Rodas, simplemente colosal

De la que fuera una de las siete maravillas de la Antigüedad no queda ya ni rastro, porque en el año 227 a.C. un terremoto hizo añicos la obra más famosa del escultor Cares de Lindos, el ciclópeo protector del puerto de la mayor de las islas del Dodecaneso. Pero ¿quieres comprobar cómo el gigantesco halo legendario de Rodas sigue intacto gracias a su fastuoso legado histórico, artístico y natural?

by hola.com

“En Rodas los días caen con tanta suavidad como los frutos de los árboles”. Ésa es una de las grandes frases de Reflexiones sobre una Venus marina, el relato íntimo que el novelista británico Lawrence Durrell (1912-1990) escribió como homenaje a Rodas. Allí vivió, entre 1945 y 1946, y en esa isla bendecida del Egeo enraizó su alma viajera. Lo cierto es que, como Durrell en su día, hoy sigue siendo igual de fácil claudicar ante los encantos de Rodas: una historia rica y azarosa, encantadoras aldeas como Arhángelos o Apollonas, 220 kilómetros de costa salpicada de playas paradisíacas… Pero, sobre todo, Rodas está acunada por la leyenda, en especial la que recuerda a su Coloso, ése que hoy recuerdan dos columnas venecianas coronadas por dos ciervos en el punto en el que, según la tradición, asentaba sus pies en el puerto de Mandraki.

La vena legendaria de Rodas es muy anterior si se hace caso a la mitología, según la cual la isla nació bajo la protección de Helios, el dios griego del Sol. Eso explicaría porqué el astro rey luce aquí una media de 300 días al año, un aderezo para disfrutar de los infinitos e idílicos arenales rodios: desde las playas de guijarros de la brava costa oeste hasta las casi desérticas calas que jalonan, por ejemplo, el trayecto entre Kámiros y Monólithos, en el sudoeste.

Algunas de las mejores playas –como Gialós o Pallás- se encuentran a un paso de la ciudad de Lindos, el mejor enclave para iniciar todo periplo por Rodas. Encaramada sobre un peñasco, su gran tesoro son los vestigios de su Acrópolis (siglo IV a.C.) y, sobre todo, el templo de Atenea Lindia. Tampoco es baladí el regalo que se atisba desde lo alto del acantilado: la playa Megálos Gialós y la bahía de San Pablo, donde según la tradición desembarcó el Ápóstol en el año 43 d.C.

Descubrir el ambiente relajado que aún pervive en las aldeas del interior es otro de los grandes alicientes de la isla, igual que disfrutar de su legado histórico, una herencia que tiene en la capital su epicentro. En 1309, los caballeros de la Orden de San Juan se establecieron en ella y la convirtieron en plaza fuerte de su Estado mediterráneo hasta 1523, año en el que los monjes-soldados claudicaron al asedio turco.

Merece la pena deambular sin prisas por las angostas y empedradas callejuelas del recinto amurallado, visitar la judería y el barrio turco, en especial la mezquita de Solimán El Magnífico (siglo XVI). Aunque la gran joya capitalina es la calle de los Caballeros, con edificios tan majestuosos como el Palacio de los Grandes Maestres y el Hospital de la Orden. Este último, hoy sede del Museo Arqueológico, sería, sin duda, el lugar favorito de Durrell para poner un broche de oro a cualquier escapada a Rodas. No es difícil imaginar la razón: ahí habita la pequeña Venus de terracota que unos pescadores sacaron del mar y a la que dedicó su libro, la que peina sus cabellos con la misma placidez con la que los días caen en Rodas.

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar
En avión, Iberia conecta Rodas con Madrid, mientras que Vueling hace lo propio con Barcelona. Por su parte, la compañía aérea griega Aegean Airlines enlaza la isla con ambas ciudades españolas. Otra forma de llegar a esta isla del Dodecaneso es en barco, desde el puerto ateniense del Pireo.

Mejor época
Los meses de abril y mayo, cuando la explosión de perfumes y colores florales es espléndida: la aulaga y la retama estallan en amarillo vivo en las laderas, mientras los lirios y el tomillo silvestre aromatizan el ambiente.

Dónde dormir
En Kalithéas, Paradise Royal Mare es un destino idóneo para unas vacaciones en familia, mientras que, en Lindos, la mejor opción es Lindos Blu, un coqueto hotel cuyas habitaciones disfrutan de las mejores vistas a la bahía de Vlicha. En la capital, con un emplazamiento envidiable en el corazón del casco antiguo, Spirit of the Knights Boutique Hotel rezuma historia por todos sus rincones. Frente a la playa de Ixia, The Ixian Grand es un cinco estrellas que, por su servicio y ambiente relajado, se ha erigido como uno de los hoteles de más prestigio de la isla.

Dónde comer
La dieta rodia es cien por cien mediterránea. Entre sus sabrosas especialidades, la papoutsàkia (berenjenas a la parrilla rellenas de carne) o las albóndigas aromatizadas con menta y orégano (keftèdes). Por no hablar de aperitivos (mezes), como el pulpo aderezado con aceite y hierbas y acompañado de un vasito de ouzo. Para los golosos, loukoumádes, deliciosos buñuelos de miel. En la capital, Alexis (Sokratous Str. 18, Tel. +30 22410 29347) es una de las tabernas más antiguas de la isla, famosa por su pescado fresco y delicias como el pulpo a la brasa. A un paso se encuentra Fotis Melathron, otra coordenada capitalina clásica desde hace cuatro décadas. En Lindos, con una docena de mesas y una atmósfera acogedora, Ambrosia es el restaurante más prestigioso de la ciudad.

No te pierdas
El espectáculo natural que de junio a septiembre se materializa en un ecosistema único: el Valle de las Mariposas (Petaloudes). Es en ese preciso momento cuando, en las umbrosas barrancas de esta zona natural protegida y regada por el río Pelecanos, millones de ejemplares de pequeñas mariposas Panaxia Quadripunctaria cubren enteros los troncos de los árboles del valle, embriagadas por su aromática resina. Aunque el espectáculo de verdad que más cautiva a autóctonos y turistas es la contemplación del vuelo de las mariposas iluminadas por el sol estival, cuando su elegante aleteo se convierte en una explosión de destellos rojizos y anaranjados.

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