Tras renunciar a sus funciones públicas a finales de 2019, en el entierro de su padre, el duque de Edimburgo, los miembros de la Familia Real decidieron vestir de civiles para que el príncipe Andrés y el príncipe Harry, quien había renunciado también a sus deberes reales tras el Megxit, no fueran los únicos integrantes de la realeza británica que no lucieran uniforme militar