Los expertos inciden, una vez más, en los beneficios que nos reporta la práctica de la actividad física, pero no sólo para prevenir, sino como herramienta terapéutica. Así, el manual ofrece a los profesionales médicos pautas para recomendar el ejercicio a pacientes que tengan insuficiencia cardiaca, enfermedad pulmonar crónica, cáncer, hipertensión arterial, arteriopatía periférica, diabetes, colesterol alto, obesidad, osteoporosis, artrosis y depresión. "En pacientes que están en periodo de convalecencia, por ejemplo los que han superado un infarto de miocardio, el ejercicio desempeña un papel muy importante en su rehabilitación. En el caso de la insuficiencia cardiaca, aunque tradicionalmente se les aconsejaba evitar los esfuerzos, en la última década se ha demostrado que con el entrenamiento físico estos pacientes pueden mejorar mucho su estado funcional y su calidad de vida, además de reducir su riesgo de mortalidad", aclara el doctor Ortega.
También puede ser beneficioso para personas con problemas en el aparato locomotor. Así, en las personas mayores, tan castigadas por la osteoporosis o la artrosis, el ejercicio puede ayudar a disminuir el dolor articular y mejorar la movilidad. Y si hablamos del cáncer, los beneficios según la semFYC pueden ser dobles, tanto psicosociales como físicos. "El profesional debe prescribir un ejercicio con el que estos pacientes puedan disfrutar, que aumente su confianza, les ayude a desarrollar destrezas, que incorpore interacción social y que se lleve a cabo en un ambiente que comprometa la mente y el espíritu", afirma el doctor Ortega. De igual forma sucede con la depresión: "Los estudios realizados han demostrado que el ejercicio mejora la salud mental en general, tanto la ansiedad como el insomnio y los trastornos del ánimo. La autodisciplina que impone la práctica regular de ejercicio puede llevar al paciente a experimentar una mayor sensación de control sobre su vida".
Una vez más, se exponen motivos de peso para fomentar la práctica de deporte y tal vez ésta sea la más concluyente: según los expertos los pacientes activos viven unos tres años más de media con mayor calidad de vida y autonomía personal que los pacientes inactivos. ¿No le parece suficiente razón para ponerse en forma?
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