Emma Roberts y Blanca Suárez: las actrices más deseadas no se broncean

O al menos, para ambas tener una piel blanca y luminosa también puede ser sinónimo de belleza

Por Mariana Chacón

Blanca Suárez ha subido a sus redes sociales una imagen de sus vacaciones en la que lleva un bikini, está en la playa y acompañada de Natalia Belda, su maquilladora oficial. Aunque hasta aquí todo parezca de lo más normal, la instantánea ha desatado más de medio millar de comentarios que separan a sus seguidores en dos bandos: los que creen que para posar en bikini es obligatorio estar morena y los que la belleza está en lo que la naturaleza o los genes te han dado. De Kristen Dunst a Dakota Johnson, la realidad es que son muchas las celebrities que reniegan del bronceado, ya sea porque no consiguen que la melanina de su piel responda ante los rayos del sol o porque simplemente les gusta su color natural. Una de estas últimas es Emma Roberts, quien no trata de disimular su blancura y hace muchos años que declara alto y claro: “Soy la persona más pálida del planeta”, además de la propia Blanca Suárez, quien protagoniza su primer posado veraniego haciendo honor a su nombre.

Comparar a la actriz con el color de la arena son algunos de los recursos que han utilizado sus detractores para criticar a Blanca, pero sus defensores no han tardado en inundar de comentarios alabando el color de piel de la actriz. Lo cierto es que, después de ver la imagen, Suárez deja claro que no solo es ajena a la obsesión por los autobronceadores y cosméticos que aceleran el tono playero, sino que va más allá puesto que parece haber utilizado un filtro fotográfico que potencia la blancura de la instantánea.

Por su parte, la sobrina de Julia Roberts quien se encuentra en estos momentos en Barcelona rodando el largometraje ‘Paradise Hills’, también ha tenido que hacer frente a burlas sobre el color de su piel que ha superado por completo como recoge Twist: “Se han reído de mí toda mi vida, así que me ponía nerviosa. Cuando era niña todo el mundo me decía que mis piernas eran pálidas y que no debía llevar vestido”. Su solución en aquel momento fue recurrir al autobronceador, gesto del que más tarde se arrepentiría: “Era naranja. Si pudiera hablar con mi ‘yo’ de entonces le diría que dejara el moreno de bote y abrazara su palidez”, aseguraba una Emma orgullosa de su piel blanca.