También conocida como patata violeta, patata azul o trufa china, este ingrediente tiene multitud de aplicaciones culinarias. Su origen es Bolivia y Perú aunque hoy es en Francia donde más se cultiva. Esta crema, además de tener un sabor delicioso con cierto toque dulzón y un recuerdo a frutos secos, se caracteriza por su preciosa tonalidad. Esta variedad de patata, de piel muy fina, tiene una textura muy suave y mantecosa, ideal para preparaciones como la que te proponemos. La carne de los Grisones es muy similar a la cecina: carne de vacuno condimentada y secada, primero en espacios cerrados y finalmente al aire libre. No suele ahumarse.
- 700 g de Patata Vitelotte o violeta
- 2 ud de Chirivía
- 2 ud de Cebolla morada
- Caldo de pollo 1 cubito
- 100 g de Cecina o carne de los Grisones
- 50 g de Avellanas peladas
- 10 cl de Nata para cocinar
- Sal
- Pimienta blanca
- Aceite de oliva virgen
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1.
Pelamos las patatas violeta y las chirivías. Las lavamos y las cortamos en cubos. Pelamos y cortamos la cebolla también en mirepoix.
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2.
Echamos en una cazuela 1,5 litros de agua, ponemos a calentar y cuando empiece a hervir añadimos el cubito de caldo de pollo.
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3.
En una cacerola grande echamos un poco de aceite de oliva virgen y rehogamos la cebolla, la patata y la chirivía. Agregamos el caldo caliente y la nata, llevamos a ebullición, salpimentamos y dejamos hervir 30 minutos a fuego lento.
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4.
Picamos la cecina -o carne de los Grisones- y las avellanas peladas.
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5.
Trituramos el contenido de la cazuela hasta obtener textura de crema. Volvemos a poner a calentar el resultado.
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1.
Servimos en 4 platos hondos o cuencos y agregamos por encima la cecina y las avellanas.
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2.
Puedes acabarla con un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
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