Hay ocasiones en las que nuestro corazón se acelera. El ritmo cardiaco se dispara, notamos incluso las palpitaciones y nos podemos preguntar si es algo normal o no. No es extraño que lo haga cuando estamos nerviosos o cuando hacemos ejercicio físico intenso. Pero lo cierto es que en ocasiones lo hace sin causa aparente. Para saber cuáles son los síntomas que nos pueden indicar que padecemos una taquicardia, que así es como se denomina ese ritmo acelerado del corazón, hemos hablado con el doctor Felipe Hernández Hernández, especialista en Cardiología y especialista en la Unidad de Cardiología Intervencionista del Hospital Ruber Internacional de Madrid y miembro de Top Doctors.
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¿Qué es lo que se conoce en medicina como taquicardia?
Una taquicardia se define como un ritmo acelerado del corazón que supera los 100 latidos por minuto. La taquicardia sinusal es la respuesta normal del corazón ante múltiples estímulos (ejercicio, ansiedad, estrés…) y no es peligrosa.
¿Es un problema que se puede considerar de gravedad, son siempre peligrosas las taquicardias?
Para conocer la gravedad de una taquicardia, es imprescindible identificarla de forma precisa mediante un electrocardiograma o algún registro gráfico (reloj, pulsómetro…) que nos permita clasificarla de forma correcta. En muchas ocasiones no revisten criterios de gravedad, pero es fundamental documentarlas para actuar en consecuencia.
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¿Hay diferentes tipos de taquicardia?
Además de la taquicardia sinusal, que es la respuesta fisiológica del organismo cuando se necesita un mayor rendimiento del corazón, las taquicardias pueden clasificarse en auriculares (cuando se originan en las aurículas del corazón) y ventriculares (cuando lo hacen en los ventrículos). Otra forma de clasificarlas es como taquicardias regulares (el ritmo del corazón es rápido y regular) o irregulares (el ritmo es rápido pero variable). La taquicardia anormal más frecuente es la fibrilación auricular, que suele presentar un ritmo irregular.
¿Qué síntomas nos alertan de que podemos padecer este problema?
Los síntomas más frecuentes suelen ser las palpitaciones en el pecho, sobre todo cuando aparecen en reposo o se perciben rápidas y constantes. Otras veces puede percibirse sudoración, mareo e incluso pérdida de conciencia transitoria, si la taquicardia es especialmente rápida. Menos habitual es la sensación de presión o dolor en el tórax, así como la dificultad para respirar de forma normal.
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¿Cuáles son las causas que provocan la taquicardia?
Las causas que originan una taquicardia se pueden clasificar en cardíacas y extracardíacas. Entre las causas cardíacas hay enfermedades del corazón que predisponen a la aparición de taquicardias, como ciertos problemas de las válvulas o la presencia de miocardiopatías (enfermedades del músculo del corazón). En algunos casos existen trastornos del propio sistema de conducción del corazón que desencadenan espontáneamente las taquicardias (síndrome de WPW, taquicardias por reentrada). Entre las causas extracardíacas hay que descartar siempre la presencia de hipertiroidismo, anemia, deshidratación o consumo de determinados fármacos.
¿Hay personas con más riesgo de padecer este problema de salud?
Como se ha comentado antes, hay personas con enfermedades cardíacas (valvulares, miocardiopatías…) que están más predispuestas para sufrir episodios de taquicardia. La presencia de hipertensión arterial, muy frecuente en la población, es también un factor que incrementa el riesgo de sufrir algunas taquicardias.
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¿Cuál debe ser el tratamiento que debe seguir una persona que padece taquicardia?
Ante el diagnóstico de una taquicardia específica, es muy recomendable una valoración cardiológica completa que descarte la presencia de un problema en el corazón, mediante la realización de ciertas pruebas (ecocardiograma, registro de Holter). Los posibles tratamientos posteriores al diagnóstico dependen del tipo de taquicardia y de la afectación o no del propio corazón. En algunos casos se usan fármacos como los antiarrítmicos o los betabloqueantes. También es frecuente prescribir medicación anticoagulante, sobre todo si la taquicardia es una fibrilación auricular. En casos seleccionados se puede realizar una intervención mínimamente invasiva a través de catéteres para resolver la causa que provoca la taquicardia.
