La emoción y nostalgia de Alejandro Sanz al recordar a su madre

Por hola.com

Es uno de los artistas más conocidos de nuestro país y ha contado numerosos detalles de su vida en muchas ocasiones, sin embargo en casa de Bertín Osborne, Alejandro Sanz hizo un repaso de su vida y desveló vivencias que tal vez algunos aún no conocieran. En sus inicios estuvo a punto de no apuntarse a clases de guitarra ya que donde iba era a una academia de kárate. “Mi madre quería sacarme como fuera de la casa y buscó una academia de kárate. El día que fui a apuntarme estaba cerrada, pero había clases de guitarra. Siempre ha sido mi forma de expresarme” asegura.

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Cuando despuntó en la canción, le compró un coche a su padre y le puso una peluquería a su madre, pero a esta no le gustaba mucho ir a sus conciertos. “Tenía miedo de que me saliera un gallito” cuenta Alejandro, recordándola con cariño. Una de las anécdotas de su madre de la que más se acuerda data de 2010 cuando recibió la Medalla al Mérito de las Bellas Artes y la llevó a conocer al Rey. Estaba además Esperanza Aguirre que les saludó y su madre le respondió: “Perdona, pero vamos a conocer al Rey”.

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Comenzó a componer pensando en otros, pero le dijeron que por qué no cantaba él sus canciones. Así nacieron Se le apagó la luz o Viviendo deprisa, que le convirtieron de una persona anómina en alguien conocido, lo que le costó un poco asumir. “La transición difícil fue de poder pasear por todas partes a que me conociera todo el mundo” explica. “Me escondí, me fui a Chipiona y me tiré allí un montón de meses”.

Su gran mentor y maestro fue el desparecido Paco de Lucía: “Me parecían maravillosos hasta sus fallos. La forma de tocar de Paco es el mayor de los amores que yo he vivido” añade. Su muerte fue un duro golpe para Alejandro y es que estaban muy unidos. “Habíamos hablado dos días antes y nos habíamos reído mucho porque él estaba en Cuba y hablaba como si le tuviesen pinchado el teléfono” recuerda entre risas.

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Habló de su amistad también con Iker Casillas, al que Bertín entrevistará dentro de un par de semanas en su casa de Oporto. "Le tengo mucho cariño a Iker Casillas, es un tipo que yo creo que tiene gran parte de culpa de todos los éxitos de la selección y las alegrías que nos ha dado, muchos deportes se han contagiado de la Selección de fútbol… junto con Xabi e Iniesta" explicó Alejandro y recordó cómo "le marcó un gol en el Bernabéu: "Un golazo..., como que se dejó".

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Le hace feliz ver a sus hijos crecer, la mayor, Manuela, tiene ya 15 años y ya le dice: “Quita, papá”. "Nos juntamos y con un tiempo no largo Manuela también irá a vivir a Miami y nos veremos más… les junto mucho todas las fiestas… en cuanto tienen un fin de semana y pueden venir vienen". Asegura que la relación con sus madres -Jaydy Mitchell (madre de Manuela) y Valeria Rivera (madre de Alexander)-, es buena, aunque no ha sido fácil. “La relación con las madres es buena, pero hay que trabajárselo. Todos hemos puesto de nuestra parte”. Él está casado con Raquel Perera, con la que tiene a sus dos niños pequeños Dylan y Alma.

Con ella se casó por sorpresa, un enlace al que no pudo asistir por desgracia su madre que falleció poco antes. Alejandro se emocionó mucho al contarlo. “Las bodas ponen muy nerviosos a todos y dijimos a las familias que celebrábamos el bautizo del niño” contó. "Yo ya había perdido a mi padre, y cuando pierdes a los dos es otra cosa. Se pone una cosa en los ojos… sobre todo los primeros cien años, luego pasa, es una pérdida grande…" explicó. “Yo creo que ella”, se refiere a su madre, “sabía que me iba a casar porque se había comprado una peineta”.

Nostalgia y recuerdos que acompañaron de una riquísima comida y es que Alejandro, además de ser un maestro de la música, lo es de los fogones. Cocinó un risotto con setas al “trufón partío” para Bertín y su mujer Fabiola Martínez, que se unió a ellos, que estaba para chuparse los dedos. Fabiola contó además, eso seguro que no lo sabía su marido, que había participado en el vídeoclip de Y si fuera ella de Alejandro y dejó claro que es una experiencia que repetiría. De postre, como no, Alejandro les regaló un recital de guitarra.