Solemne funeral en La Almudena por las víctimas del 11-M

Por hola.com

Madrid se hizo una ciudad viva que recordó solemne a sus ausentes. Madrid se hizo una voz que, a las ocho en punto del 11 de marzo, en la catedral de La Almudena, quiso rendir homenaje a las víctimas de los trenes de la muerte después de un año. Llegaron al templo, primero, aquellos que sufrieron en carne viva, o en la de sus familias, la barbarie del terror. Luego, paso a paso, olvidando rencillas diarias, entraron casi a la vez, el presidente del PP, Mariano Rajoy, con el coordinador de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares. Hoy no era día de disputas, sino de caminar juntos en el camino hacia la paz. Los aledaños de la catedral se encontraban llenos de hombres y mujeres, de ciudadanos anónimos que querían solidarizarse con los sentían punzadas de dolor por la ausencia de sus seres queridos.

La Familia Real, al completo
El respetuoso silencio sólo se vio roto por la llegada al templo de la Familia Real al completo, en riguroso luto. Los ciudadanos aplaudieron su gesto y ellos, discretos, entraron a la Catedral, para situarse en la primera fila del lado izquierdo del templo. Querían sumarse al dolor del pueblo de Madrid. Sólo querían volver, como hace un año, a manifestar su más profunda repulsa por los actos terroristas que tiñeron de sangre y lágrimas la capital de España. 192 ausentes y muchas velas encendidas. Prendió el cirio pascual Fausto Medina, el padre de una de las víctimas, un joven que viajaba, aquella mañana triste, en uno de los trenes que sufrió en sus entrañas el brutal atentado. Presidió la ceremonia el cardenal Rouco Varela quien, en una contenida homilía, recordó que, hacía un año, "los atentados terroristas sacudieron la conciencia de nuestra ciudad y del mundo entero" y apuntó un pensamiento de Santa Teresa de Jesús, hoy más necesario que nunca: "No te dejes vencer por el mal. Antes bien, vence al mal con el bien".

Solemne funeral de Estado
Los acordes de Bach y Mozart, emanados de los dedos expertos del organista Roberto Fresco, crearon el ambiente adecuado para que todos reflexionaran sobre lo dicho por el arzobispo de Madrid: "El terrorismo no tiene ni tendrá la última palabra". Al final de la ceremonia, Rouco Varela dio las gracias expresamente a la Familia Real "y muy especialmente a los Príncipes de Asturias" por su asistencia a la ceremonia. Era el segundo acto oficial del día al que la Familia Real, al completo, acudía. Pero, sin duda cada palabra del oficiante se esforzaba por transmitir todo su apoyo a los familiares de las víctimas: "Esperemos -dijo el arzobispo de Madrid- que se hayan sentido reconfortados y queridos por todos nosotros, sus hermanos". Con estas palabras se dio por concluida una ceremonia sobria. En el exterior, cientos de ciudadanos, seguían en silencio. Un silencio de caluroso respeto.