Cómo se realiza el cambio de válvula aórtica, operación a la que se va a someter el Rey de Noruega

Harald de Noruega va a someterse a un cambio de válvula tras la intervención a la que se sometió en 2005. Te explicamos en qué consiste esta operación y por qué se realiza.

Por Nuria Safont

Tal como ha comunicado la Casa Real Noruega, el rey Harald de Noruega ha sido ingresado hoy para someterse mañana a una operación de corazón. La intervención está programada para reponer una válvula aórtica artificial (que comunica el corazón con la arteria principal), que ya le fue cambiada en 2005. Según los médicos que le atienden, y por los síntomas experimentados en los últimos días, es conveniente volver a realizar este cambio para mejorar la respiración del monarca. Este tipo de válvulas artificiales tienen una vida útil que oscila entre 10 y 15 años. De ahí que sea habitual que los pacientes intervenidos puedan requerir una segunda operación. En este caso, el reemplazo se realizará con anestesia local y el Rey estará en todo momento despierto. Te explicamos por qué se realizan estas operaciones y en qué consiste la nueva técnica TAVI por la que no se requiere operar a corazón abierto. 

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Valvulopatías, comunes, desconocidas y mortales 

Existe mucho desconocimiento sobre esta patología, según datos de una encuesta europea sobre la salud cardiaca realizada por Edwards Lifesciences. Sin embargo, se trata de enfermedades comunes. “Las enfermedades valvulares afectan a una gran parte de la población y especialmente en relación con el envejecimiento. Suponen una cuarta parte de los problemas cardiovasculares que implican un ingreso hospitalario y conllevan una importante mortalidad si no son tratadas, en ocasiones muy por encima de otras enfermedades más conocidas como el cáncer” explica la doctora Marta Sitges, Directora del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínic de Barcelona. “A pesar de que existen buenos métodos para diagnosticarlas y tratarlas, siguen siendo enfermedades muy olvidadas, con mucho retraso en su diagnóstico y con tasas muy elevadas de infradiagnóstico, que hacen que muchos de estos pacientes que podrían beneficiarse de un tratamiento efectivo, no lo reciban. Es imprescindible aumentar el conocimiento en la población de estas enfermedades, que se pueden tratar adecuadamente y con éxito, mejorando la calidad de vida y la supervivencia de esta población”, resalta la especialista. 

"Nuestra población de edad avanzada es un factor clave, aunque subestimado, que contribuye al funcionamiento eficaz de nuestras comunidades, familias y economías, por lo que mejorar el conocimiento, el diagnóstico y el tratamiento de las valvulopatías nos beneficiará a todos", afirma Mª Cecilia Salvador González, Presidenta de la Asociación Española de Portadores de Válvulas (AEPOVAC). "Tenemos que redoblar esfuerzos para concienciar a la sociedad de esta enfermedad. Si tienes más de 60 años es importante que escuches a tu corazón y le pidas a tu médico de cabecera una revisión con el fonendoscopio" señala Cecilia Salvador González.

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Qué es una válvula aórtica

Las válvulas son una especie de 'puertas' que permiten el paso de la sangre y que esta circule en la dirección correcta. El corazón tiene cuatro válvulas: mitral, tricúspide, pulmonar y aórtica. 

La válvula aórtica se encuentra a la salida de la cámara principal del corazón, el ventrículo izquierdo. En cada latido, durante la contracción del corazón, la válvula aórtica se abre y permite la salida de la sangre oxigenada hacia la aorta y desde esta a través del árbol arterial la sangre oxigenada se distribuye por todo el organismo.

La válvula aórtica en ocasiones se calcifica y no puede abrirse suficientemente. Se produce entonces la enfermedad denominada estenosis aórtica. El corazón compensa la obstrucción a su vaciado contrayéndose con más fuerza y aumentando su masa muscular. Pero a medida que la estrechez de la válvula progresa, cada vez le resulta más difícil mantener el flujo de sangre hacia la aorta.  Esto produce síntomas que progresan hasta ser incapacitantes. Si no se trata en su momento, a medio plazo se produce fallo circulatorio y el paciente fallece. 

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Por qué se produce esta valvulopatía

La valvulopatía cardíaca está provocada por el desgaste, la enfermedad o el daño de una o más válvulas cardíacas, lo que afecta al flujo sanguíneo del corazón. Como decíamos, la estenosis aórtica es una forma de enfermedad valvular que se desarrolla con mayor frecuencia debido a la degeneración relacionada con la edad o al endurecimiento (calcificación) de la válvula aórtica, lo que provoca un estrechamiento progresivo (estenosis), cambios que comprometen la función de la válvula y afectan al flujo normal de la sangre a través del corazón. Los síntomas de la estenosis aórtica son dolor en el pecho, fatiga, falta de aliento, mareos, desmayos y dificultad para hacer ejercicio. "Cuando aparecen los primeros síntomas de estenosis aórtica, si no se solventa el problema, “las posibilidades de supervivencia son aproximadamente del 50% el primer año”, explica el doctor Alberto Berenguer, cardiólogo del Hospital Vithas 9 de Octubre

En España, casi un tercio de los mayores de 65 años presentan una afectación degenerativa de la válvula aórtica y el 3% de los mayores de 75 años tienen una estenosis aórtica grave. El envejecimiento progresivo de la población está provocando un aumento exponencial del número de casos de estenosis aórtica, y la consolidación de esta enfermedad como un importante problema de salud.

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Síntomas que pueden hacerte sospechar

Muchas personas que viven con valvulopatías no experimentan síntomas graves o perceptibles, o simplemente atribuyen sus síntomas al envejecimiento, lo que hace que el diagnóstico de la enfermedad sea difícil. La detección inicial de la enfermedad implica la identificación de los síntomas a través de la auscultación. En una visitas rutinaria el médico puede identificarlo. Sin embargo, es importante que el paciente pida cita si nota alguno de estos síntomas que mencionábamos: opresión o dolor en el pecho, latidos anormales del corazón y falta de aliento.

Las valvulopatías son afecciones comunes pero muy serias. Afortunadamente, pese a no disponer de fármacos que las traten, sí se dispone de un tratamiento eficaz. Con un diagnóstico temprao y una intervención que puede hacerse con laparoscopia, los pacientes pueden volver a tener una buena calidad de vida.

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Técnica TAVI

No existe ningún tratamiento con medicamento para esta enfermedad. La única solución para los pacientes con estenosis aórtica grave cuando ya presentan síntomas es cambiar la válvula. Clásicamente, esto se ha hecho mediante cirugía cardiaca. Sin embargo, en los últimos años se ha desarrollado y se ha aplicado con éxito una técnica que permite implantar una válvula aórtica artificial montada en un catéter (TAVI “transcatheter aortic valve implantation”) que se introduce por una arteria de la ingle con anestesia local y sedación ligera y sin necesidad de abrir el tórax ni parar el corazón. La mayor parte de los pacientes mejoran sustancialmente tras realizar el procedimiento. Presumiblemente, esta será la técnica que se empleará para reemplazar la válvula aórtica artificial al rey Harald de Noruega, en una intervención realizada por un equipo médico dirigido por el médico del Rey, el médico jefe Bjørn Bendz de la Clínica Cardiovascular y Pulmonar del Hospital Universitario de Oslo, el Rikshospitalet. 

Según señalan los expertos, la posibilidad de solucionar este problema con una mínima incisión -vía femoral, subclavia o ventricular- reduce considerablemente los riesgos de la intervención y los plazos de recuperación . “Los principales beneficiados son aquellos pacientes no susceptibles de ser intervenidos con otras técnicas quirúrgica”, explica el Dr. Berenguer. Con esta intervención los pacientes experimentan una mejoría de su pronóstico vital a largo plazo. 

Válvulas transcateter, reducción de riesgo quirúrgico

Las válvulas transcateter comenzaron a implantarse hace diez años. Desde entonces, el desarrollo ha sido asombroso. “Existen distintos tipos de prótesis, todas en general se introducen plegadas y se despliegan en el punto en el que deben implantarse”, esta ‘miniaturización’ de las prótesis, así como las mejoras tecnológicas incorporadas han permitido que el abordaje se realice a través de incisiones cada vez menores, con menos complicaciones, mayor seguridad, mayores tasas de éxito y mayor durabilidad de la prótesis a largo plazo".