La reina Margarita, jefa del Estado danés desde 1972 ha anunciado su abdicación

La desunión familiar que ha marcado sus últimos años de reinado

La tormenta se desató cuando la soberana, pensando en el futuro de la institución, retiró los títulos reales a cuatro de sus ocho nietos, sin embargo, el conflicto dentro de la institución no comenzó aquí

Por Sira Acosta

Margarita de Dinamarca ha anunciado su abdicación lo que convertirá a su hijo mayor en Federico X de Dinamarca en el nuevo rey. Este relevo se viene planeando desde 1968, es decir, desde que Federico vino al mundo como primogénito de la que en ese momento era princesa heredera. No es tradición en Dinamarca abdicar, ni tampoco parecía que fuera una cuestión que se planteara la reina Margarita, ahora sabemos que los últimos pasos que ha dado ya tenían un objetivo muy cercano: el futuro de la Casa Real danesa sin ella. Del mismo modo que hizo Isabel II en el Reino Unido, que allanó todo lo que pudo el camino de su hijo, Carlos III, la reina Margarita ha ido realizadndo una serie de cambios con el propósito de eliminar algunos escollos que podrían ser un quebradero de cabeza para el nuevo rey. Fue así como se hizo público una desunión familiar evidente que marcó los últimos años y que en su día te contamos en el podcast 'Los segundos son un problema en Dinamarca'. 

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La hasta ahora soberana danesa y su marido, el príncipe Henrik, que falleció en el año 2018, tuvieron dos hijos, los príncipes Federico y Joaquín, que a su vez tuvieron cuatro hijos cada uno, a los que la reina nombró príncipes y princesas de Dinamarca nada más nacer. La tormenta comenzó en el otoño de 2022, cuando la reina Margarita tomó una decisión inesperada: retiró el título de Altezas Reales a cuatro de sus ocho nietos. Nicolás y Félix -nacidos del primer matrimonio del príncipe Joaquín con Alexandra Manley-, y Henrik y Athena -de su actual mujer, la princesa Marie- en enero de 2023 dejaban de ser príncipes daneses para ser solo condes y condesa de Monpezat. "Su Majestad la Reina quiere crear un marco para que sus cuatro nietos puedan moldear sus propias vidas sin verse limitados por las especiales consideraciones y obligaciones que implica una afiliación formal a la Casa Real como institución. Los cuatro nietos mantienen su lugar en la sucesión", puntualizaba un comunicado que señalaba que en el futuro serían tratados como excelencias y no como altezas reales.

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Con este movimiento la reina trazó una línea clara: los que están dentro de la institución y los que no. Hay que recordar que es lo mismo que hizo Isabel II durante su Jubileo de Platino, cuando salió al balcón del Palacio de Buckingham rodeada de una "selección" de Windsor, los que tras su muerte cogieron las riendas de la institución. De un modo u otro, esta reducción de "la plantilla", se ha venido produciendo en todas las Casas Reales de Europa en la última década, Carlos Gustavo de Suecia matizó que los hijos de Magdalena y Carlos Felipe no tendrán funciones institucionales en el futuro, aunque sí les dejó que conservaran el título de altezas reales, aunque sin obligaciones o privilegios implícitos; una medida que, según trascendió, fue el agradado de toda la Familia Real sueca. El caso danés fue distinto.

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La medida fue interpretada por el príncipe Joaquín como un ataque y así se lo contó a la prensa danesa, con una buena dosis de ira contenida y los ojos algo brillantes: "Estamos todos muy tristes. Nunca es agradable ver a tus hijos siendo maltratados así", expresaba desde la puerta de la embajada danesa en París, donde trabajaba como agregado militar del Ministerio de Defensa. Su mujer, la princesa Marie, explicó en otra intervención que los niños lo estaban pasando mal, ya que sentían que les habían robado parte de su identidad e incluso estaban siendo víctimas de acoso escolar. Unas declaraciones a las que se sumó la primera mujer de Joaquín, Alexandra Manley, que dijo que sus hijos estaban "en shock".

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Margarita de Dinamarca tuvo que explicarse a través de un nuevo comunicado: "En los últimos días ha habido fuertes reacciones a mi decisión sobre el futuro uso de los títulos de los cuatro hijos del príncipe Joaquín. Eso me afecta, por supuesto". "Mi decisión ha tardado mucho en llegar. Con mis cincuenta años en el trono, es natural tanto mirar hacia atrás como hacia adelante. Es mi deber y mi deseo como Reina garantizar que la Monarquía se adapte a los tiempos. A veces, esto significa que hay que tomar decisiones difíciles, y siempre será difícil encontrar el momento adecuado", añadió dejando claro que desde hacía años era consciente de la necesaria reducción de su Casa Real, un tema que se había planteado en varias ocasiones en el Parlamento danés.

Este episodio devolvía el foco a un conflicto del que se venía hablando periódicamente: los dos hermanos no se llevan bien y por extensión sus mujeres tampoco. Los príncipes Federico y Joaquín solo se llevan un año y durante su niñez fueron criados como gemelos, también disfrutaron durante un tiempo de juventud de un círculo de amigos en común, sin embargo, al llegar a la edad adulta comenzaron las fricciones, para algunos se hizo evidente cuando el príncipe Joaquín se embarcó en un complicado divorcio de su primera mujer, un proceso legal que le costó a la Casa Real danesa una fortuna, algunas propiedades y alguna joya histórica de valor incalculable. Los platos rotos de este divorcio los pagó Mary, la nueva reina consorte, que, si bien se casó en los mismos términos, cuando estalló este proceso tuvo que firmar nuevas capitulaciones matrimoniales que la dejaban en una situación abiertamente desfavorable en caso de divorcio. Otros apuntan a que después el divorcio, el príncipe Joaquín comenzó a salir y a dejarse ver en actitudes que no fueron del agrado de su hermano y no hay que olvidar que una Casa Real, además de una familia, es una institución que se organiza jerárquicamente y que la obediencia dinástica obliga.

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Tras la retirada de los títulos, la desunión familiar no se ocultó. La princesa Marie (la mujer de Joaquín) dejó caer que prácticamente no tenían relación con los príncipes Federico y Mary, mientras que esta última, rompió su silencio para decir que el futuro podría haber más movimientos en la Casa Real parecidos a este. "El cambio puede ser difícil y realmente puede doler, pero esto no quiere decir que la decisión no sea la correcta. También miraremos los títulos de nuestros hijos cuando llegue el momento", dijo en referencia a Isabella, Vincent y Josephine, ya que no hay que olvidar que el único que acumula obligaciones institucionales es el mayor, Christian, el que ahora se ha convertido en príncipe heredero.

Estados Unidos, un segundo hogar para muchos 'royals'

Para este conflicto no había solución, la reina Margarita cada vez delegaba más funciones en Federico y Mary (a esta última incluso la hizo regente, una función que hasta ese momento solo podían tener los nacidos dentro de la Familia Real), mientras que Joaquín y Marie perdían presencia, su reacción fue poner todavía más tierra de por medio, Francia no estaba la suficientemente lejos de la institución que les estaba maltratando, así que la familia se trasladó a los Estados Unidos, el hogar de los príncipes que escapan de su reino.

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Esta desunión, aunque fue muy impactante, tampoco fue del todo una novedad, el propio príncipe Henrik, el marido de la reina, había mostrado su disconformidad a perder peso en la institución a medida que su hijo mayor lo iba ganando. "Durante años he sido el segundo y puedo lidiar con eso, pero no estoy dispuesto a ser el tercero", dijo en el año 2002 cuando la reina Margarita tuvo que ausentarse de la recepción de Año Nuevo y decidió que su hijo mayor -y no su marido- la sustituyera. Este fue solo el principio, ya que Henrik estuvo reivindicando hasta el final ser nombrado rey consorte, es más, era su condición para acceder a ser enterrado junto a su mujer.

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La reina Margarita no accedió, no había precedente para ello, ni tradición alguna, ni encaje legal, además antes de casarse en 1967 le dejaron claro que siempre sería príncipe consorte y alteza real, pero nunca rey y él aceptó, siempre dijo que se casó muy enamorado, pero conforme transcurrió el tiempo no se sintió cómodo estando siempre a la sombra de su esposa, caminando unos pasos por detrás y viendo como las nuevas generaciones le hacían sombra. El matrimonio nunca llegó a un acuerdo, así que está previsto que, cuando llegue el momento, reposen a más de 60 kilómetros de distancia, la soberana en la Catedral de Roskilde, el lugar de los reyes, mientras las cenizas de Henrik fueron esparcidas en el Palacio de Fredensborg.

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