Félix Gómez, de su agridulce aventura en Hollywood a los fogones de MasterChef

El actor, que está a punto de estrenar la serie 'Alta mar', ha concedido a HOLA.com una entrevista muy personal

Por Antonio Diéguez

Dado su sorprendente arte y habilidad para los fogones, Félix Gómez se ha convertido sorprendentemente en una de las grandes revelaciones de esta edición de Masterchef Celebrity, dónde está compite por ser el mejor “chef” con caras tan conocidas como Tamara Falcó, Vicky Martín Berrocal y Boris Izaguirre, entre otros. Pero, el actor sevillano –que saltó a la fama hace casi veinte años en Al salir de clase– nos confiesa que la experiencia no es tan fácil como se aprecia en televisión. 

Félix, quien ha declarado que él era un “cocinillas” al uso, no tiene pensado abandonar su carrera como actor para dedicarse a la gastronomía, pues su carrera como actor atraviesa un momento inmejorable. No sólo es inminente el estreno de la segunda temporada de Alta mar en Netflix –el 22 de noviembre– sino que todavía continúa realizando algunas audiciones en Los Ángeles, ciudad en las que estuvo residiendo durante cinco años. De todo ello, al igual de lo mucho que le costó convencer a sus padres para dedicarse a la interpretación, el andaluz conversa con HOLA.com en el veinticinco aniversario de Thinketers, la agencia experta en estrategia digital y en crear contenidos transmedia que dirige Garbiñe Abasolo, la misma que fue coronada Miss España en 1983. 

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 ¿Dónde estabas tú hace 25 años?

Tenía 17 años y todavía no sabía que iba a ser actor. Estaba a punto de tomar la decisión de estudiar Derecho. 

¿Tus planes eran convertirte en abogado?

Sí. De hecho, mi familia tiene empresa y era el mayor de cuatro hermanos, como el pequeño príncipe de un pequeño reino. 

¿Hiciste la carrera de Derecho?

Estudié la carrera de Derecho por la tarde y Arte Dramático por la mañana. Pero la carrera de Derecho no la terminé, que me quedé en tercero. 

¿Qué te empujó a estudiar interpretación?

Era un niño un poco tímido. Era un alumno correcto, pero no leía en clase ni salía a la pizarra porque no daba una, incluso teniendo los deberes hechos. Entonces, mi tutor, que era también mi profesor de Latín, me dijo que había que solucionarlo. Ese año hubo un curso de teatro como actividad extraescolar y me apuntaron. No quería, pero entré –se ríe–. 

¿Se convirtió en una especie de terapia?

Sí, sí. Y el niño tímido desapareció. Por eso digo que el teatro ha sido un segundo útero para mí, porque volví a nacer en un escenario.

¿Cómo reaccionaron tus padres cuando les dijiste que querías ser actor?

Hubo crisis. Drama, drama. Mucha discusión. Entonces, llegamos a un acuerdo: mientras yo estudiara Derecho, el resto de las horas del día podía que hacer lo que quisiera. 

Te camelaste a tus padres..

Sí, bueno. Hice muchas trampas. En el último año del instituto, hice mis primeras pellas. Leí un día que había una escuela de teatro cerca del instituto, me escapé y falsifiqué la firma porque había que ser mayor de edad para entrar. Como no tenía la autorización de mis padres, salí de allí y volví a entrar con la firma –se ríe–. Hice las pruebas de acceso y me aceptaron. Mis padres, ante eso, no pudieron hacer nada. 

¿Cuál fue tu primer trabajo como actor?

‘Plaza alta’. Un culebrón que se hacía en Canal Sur. De ahí ya entré en Al salir de clase, que fue mi primer trabajo nacional y el que me da el punto de salida. 

¿Ahí tus padres ya vieron que ése era tu camino o todavía seguían dudando?

Durante todos esos años que estuve luchando, ya lo vieron. Hubo un momento en el que dejé la carrera, porque estaba con cuarto curso de Arte Dramático, tercero de Derecho y rodando la serie. En ese momento, colapsé. Es que no me daba la vida. 

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¿Cómo recuerdas el boom de Al salir de clase?

Muy bonito aunque también tenía sus sombras. Era muy joven, un ritmo muy intenso y un boom. Es un poco como les está pasando a los chicos de Élite ahora o pasó en su momento a los de Física o química. Es verdad que la exposición era de otro tipo, pero tú pasabas de estar rodar un mes la serie y, al siguiente, estabas en la portada de revistas. Claro, se te piraba mucho. 

¿Necesitaste terapia para digerirlo?

No. Tuve mucha suerte con mis agentes y con mis padres. Mis padres me han anclado muy bien en la tierra y, si alguna vez en algún momento se ha ido la olla, me han dado una buena cachetada. 

¿Con cuáles de tus compañeros de ‘Al salir de clase’ mantienes relación?

Con la que más, con Diana Palazón. También con Nacho López, Marta Solá, Leticia Dolera, Fran Perea, Sergio Peris Mencheta… Toda esa generación. 

Porque con Elsa Pataky no coincidiste.

No. 

Hace unos años te instalaste en Los Ángeles y comprobaste que no había tantas oportunidades. ¿Has cerrado esa etapa?

Por completo, no. Ya no vivo allí , pero sigo estado abierto a opciones. De hecho, mañana tengo una audición allí, pero estoy acoplado a España. Hay algo con lo que no podía hacer era estar yendo y viniendo y estar perdiendo oportunidades en España. Sobre todo, abandoné muchísimo el teatro por estar allí y es una cosa de la que me arrepiento. Por eso, cuando volví e hice Alejandro Magno, redescubrí ese niño que quería ser actor. Después de estar cinco años sin hacer teatro, dije: “madre mia". Pero no me arrepiento del viaje. 

¿Qué fue lo positivo que sacas de tu aventura en Los Ángeles?

Pues, imagínate, un tío como yo… Haces tus maletas como loco y te vas a Hollywood sin conocer a nadie. Yo no tenía ningún contacto. De repente, consigues que te pillen unos agentes potentes y más cosas. Luego no salen, pero que están ahí. Has “bookeado” dos series y dices: “Bufff”. Te vienes con esa sensación agridulce de no haber triunfado, pero, bueno, he aprendido muchas cosas en el camino. 

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Hablemos de ‘Masterchef Celebrity’. ¿Cómo te estás viendo desde casa?

Está siendo muy bonito. Todo el mundo me decía que lo iba a disfrutar muchísimo, pero es verdad que el proceso es muy duro. Se sufre mucho porque lo tomé demasiado en serio, pero es muy bonito el cariño del público. Flipo con los comentarios que me dejan en Instagram.

Pensabas que te iba a ir tan bien...

No. Yo me conformaba con que no me echarán el primer programa porque yo estaba muerto de vergüenza.

 ¿Cocinas ahora en casa?

Siempre he cocinado en casa. Era cocinillas, pero cuando llegas a MasterChef te das cuenta de que no tienes el nivel que exige. 

Tamara Falcó también está siendo una revelación en el programa. ¿Qué puedes decir de ella como compañera?

¡Que me quería eliminar en la prueba de la semana pasada! –se ríe–. Como compañera es maravillosa. Me llevaba muy guay. Es ese tipo de persona con la que quizá no me hubiera cruzado en la vida… Probablemente, en algún evento. 

¿Qué te ha sorprendido de ella?

Su honestidad. Soy así y, si me quieres, bien. Si no, chimpún. 

¿La cocina es un arma de seducción para ti?

Siempre lo fue.