No es nuevo que Reinas y Princesas incluyen en su comitiva real a personas de su confianza. Uno de los muchos ejemplos no puede estar más cerca: la princesa Irene, hermana de doña Sofía, es además confidente, cómplice y fiel acompañante en la sombra de la Reina. Pero el más reciente, algunos kilómetros más allá, es el de Mette-Marit de Noruega, que se encuentra en París por motivos de trabajo y esta vez (no sabemos si la primera de muchas, otra más o una de excepción) acompañada por su madre, Marit Tjessem, que se hizo cargo de ella tras su divorcio en 1984 de su padre, el periodista Sven Olaf Bjarne Høiby.
Además de presumir de madre joven y elegante, la princesa Mette-Marit derrochó charme en la capital francesa, donde inauguró el stand noruego de la Feria Internacional de Artesanía de París. Noruega es uno de los países principales de esta feria, que se celebra por primera vez este año, y tiene un stand propio, con obras de catorce artistas y diseñadores de este país escandinavo. El acto de inauguración -al que acudió el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius- se celebró en el Grand Palais de París. Allí la Princesa pronunció su discurso en francés. Dio las gracias por una feria "bella e inspiradora" y deseó suerte a todos los artistas participantes en esta muestra, que se celebrará cada dos años.
Antes de participar en la inauguración, la princesa Mette-Marit visitó otras dos exposiciones en la capital francesa. Primero se acercó a Les Docks para contemplar una muestra de diseño en la que están presentes una decena de artistas noruegos. Y luego visitó el Museo de Artes Decorativas del Louvre, donde recorrió una exposición sobre las siluetas. Ninguna pieza a la altura de sus zapatos florales o de su vestido granate con estampado de serpiente y mangas de piel. Chic francés.
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