Pareja

¿Sabrías identificar la relación tóxica del 'perro del hortelano'?

Son personas que ni comen ni dejan comer y que justo cuando te ven mejor vuelven a aparecer y a atraparte en la misma espiral en la que te viste sumergido en el pasado.

Por Nuria Safont

Son muchas las personas que, alguna vez en su vida, se han planteado salir de relaciones tóxicas para seguir avanzando y estar bien. Sin embargo, no siempre es fácil. Y la cosa se complica cuando nos encontramos con parejas que actúan como el perro del hortelano. Se trata de una acepción inspirada en la comedia de Lope de Vega, pero que no tendrá nada de comedia si vivimos un tipo de relación así. Se trata de personas encantadoras, atractivas a nuestros ojos, con los que nos sentimos bien cuando estamos con ellos, pero que, de repente, cambian de actitud, nos hacen el vacío o, incluso, la vida imposible. Este tipo de personas no solo son parejas sentimentales, también las podemos encontrar en los amigos o en las relaciones laborales. 

Sandra Ferrer, psicóloga experta en autoestima y relaciones y cofundadora de Programa Mia, nos explica por qué hay personas que actúan así y qué debemos hacer para acabar, para siempre, con este tipo de relación. 

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¿Por qué hay personas que actúan así?

Porque experimentan incomodidad o temor cuando el grado de intimidad con el otro va en aumento. Por eso, se sienten relajados frente a la distancia del otro y cuando toman ese soplo de aire fresco y ven que esa persona está haciendo su vida sin ellos y sin necesitarles, se relajan y puede que vuelvan a desear de nuevo una aproximación. 

Aun así, ¡cuidado!, en ocasiones la persona rechazada puede que lo justifique todo diciendo que tiene miedo al compromiso y puede que simplemente, el otro no sienta un deseo genuino de avanzar en esa relación. Por esta razón, al ver que lo que quiere esa persona es mucho más de lo que ellos desean, se distancian para lograr enfriar la relación y no sentir la presión ni la demanda del otro. 

¿El secreto? Encontrar un equilibrio entre el dar y el recibir. El que da mucho, espera y si no lo obtiene hay dolor y frustración.  El que da poco y recibe mucho, se satura y se siente en deuda, lo que le hace alejarse del otro para sentirse libre y en paz. 

Puede ocurrir cuando ese equilibrio entre el dar y recibir no se está dando. ¿Qué ocurre? Que el que quiere más reclama al otro, lo que hace que se sienta presionado y recule y eso hace que la ansiedad del que reclama crezca y demande más y más. "Es un círculo vicioso o lo que yo llamo "el juego del ratón y el gato" en el que uno persigue y el otro es perseguido hasta que cae por su propio peso y de nuevo, se vuelve a empezar", señala la experta. 

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¿Qué nos puede pasar si seguimos en este tipo de relación tóxica? 

La psicóloga nos recuerda que primero de todo, que caigamos en el síndrome del inversionista. "Como ya llevamos tanto tiempo apostando por ello y dejándonos las agallas, nos da la sensación de que cada vez estamos más cerca de"conseguirlo y eso hace que sea más difícil irnos porque Después de todo lo que he luchado...".

"El problema es que si nos quedamos, la única manera de sobrevivir es jugando al mismo juego del que queremos huir. Es decir, tomando una distancia que no nos apetece para que escarmiente cuando en realidad le estamos dando gasolina a nuestro candidato: que experimente la ligereza de esa no presión para que vuelva", señala Sandra Ferrer. Eso sí, en poco desearás avanzar y esa persona es altamente probable que vuelva a recular. Y lo peor, que puede que en estas llegues a dudar de tu valor por el simple hecho de no haberte escogido. 

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¿Cómo debemos actuar frente a estas personas? 

Hay una máxima y es que para que te correspondan, no debes ganarte nada, simplemente ese sentimiento y motivación están o no están. "La mayoría de relaciones no acaban porque no haya compatibilidad sino porque no hay una coincidencia en cuanto a momentos vitales", recuerda Ferrer.

¿El error? Ponernos como meta que el otro se encuentre en el mismo momento y con las mismas ganas que nosotros. No eres la lección de nadie y el hecho de lograr que siente cabeza no te va a dar más valor. Al igual que tampoco te lo quitará el hecho de que esa persona venga y se vaya constantemente. Esa es su historia, no la tuya y tiene que ver con él o ella, no contigo.