La fresquilla es una fruta de hueso que se da en la época de verano. De pulpa muy jugosa y dulce y piel aterciopelada, es ideal para comer en crudo, pero también y por qué no, podemos incluirla en multitud de recetas: ensaladas, gazpachos, vinagretas... o postres como éste: cocinada a la barbacoa y servida con un helado de leche merengada, que puedes hacer en heladera o sin ella.
Tarta helada: espectacular broche de oro para tus menús de veranoPor ¡HOLA! Cocina