Son varios los problemas que pueden afectar al buen funcionamiento de la glándula tiroides. Entre ellas destacan aquellas en las que esta puede producir más o menos hormonas tiroideas de las que el organismo necesita. Junto con el hipotiroidismo, que es el más habitual, nos encontramos en el otro extremo con el hipertiroidismo. Es menos común, pero su prevalencia se acerca al 1 % de la población. Ocurre cuando la glándula tiroides puede producir un exceso de dichas hormonas, tal y como nos explica el doctor el Dr. Javier Santamaría, especialista del Área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
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¿Cuáles son sus síntomas?
Nos preguntamos cuáles son sus síntomas y el doctor nos explica que éstos son los opuestos a los del hipotiroidismo y nos los resume en los siguientes:
- Al estar acelerados los procesos metabólicos por el exceso de hormonas tiroideas, se produce más calor de lo habitual, el paciente tolera mal los ambientes calurosos y suda más de lo habitual.
- Igualmente el corazón está más estimulado, por lo que suele presentar taquicardias.
- De la misma forma el sistema nervioso se encuentra excitado por lo que puede aparecer nerviosismo, temblor e insomnio.
- El estímulo de los procesos metabólicos hace que el paciente tenga más apetito de lo habitual, a pesar de lo cual suele bajar peso por el aumento del consumo de energía que supone esta hiperactividad metabólica.
¿Cuál se considera más grave?
El experto en Endocrinología y Nutrición nos explica que hay que tener en cuenta que tanto el exceso como la deficiencia de hormonas tiroideas repercuten sobre el funcionamiento normal del organismo, dependiendo su gravedad de la severidad del exceso o falta de hormonas tiroideas. Sin embargo, matiza que en términos generales, el tratamiento del hipotiroidismo es más sencillo que el del hipertiroidismo, por lo que se puede corregir con mayor facilidad.
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Así hay que tratarlo
Tal y como nos cuenta el doctor, el hipertiroidismo se puede tratar con antitiroideos, que son fármacos que frenan la síntesis de hormonas tiroideas. Pero matiza que plantean dos problemas: por una parte son fármacos que, aunque por lo general bien tolerados, pueden causar efectos secundarios, los más frecuentes de tipo alérgico. El otro problema es que no curan la causa del hipertiroidismo, por lo que habitualmente, según sea la causa del hipertiroidismo, cuando se suspenden, este reaparece. Se trata de una situación similar a los antitérmicos, que bajan la fiebre, pero no eliminan la causa de la fiebre.
“Por este motivo, si el hipertiroidismo se cronifica, o aparecen efectos secundarios de los antitiroideos, se elimina el tejido tiroideo bien mediante la cirugía, extirpando total o parcialmente el tiroides, o bien mediante el iodo radiactivo. Las células tiroideas son las únicas en el organismo que captan iodo. Si administramos iodo radiactivo, éste se va a acumular selectivamente en ellas, y al liberar radiación las lesiona y mueren, sin que se afecte el resto del organismo. El iodo radiactivo se administra ambulatoriamente por vía oral por los Servicios de Medicina Nuclear hospitalarios, estando contraindicada su utilización durante el embarazo”, nos cuenta.
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¿Qué es y por qué aparece el bocio?
Le preguntamos al doctor también por otro de los problemas habituales relacionados con la glándula tiroides, el bocio, que supone un aumento del tamaño de dicha glándula. “Habitualmente el tiroides no se aprecia con la simple inspección visual de la cara anterior del cuello. Cuando éste se encuentra aumentado de tamaño podremos apreciar la existencia de un abultamiento a dicho nivel. Lógicamente dependerá de las características particulares de cada persona. Si alguien es muy delgado se puede apreciar este aumento del tamaño antes que en un obeso, en el que la grasa subcutánea puede dificultar su visualización”, explica. “Las causas por las que el tiroides puede aumentar de tamaño son muy variadas. En general, aparece siempre que haya un factor que dificulte la síntesis de hormonas tiroideas, ante lo que el organismo reacciona aumentando la cantidad de tejido tiroideo, con el consiguiente aumento del volumen de la glándula. La principal causa es la deficiencia de iodo. En efecto, un componente fundamental de las hormonas tiroideas es el iodo y el déficit de este elemento hace que el tiroides tenga problemas para producir la cantidad de hormonas que el organismo necesita, induciéndose un aumento del tamaño de la glándula para compensar esta dificultad de producción”, nos dice el experto.
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¿Es habitual tener nódulos en la tiroides?
Por último, también hay muchos pacientes que se ven afectados por este problema que el doctor califica de “extraordinariamente habitual, especialmente conforme va aumentando la edad". Así, nos cuenta que "se estima que hasta un 50 % de la población puede presentar un nódulo en el tiroides, habitualmente milimétrico. Dado que las técnicas de imagen son cada vez más sofisticadas se detectan nódulos en tiroides sin ninguna trascendencia clínica por lo que su detección incidental no debe causar ninguna preocupación. En términos generales, se aconseja no realizar ningún tipo de estudio a los nódulos tiroideos detectados incidentalmente si son menores de 1 cm de diámetro”, nos cuenta.