Si la sensación de estar metido en el agua ya es placentera de por sí, imagínese la delicia en que puede convertirse estar relajado durante unos minutos en una piscina que cuenta con diferentes salidas de agua a alta presión que ejercen un masaje intenso por diferentes partes del cuerpo.
Así, en un circuito que suele estar estipulado por zonas, se recorren los distintos chorros individuales para cervicales, lumbares, piernas, pies y una cama con múltiples chorros para toda la espalda.
¿Los beneficios? Relaja la tensión muscular y mejora la circulación sanguínea. En algunos centros, a los baños de hidromasaje se añade un extra de masaje manual, más el complemento de esencias aromáticas.
En algunos es uno de los puntos estrella de los circuitos termales, que combinan una gran cantidad de estos deliciosos tratamientos. Sólo tiene que ponerse el traje de baño y dejarse llevar.
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