Por un día, la paz ha reinado en el castillo de Marienburg, el centenario hogar de la familia Hannover en Alemania. El príncipe Ernst August, primogénito y heredero de Ernesto de Hannover, y su mujer, la diseñadora de origen ruso Ekaterina, han bautizado este sábado a su segundo hijo, Augusto, en esta fortaleza neogótica. El marido de Carolina de Mónaco no estuvo presente en la ceremonia, ya que lleva años distanciado de su hijo debido a sus diferencias sobre la gestión del inmenso patrimonio familiar.
El 'principito' Augusto, que nació en el mes de marzo, tuvo dos padrinos de excepción. Olympia de Grecia, hija de los príncipes Pablo y Marie-Chantal de Grecia, ofició del madrina del pequeño, mientras que el heredero colombiano Julio Santo Domingo, hermano de Tatiana Casiraghi, fue el padrino del niño. La princesa Elisabeth, la primera hija de Ernst August y Ekaterina, que nació en febrero de 2018, también fue testigo del sacramento.
Hubo representación española en la ceremonia, ya que el príncipe Christian, hermano de Ernst August, y su mujer, Alessandra de Osma, viajaron desde Madrid. También lo hicieron el empresario George Scott y su mujer, la modelo y diseñadora Leah de Wavrin, que viven en Cazalla de la Sierra, en Andalucía.
El bautizo se celebró en la capilla del castillo de Marienburg, donde numerosos miembros de la Casa de Welf han sido bautizados desde 1867. El arquitecto Conrad Wilhelm Hase diseñó el castillo como un regalo del rey Jorge V de Hannover a su mujer, María de Sajonia, y desde entonces siempre ha estado en manos de esta familia real alemana emparentada con la reina de Inglaterra y la reina doña Sofía. Ernst August y Ekaterina ofrecieron allí el banquete de su boda en el verano de 2017, en uno de los enlaces reales más bonitos de los últimos tiempos.
Hace unos meses, tras siete largos años de negociaciones, el príncipe Ernst August, de 35 años, cedió el castillo al Estado Federado de Baja Sajonia en una transacción simbólica a cambio de un euro, cantidad testimonial por la que pasó a pertenecer al Estado. A partir del año 2020 arrancarán las costosas obras de renovación del inmueble, para las que serán destinados 27 millones de las arcas públicas. La operación no contó con el visto bueno del marido de Carolina de Mónaco y eso causó el distanciamiento entre padre e hijo.
"No han sido decisiones fáciles y sencillas. Pero los tesoros artísticos tienen que estar asegurados de alguna forma”, explicó el príncipe Ernst August tras el anuncio de la venta, aclarando que se vio obligado a donar el castillo para poder garantizar su correcta restauración y conservación para las generaciones venideras.
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