Tacones para la nieve, ¿es posible? Sí, ellas lo hacen
Las hermanas Jenner, Kendall y Kylie, reinventan el estilo Aspen... O pasan de él totalmente
Impactan con sus ‘looks’ para una noche entre pistas de esquí
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El cine tiene la culpa. Y Audrey Hepburn y Sean Connery y Cary Grant y Vittorio Gassman y hasta Peter Sellers también. Sin hablar, por supuesto, de toda la saga 007. Gstaad, Sankt Moritz, Mègeve, Cortina d’Ampezzo… parecían lugares de un lujo inalcanzable, el summum de la sofisticación y de un estilo cosmopolita con las dosis exactas de excentricidad y practicidad. Lugares donde, superados los 2.000 metros de altitud, podías tomarte un champagne helado entre pieles de zorro blanco y gafas de sol de Courrèges. Nada de metalizados ni de irisados ni de poliesters técnicos.
A ver, que Doris Day y Rock Hudson, incluso, Lana Turner y Goldie Hawn y Kurt Russel, después, lo intentaron con Aspen y, oye, hubo un momento en el que la más famosa estación de esquí de Estados Unidos se estaba convirtiendo en un rendez-vous de primera línea internacional. Quizás sin tanta parafernalida esnobista europea, vale, pero igualmente estupendo. Algo más… más estilo genuinamente americano. Funcional, sport. A la manera de Ralph Lauren, Halston, Calvin Klein o Dona Karam. Tanto para el interi de la nieve como también para el après ski.
Primero, con tejidos más western -que para eso estábamos en el medio oeste-, tipo lanas, cueros y panas y, después, con los grandes avances en tejidos sintéticos, con materiales un poco hi-tech, más ligeros, sí, pero también con cortes retro. Lograron lo que se vino en llamar el estilo Aspen. Mucho más relajado y easy going que lo que imponían las icónicas mecas franco-italo-suizas. Perfecto para el american way of life y para unas instalaciones que, como todo en el país de las oportunidades, colmaban las apetencias de los más megalomaniacos. O sea, 193 kilómetros de pistas esquiables y, para muchos, el mejor -y más grande- snowpark del mundo desde que comenzó su actividad deportiva. Y eso sucedió allá por el 1946 gracias al empresario Walter Peapcke que transformó la antigua ciudad minera de Colorado en un destino luxury.
Pero volvamos a lo que nos ha traído hasta aquí: el que podría llamar ‘nuevo estilo Aspen’. O la traición glam al genuino estilo Aspen, que no está muy claro todavía. El caso es que lo que entendíamos como look Aspen de toda la vida de Dios ‘ha muerto’. Un look con sus puntos de conexión con el boho. Casi casi como lo que llevaba Robert Redford en Las aventuras de Jeremiah Johnson, pero no tan llevadito al extremo. Abrigos de pelo bordado, gabanes de lana o paño extra large, anoraks de cuero acolchados, suéters de punto e, incluso, pantalones de pijama de franela o chándal con botas de inspiración esquimal o australiana (o sea, Uggs) gorros de borla grande y, para terminar, orejeras.
Y, ¿quién o quiénes lo ha matado? Pues bien, como todo aquello que tocan estas hermanas, al igual que si fueran reinas Midas, es rozarlo con sus uñas Rosalía para que fenezca o se transforme en glitter, todo lo que brilla. Las Kardashian son como los elefantes de Aníbal cruzando los Alpes camino a Roma: no hay nada que las detenga. Ya estaba claro que ni en la moda, ni en la cosmética, ni en los negocios, ni en la televisión. Pero ahora sabemos que tampoco en el mundo alpino. Lo hemos podido ver en el último número de la revista. Y sí, son capaces a golpe tacones de aguja ¡en la nieve! O eso o es que, como visionarias de la moda que son, le han dado una vuelta de tuerca a algo que podría estar un poco superado.
Porque Lauren Sánchez, quizás, se queda corta. Luego volveremos a las Jenner. Veamos a la mujer de uno de los señores más ricos del mundo, Jeff Bezos. La primera dama de Amazon celebraba su cuarto aniversario con Jeff en Aspen haciendo algo que ya, de por sí, con esa cuenta corriente que maneja, es una fiesta: salió de compras. Ahí fue cuando se tomaron las imágenes que descubrimos publicadas en ¡HOLA! Mallas beige, jersey blanco de cuello alto, bota alta militar en hueso, sombrero de cowboy… Efectivamente, nada fuera del estilo Aspen clásico, más allá de que Lauren es una mujer con una figura de belleza hiperbólica a la que le gusta ceñir cada una de sus curvas tan intrincadas como el cañón de El Colorado. Incluso, con un buzo técnico para la nieve. Algo así como el de látex de Busco a Jacqs, pero en acolchado azul marino. Porque ella no es de colores estridentes. Todo neutro. Clásico… Casi a juego con su marido, una suerte de Bobby Ewing, o sea, de Patrick Duffy en Dallas, pero con menos rizos.
Efectivamente, nada que ver con las hermanas pequeñas de las Kardashian y Cía. Las pequeñas del clan, Kendall y Kylie o pasaron por Disco 54 antes de llegar a Aspen o es que, realmente, pasaron de todo, así en general. Kendall cambió castor o borrego por un tres cuartos de pelo tintado en animal print cebreado naranja y negro mientras que su hermana pequeña cubrió su excepcional figura con un body calado que, como la segunda piel de una serpiente, se dibujaba sobre su cuerpo. ¿Y encima? Un visón negro que le llegaba estrictamente hasta el comienzo del muslo. Como es de suponer, las amigas y acompañantes de la pareja no podían ir a la zaga con el típico jersey con renos o la parka de inspiración Arapahoe. Hailey Biever y Stassie Karanikolaou subieron al restaurante de la pista principal de Aspen como si acabaran de abrir la discoteca Amnesia en Ibiza. La mujer de Justin Bieber apostó por un minivestido con finos tirantes y espalda al descubierto más media cristal, mientras que la reina de YouTube prefería un vestido largo en seda azul noche que recordaba a los Versace de Miami de los 90s y a Elizabeth Hurley. Solo Stormi, la hija de cuatro años de Kylie, respondió más austeramente a este nuevo código Aspen. La mini fashion victim se decantó por los invernales cuadros de Burberry. Eso sí, por un tubo.
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