Todos con el Rey, en la celebración de su trigésimo aniversario como soberano

Por hola.com
Una celebración austera
Como una gran familia, las monarquías del mundo aprovechan los grandes acontecimientos históricos o familiares para reunirse en cualquier parte del planeta. La celebración de unas bodas de oro -la de Isabel II de Inglaterra, por ejemplo, como Reina de Inglaterra-; o de plata, como las de Beatriz de Holanda; la de un cumpleaños muy especial -el medio siglo de Harald de Noruega-; matrimonios de Príncipes -la boda de don Felipe, la infanta Elena, la infanta Cristina, Guillermo y Máxima de Holanda; Federico y Mary de Dinamarca, etcétera-; son la excusa perfecta para que los representantes de las casas reales de todo el mundo se encuentren para festejar, juntos, sus mejores momentos.

En todas estas naciones europeas -España, Reino Unido, Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Noruega, Bélgica, Luxemburgo, Mónaco, Liechtenstein- las Familias Reales son, en cierta manera, las familias de todos los ciudadanos. La sucesión de todas las generaciones que han ido escribiendo la historia de sus naciones. El símbolo nacional del presente y del pasado. La permanencia de la tradición en el futuro. La prueba viviente de que, por haber sabido adaptarse a los nuevos tiempos, se han ganado a pulso su continuidad histórica.

Por eso, ha sorprendido en cierta manera, que el Rey haya elegido conmemorar el trigésimo aniversario de su proclamación escapando a todo el protagonismo que, tanto la sociedad como las instituciones, le han querido dar al marco de unas grandes celebraciones y haya optado por un acto realmente austero en el que ha demostrado que está en perfecta comunión con los españoles, con su familia -durante estos días han sido numerosas las ocasiones en las que ha expresado su gratitud- y con todos los poderes del Estado. Don Juan Carlos y doña Sofía, el mejor ejemplo de todo lo escrito en líneas anteriores, se han consagrado, en estos 30 años de tantas y tan profundas transformaciones, como una gran referencia de la democracia española, europea e iberoamericana en todos los países y para todos los estamentos. Pero, en su línea habitual, en lugar de hacerse a su medida una agenda festiva con la visita de sus incintables amigos extranjeros han preferido celebrarlo con los españoles trabajando "en casa".