientes. No se trata de renunciar a las comodidades de la vida actual pero sí de buscar maneras para que el organismo reciba lo que está esperando conforme a cómo hemos evolucionado.
  • Por último, y resulta fundamental, apuestan firmemente en la Medicina Personal. En poder estar con un paciente todo el tiempo que sea necesario para poder conocer en profundidad su contexto y sus preferencias y así definir juntos las intervenciones a desarrollar, siendo capaces de acompañar y orientar en el proceso para así garantizar su éxito.

¿Qué es la llamada 'medicina de estilo de vida'?

“Consiste en diseñar para cada paciente una serie de intervenciones personalizadas en torno a su día a día. Estamos hablando de 4 grandes áreas de actuación: el movimiento físico, la nutrición, la sincronización de los ritmos circadianos (calidad del sueño y exposición al Sol) y estado mental”, cuenta el doctor, que precisa que si optimizamos estas cuatro áreas minimizamos la aparición de la enfermedad. “En este sentido, es necesario puntualizar un aspecto importante. Las cuatro áreas están interrelacionadas. Es tan importante un sueño de calidad y reparador como una nutrición correcta. De hecho, si no dormimos bien tampoco comeremos óptimamente. Y, si tenemos un nivel estrés crónico importante, no podremos dormir bien. Pero si nos movemos a lo largo del día, es probable que nuestro nivel de estrés baje y durmamos mejor. Como es obvio, nuestro organismo no entiende de comparticiones y todo está relacionado”, resume.

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Tratamientos personalizados, un aspecto básico

Un aspecto fundamental es que la personalización es clave para el éxito. Todos somos diferentes y nuestra situación de salud de partida también lo es. “No podemos recomendar la misma realización de ejercicio de fuerza a una persona en forma que lleva toda la vida entrenando que a otra persona que nunca ha hecho ejercicio físico. No podríamos ajustar las intervenciones en nutrición a una persona que ha decidido ser vegana que a una persona que nunca ha comido una legumbre en su vida. El éxito de las intervenciones en estilo de vida está íntimamente relacionada con la capacidad de ajustar los cambios a las preferencias y contexto de cada persona. No todos somos iguales ni podemos ser tratados de la misma manera”, comenta el doctor.

Pilares para demorar el envejecimiento

Por último, le preguntamos al doctor cuáles son los pilares que nos pueden ayudar a demorar el envejecimiento, a vivir más y, sobre todo, mejor. “Como decíamos, cada persona necesitará trabajar más unas áreas de estilo de vida sobre otras, pero podríamos resumir que una buena ‘receta universal’ para disfrutar de una longevidad larga y saludable podría ser la siguiente”:

  • Estar en movimiento el máximo de tiempo posible, priorizando las actividades que nos ayuden a mantener o incluso incrementar nuestra masa muscular.
  • Comer comida lo menos procesada posible y que aúne la máxima densidad nutricional con una mayor capacidad saciante. Es muy sencillo tomarse medio litro de helado, pero prácticamente imposible comerse medio kilo de garbanzos o de carne, por decir algo.
  • Vivir de acuerdo a nuestros ritmos circadianos. Tener rutinas fijas para ir a dormir y despertar, ajustar estas rutinas al Sol, etc.
  • Reducir al máximo el estrés en nuestro día a día, fortalecer las relaciones humanas con nuestro entorno, encontrar un sentido de propósito en la vida e incrementar nuestro contacto con la naturaleza.