Sevilla es una ciudad que invita a comérsela a pequeños bocados: barras siempre vivas, tabernas donde el tiempo se detiene y una tradición de tapeo que forma parte de ese alma hispalense. Cada visita ofrece un recorrido distinto, ya sea para repetir clásicos o descubrir nuevas casas que reinterpretan la cocina local con un guiño contemporáneo. En una escapada exprés, la capital andaluza demuestra que no hace falta mucho tiempo para disfrutar de una experiencia gastronómica completa.
Dicho y hecho, nos montamos en un Iryo a las 8.55 de la mañana y a las 11.37, la ciudad hispalense nos recibe en la estación de Santa Justa con los brazos abiertos para invitarnos a hacer esta ruta exprés y probar deliciosas tapas en algunos de sus bares y tabernas más emblemáticas.
Y es que, como ya venimos constatando en ¡HOLA! Cocina desde hace un tiempo –y así lo reafirman desde Trainline (plataforma para buscar los mejores viajes en tren y bus por precio y horario)–: el 38,8% de los españoles realiza escapadas de fin de semana en tren más de dos veces al año, mientras que un 23,4% lo hace mensualmente. A la hora de elegir el destino perfecto para sus escapadas, para el 66% de los usuarios, la gastronomía tiene un peso importante e incluso para un 14% se trata de un factor decisivo. Y es la cocina tradicional lo más demandado, seguida los bares y mercados locales. Por lo que no es de extrañar que Sevilla sea un destino ideal en este ámbito gastronómico.
Nos acompaña el influencer Juan Antonio Aguayo, que ha diseñado junto a Trainline una ruta pensada para disfrutar la ciudad con los cinco sentidos. Una guía donde las tapas y la cultura se entrelazan para descubrir Sevilla a través de sus bares más emblemáticos. Y nadie mejor que este sevillano creador de @guiasevillana y miembro de la Academia Sevillana de Gastronomía y Turismo para mostrarnos esos lugares que no podemos dejar de visitar en la ciudad andaluza donde comer bien.
© Susana Baticón
© Susana BaticónCasa Vizcaíno: El templo de la caña
Imprescindible en esta ruta, esta castiza taberna es un homenaje a la tradición, a las cañas bien tiradas, al buen vermú y a las tapas más típicas de la capital hispalense. Fundado en 1929, este es uno de los lugares preferidos de los sevillanos, que conserva un sabor auténtico y único. Puedes ocupar un sitio tanto en su barra de mármol como en alguna de sus mesas altas con taburetes y pedir chicharrones, altramuces, ensaladilla, langostinos de Sanlúcar de Barrameda, mojama y diferentes montaditos.
📍Calle Feria, 27
© Susana Baticón
© Susana BaticónTaberna Zurbarán
Otro de los imprescindibles para comer bien en Sevilla, que ofrece ofrece sabor a la más pura tradición sevillana con platos de cuchara, chacinas, quesos, frituras, guisos y diferentes tapas. Todo ello en un espacio en el que conviven el azulejo, una barra de madera, con mesas altas y bajas y unos cuadros que rinden homenaje a varios de los símbolos de la ciudad (flamenco, toros, feria, etc). Aquí no puedes dejar de probar unas espectaculares espinacas con garbanzos, cazón en adobo con limón, calamares en su tinta, lomo en manteca colorá o montadito de pringá. Acompáñalos con algún vino de Jerez. ¡Gloria bendita!
📍Plaza de Zurbarán, 2
© Susana Baticón
© Susana BaticónBodega San Lorenzo Taplato: Homenaje al vino y al barrio
Es un lugar mítico en Sevilla, pegado a a Basílica del Jesús del Gran Poder, epicentro de la devoción sevillana, y a la animada Alameda de Hércules, llena de vida y terrazas. Su fundación data del año 1864 y está considerado como 'Patrimonio Gastronómico de la Ciudad'. En este auténtico clásico sevillano se va a tomar vino, cerveza o vermú casero para beber. Y para comer, tanto de manera más formal como en su barra y en sus mesas altas, son varias sus especialidades como las papas aliñás con melva de atún, las migas con huevo frito, los chicharrones, el solomillo al whisky o el flamenquín.
📍Calle Juan Rabadán, 7
© Susana Baticón
© Susana BaticónConfitería La Campana: El broche dulce
Nadie que vaya a Sevilla puede dejar de ir a este templo dulce de la ciudad, ubicado en la famosa calle de Sierpes y fundado en 1885 -en su escudo figura el lema de 'proveedor de la Casa Real'-. En su mostrador relucen yemas, milhojas, tocinos de cielo, cervantinas o piononos, además de otros pasteles, tartas, pastas, mantecados y un largo etcétera de postres y helados, todo artesano. Cuesta encontrar un hueco pero merece la pena esperar a encontrarlo, tanto para tomar allí como para llevar, y pedir un café o un chocolate con alguna de sus numerosas especialidades.
📍Calle Sierpes, 1-3
Y para terminar esta ruta lo hicimos con una costumbre muy andaluza, y es levantar para brindar unas copas con anís y hielo. Volvimos en tren a Madrid la misma noche con el mejor sabor de boca, ¡y que viva Sevilla!
