Fayna Bethencourt recuerda el infierno que vivió al lado de Carlos Navarro ‘El Yoyas’

La expareja, que se conoció en 'Gran Hermano', tuvo dos hijos durante sus más de dieciséis años de relación

Por hola.com

Dieciséis años de terror y dieciséis años luchando contra un monstruo. Fayna Bethencourt, concursante de Gran Hermano 2, ha salido de su refugio y se ha armado de valor para sentarse en un plató de televisión y relatar el infierno que ha vivido, y aún continúa viviendo, por culpa de su expareja, Carlos Navarro 'El Yoyas', quien actualmente sigue en busca y captura tras una sentencia que le condenó a ingresar en prisión por violencia de género.

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La canaria y el prófugo de la justicia se conocieron en el reality de convivencia en 2001 y dentro de la casa de Guadalix de la Sierra comenzaron una relación, no exenta de polémica, hasta que él recibió un castigo disciplinario y fue expulsado del programa por su mal comportamiento. Un vez fuea del concurso, la pareja continuó su historia de amor llegando incluso a tener dos hijos. Sin embargo, lo que en un principio fue idílico pronto se volvió una pesadilla. 

Sin tartamudear y con una templanza que llegaba a congelar la sangre Fayna fue desgranado en el chester de Risto Mejide sus crueles años al lado de su ahora expareja y el proceso de anulación al que fue sometido por parte de su maltratador. “Una de las primeras cosas  que hacen este tipo de personas es aislarte de la familia y seres queridos” relataba la canaria.  “Es como una secta, actúa poco a poco en un proceso lento pero constante”. 

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La exconcursante explicó que al principio, Carlos le mostró su mejor versión y que ella no pudo evitar caer rendida a sus encantos. “Me enamoré de un tío que me hablaba muy bien de su familia. De un tío que me ayudaba a las señoras a subir la compra. Pensaba que el rebelde sin causa con una infancia complicada no había conocido el amor verdadero hasta que me conoció a mí, porque también te ves en esa moto. Era el complejo de salvadora". Sin embargo, "no tardó en aparecer el monstruo" y con ello las primeras agresiones tanto verbales como físicas.  

Haciendo de tripas corazón, y con el objetivo de dar visibilidad a la violencia de género y ayudar con su testimonio a otras mujeres, Fayna recordó cómo fue la primera agresión física: "Seguíamos en Madrid. Recuerdo una tarde súper calurosa y las calles estaban bastante desiertas. Cruzamos una calle y no recuerdo qué pasó, pero recuerdo cruzarla y al contestar alguna cosa me cogió la mano y me la apretó tan fuerte que me saltaron las lágrimas. Después llegaron otros muchos episodios más. “Me iba dando toques: pisotones, apretones… Me daba con el talón. Perdón no me decía y si lo decía era 'esta reacción mía lo has provocado tú'. Y con esa respuesta violenta ante lo que él dice, empiezas a modificar tu comportamiento". Y todo eso llegó, desgraciadamente, a convertirse en una tónica habitual.

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El tiempo continuó pasando y lejos de conseguir un cambio, tanto el aislamiento como el maltrato iba en aumento. “Para él todo tenía una índole sexual. (...) Hubo un momento en el que vivíamos en la montaña alejados y no me dejaba ni ir a la compra. (...) Tampoco podía ir a lavar el coche. Él me decía que era algo sexual. Él consideraba que en el momento en el que yo me agachara y ponía el trasero en pompa, era algo sexual. Cuando yo tuve a mis hijos, él consideraba que como era madre, era menos atractiva y ya me dejaba ir al supermercado. Yo gano más autonomía de llevar a mis hijos al cole y poder salir". Sin embargo, la llegada de sus niños no fue el final, ni mucho menos. "Las agresiones más brutales fueron al final de la relación” puntualizaba la canaria.

Y es que cuando ella se dio cuenta de que el comportamiento de su pareja no era para nada normal y comenzó a defenderse, la violencia de su expareja fue en aumento. “Llega un punto de inflexión bastante duro y es una agresión física en la que me agrede de una forma brutal. Me deja el cuerpo lleno de moratones. Siempre tuvo cuidado de no dejarme marcada la cara”. “Es difícil porque a veces parece que hablo de otra persona. ¿Cómo pude perder el control de mí misma de esa manera? Me he dado cuenta de que hay un paralelismo en una relación de maltrato con el de una secta" señalaba.

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Con la templanza que da el hecho de no haberse dado por vencida y el de haber sido capaz de hacer frente a su enemigo, Fayna relató que Carlos Navarro 'El Yoyas' también le había maltratado delante de sus hijos y que pasó de sentir dolor a sentir solamente miedo y que fue por ellos por los que finalmente da el paso de denunciar. "Él empieza a mandar una serie de mensajes de whatsapp y de audio. El tema sexual es muy enfermizo y son de índole total. Viene mi hija y veo a la niña blanca. 'Mamá, mira lo que ha puesto aquí. Y cuando mi hija me dice 'mira lo que ha dicho' y es un mensaje de índole sexual super fuerte digo 'Se acabó'. Y pongo la primera denuncia en base a eso", explicó. 

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Pero esa denuncia no llega a ningún puerto, pues por pena, Fayna acaba retirándola, pues en su interior ella quería que todo acabara de la mejor forma posible, por ella misma y principalmente por sus hijos. Sin embargo, la historia vuelve a repetirse y ‘El Yoyas’ vuelve a amenazar gravemente a sus hijos, a su padre y a ella misma. Denunciándole de nuevo ya sin vuelta atrás.

Aunque cada vez que cuenta en su historia vuelve a revivir su calvario, Fayna solo espera que su relato sirva de ayuda para otras mujeres en su misma situación, aunque la tranquilidad y la calma aún no hayan llegado a su vida pues,Carlos Navarro continúa suelto y Fayna no puede evitar pensar que en cualquier momento pueda aparecer de nuevo. "Cuanto más tiempo pasa, menos tranquila porque no sé dónde está. ¿Y si le prescribe? Y luego qué te impide coger un avión. Él me lo decía, que le daba igual ir a la cárcel porque allí iba a tener comida y techo. Que le daba igual ir a la cárcel por acabar conmigo (....) Me ha amenazado tantas veces con matarme... Yo sé que nunca voy a estar segura. Merecemos descanso", suplicó la canaria, quien, sin duda, dio toda una lección de coraje.