La adolescencia es una etapa complicada que tiene gran importancia para la futura maduración y desarrollo del cuerpo y la mente. Se trata de un periodo de la vida de duración variable que suele ir desde los 11 hasta los 18 años, dentro del cual se desarrolla la pubertad, caracterizada por la maduración con los cambios orgánicos, psíquicos e intelectuales que ello conlleva.
El inicio de la adolescencia, como hemos dicho, entre los 11 y los 13 años, se acompaña de una aceleración en el aumento del peso y de la talla, es una época de crecimiento rápido y, tras la aparición de la pubertad, se producen notables cambios físicos, psíquicos y emocionales que conforman el carácter y la personalidad del futuro adulto.
Repasamos brevemente los problemas de salud que con mayor frecuencia se presentan en esta época de la vida e incidimos en la importancia de realizar revisiones médicas anuales durante estos años.
Alteraciones comunes
Las cefaleas son un síntoma frecuente a estas edades, y suelen aparecer en la adolescencia. Por ello, es interesante valorar los antecedentes familiares y estudiar si se trata de migrañas, jaquecas o cefaleas tensionales. Los dolores de crecimiento en extremidades inferiores también tienen su origen en los nervios periféricos.
Con respecto a los defectos visuales que suelen presentarse, la miopía es la alteración más frecuente a esta edad. La miopía benigna, de una o dos dioptrías, se desarrolla debido a los cambios oculares y óseos del macizo cráneo-facial.
Por otro lado, acompañando a la pubertad, aparece en muchos adolescentes el acné juvenil, una dermatosis producida por la infección de las glándulas sebáceas de la piel inflamadas por un estimulo hormonal. Se localiza en cara y espalda y cursa de forma crónica durante los primeros años, dejando a veces cicatrices en la piel.
Otro asunto importante en las niñas es la aparición de la primera menstruación, que suele coincidir con el inicio de la pubertad. También pueden producirse accidentes y traumatismos, asociados a la práctica deportiva u otras cuestiones al aumentar su independencia y autonomía sin la vigilancia que anteriormente tenían; no debemos olvidarnos tampoco del ‘pantallismo’, un gran problema de reciente aparición y cuyas consecuencias aún desconocemos. Por último, las patologías digestivas y alteraciones osteoarticulares en la columna son también factores importantes a tener en cuenta.
A vigilar especialmente
Las alteraciones en la váscula, obesidad o delgadez extrema, oscilaciones en la talla, hiper (o hipo) crecimiento, o cambios puberales tempranos o tardíos son patologías que deben vigilarse de cerca. Es importante llevar un control del crecimiento y la talla para así poder descartar disfunciones tiroideas, aparición de diabetes u otras patologías endocrinas. Y, por supuesto, prestar atención al comportamiento alimentario y posibles trastornos como la anorexia psicógena, la bulimia y la hiporexia, pues suelen presentarse en estos años y son enfermedades de enorme gravedad y repercusión. La dieta alimenticia, especialmente a esta edad de crecimiento acelerado, debe ser variada y estar compuesta por alimentos frescos y naturales.