Acto marcado por el frío y una lluvia fina

Los Reyes, junto a la princesa Leonor y la infanta Sofía, acuden por sorpresa a la procesión del Encuentro en Madrid

Felipe VI y doña Letizia, acompañados por sus hijas, se han dado cita en el centro de la capital para presenciar la liturgia que arrancaba desde la Iglesia de las Calatravas

Por Martín Gálvez Piqueras

La Familia Real sigue disfrutando de sus planes privados de Semana Santa, que este sábado los ha llevado hasta uno de los puntos neurálgicos y más céntricos de Madrid. Los Reyes, junto a la princesa Leonor y la infanta Sofía, acudían por sorpresa a la procesión del Encuentro, en una jornada que ha estado marcada ineludiblemente por la lluvia fina que caía a ratos en la capital. Como muchos otros asistentes, el monarca, su mujer y sus hijas acudían a las inmediaciones de la conocida popularmente como Iglesia de las Calatravas, a unos pocos metros de la Gran Vía.

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Concretamente, tal y como se puede comprobar en las imágenes, los cuatro se han situado de pie en el número 20 de la calle Alcalá -que estaba cortada para el tráfico- frente al Teatro Alcázar. El tiempo meteorológico inestable, con temperaturas no superiores a los 10 ó 12 grados, se ha dejado notar a lo largo de todo el día en la ciudad, lo que ponía incluso en riesgo la propia celebración religiosa.

Por ello, hemos visto cómo el soberano de 56 años llevaba en su mano un paraguas largo cerrado mientras iba bien abrigado con un anorak azul oscuro de capucha, aguardando pacientemente con los suyos a que comenzara el festejo y muy pendientes, en cualquier caso, de una de las liturgias que este Sábado Santo corría a cargo de la Real e Ilustre Congregación de Nuestra Señora de la Soledad y el Desamparo.

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También doña Letizia iba perfectamente protegida contra el frío con un elegante abrigo oscuro y bufanda anudada al cuello, con pantalón vaquero y zapatos a juego. Portaba igualmente un paraguas sujeto del brazo, que era plegable y más pequeño que el de su marido. La Princesa y la Infanta, por su parte, han optado por ropa casual y cómoda para esta jornada de cielo gris cubierto de nubes. La primogénita de los Reyes lucía un bonito jersey negro de rayas blancas marineras, mientras que su hermana menor vestía con una estilosa cazadora de cuero de color blanco.

Lógicamente, la expectación se ha disparado de forma considerable entre los ciudadanos, cuando tanto jóvenes como mayores se han percatado de la presencia de la Familia Real. La escena se ha traducido en saludos estrechándoles la mano y peticiones de hacerse fotos o selfis con ellos, a lo que estos han accedido sin problema alguno (contaban a sus espaldas con miembros de su equipo de seguridad).

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Es más, algunos de los penitentes de la procesión también se han acercado hasta el Rey, la Reina y sus hijas para poder inmortalizarse y guardar así un bonito recuerdo que ninguno de ellos se esperaba. De hecho, doña Letizia también intercambiaba impresiones con algunas de las personas que había a su lado, mostrándose los cuatro muy naturales y cercanos con los que les rodeaban.

La tradicional marcha, cuyo punto de salida y regreso es la misma iglesia de la Concepción Real de Calatrava, estaba prevista para las cuatro de la tarde. Sin embargo, la climatología ha obligado a que se retrasase durante una hora, por lo que eran ya a las 17:00h cuando por fin aparecía el Cristo Yacente. Ambiente de gran fervor donde, además, en un momento dado se han escuchado de fondo vivas al Rey y el himno nacional, instante este último donde el soberano y su familia han permanecido erguidos.

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A golpe de tambor y bajo los aplausos de los allí congregados, incluidos los Reyes y sus hijas a quienes hemos visto agitar las palmas, se producía un paso que esta vez no podía acometer su recorrido habitual. A pesar de ser uno de los trayectos más largos de todas las procesiones que hay en Madrid, han tenido que conformarse con uno más reducido dada la intermitente llovizna que amenazaba de forma constante (estaba programado para pasar por Puerta del Sol, calle Mayor, Travesía de Bringas, Plaza de San Miguel, del Conde de Miranda, de la Villa, Bordadores, Arenal o Carrera de San Jerónimo, entre otros puntos).

A continuación, salía del templo la Virgen Nuestra Señora de la Soledad y el Desamparo (una talla que es obra de Juan Pascual de Mena en el siglo XVIII) y se producía el encuentro con el Cristo Yacente (de los talleres Olot en el s. XX), para emoción y regocijo de los feligreses. Ambas imágenes han sido portadas a hombros por los anderos de la Congregación, y acompañadas por la Banda de La Soledad de Madrid y la Agrupación musical El Maestro. Una marcha de duelo por el mismísimo centro de la ciudad, en la que el negro presidía las vestimentas de todos los cofrades.

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Sobre los gestos de complicidad que se han dado entre ellos, el Rey se mostraba muy sonriente mientras charlaba con la Princesa, que también le agarraba del brazo, mientras que la Reina hacía lo propio con la Infanta cuando estaban conversando. Finalizada la procesión, los cuatro se han alejado de la multitud caminando por las calles y con el paraguas abierto por las gotas que comenzaban a caer en ese instante.

Cabe destacar que la asistencia de los Reyes y sus hijas a la procesión no tiene carácter institucional u oficial, sino que forma parte de su agenda personal. De todas formas, la imagen pública de los cuatro era muy esperada puesto que han pasado ya cinco meses de la última vez que se produjo dicha estampa. Fue el pasado 31 de octubre en el Congreso de los Diputados, por los actos de la jura solemne de la Constitución de la princesa Leonor durante aquella jornada histórica.

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Desde finales de agosto de 2023, Felipe VI y doña Letizia están viviendo una situación inédita para ellos desde que se convirtieron en padres hace dieciocho años, como es el hecho de tener el 'nido vacío' en su residencia del Palacio de la Zarzuela. Su primogénita ingresó en verano en la Academia General Militar del Ejército de Tierra en Zaragoza para su formación castrense, mientras que su segunda hija viajó poco después a Reino Unido para estudiar el Bachillerato Internacional en el UWC Atlantic College de Gales -como hizo los dos años anteriores su hermana mayor-.

De esta forma, la Familia Real intenta aprovechar al máximo las vacaciones de las que dispone y en las que pueden reunirse todos, sea Navidad, Semana Santa o la época estival. Salvo en contadas excepciones por fechas importantes para la Corona, se guardan la mayoría de estos días para disfrutarlos ellos mismos.

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Así pudimos comprobarlo el pasado martes cuando el jefe de Estado, la Reina y la Princesa -la Infanta no estaba aún con ellos- cenaron en un hotel restaurante de la localidad aragonesa de La Almunia de Doña Godina, a 53 kilómetros de la capital maña. Entonces, los Reyes habían ido a recoger en coche a Leonor a 'La General' y estaban de vuelta para Madrid. Este sábado, la procesión de Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo y del Paso del Santísimo Cristo Yacente ha sido su último plan, antes de que unos y otros retomen la próxima semana sus compromisos y vuelvan a su día a día.

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