La música es una herramienta muy poderosa tanto para niños como mayores. El estudio El impacto de la música en el cerebro: su poder neuromodulador en el desarrollo del lenguaje ha valorado cómo influye en menores con problemas de lenguaje. El objetivo del estudio es comprobar la eficacia de emplear la propia prosodia musical (el timbre, la entonación, las acentuaciones, la melodía…) para otorgar significado a la entonación y el ritmo del lenguaje. Los resultados se van a dar a conocer en la sexta edición de las Jornadas Neurocientíficas y Educativas de la Fundación Querer, que el 10 y 11 de junio de 2025 reunirán en Madrid a más de 30 expertos mundiales en trastornos neurológicos y enfermedades raras.
Hemos charlado con una de las investigadoras, Manuela del Caño, doctora en Neurociencias y profesora de la Universidad de Burgos, para que nos explique cómo la música puede beneficiar a estos niños.
La música comparte reacciones con el lenguaje en determinadas zonas cerebrales
Problemas de lenguaje y comunicación
Algunas enfermedades neurológicas infantiles y trastornos del lenguaje propician que haya niños que no sepan interpretar el tono de los mensajes que reciben. Esta incapacidad para procesar el lenguaje les impide entender instrucciones, ya que no consiguen ni transmitir ni interpretar la entonación, el tono y el rimo del habla. Es un inconveniente grande que lastra su día a día.
Por eso, al margen de las investigaciones que tratan de conocer el funcionamiento del cerebro en estos casos, los investigadores de este trabajo (a Manuela del Caño le acompañan Annika Linke, profesora de la San Diego State University, y Wolfram Hinzen, (profesor de Investigación de ICREA/Universitat Pompeu Fabra) querían dar instrumentos para mejorar la capacidad de estos niños.
Así, alumnos de entre 7 y 17 años del centro El Cole de Celia y Pepe (una escuela integral especializada en niños con enfermedades raras y problemas en el lenguaje), todos ellos con problemas de lenguaje, pero sin afectación auditiva, han recibido dos sesiones de música a la semana, durante varios meses. "La música comparte reacciones con el lenguaje en determinadas zonas cerebrales", comenta Manuela del Caño.
¿Qué instrumento es el mejor?
El entrenamiento musical realizado ha permitido ver "grandes cambios en poco tiempo". De hecho, el estudio se ha prolongado durante ocho meses en algunos alumnos y en otros, durante cuatro (ya que había un grupo control). "El cerebro es muy sensible a la música", destaca la investigadora. "Música y emociones están relacionadas", añade.
Para ello, han utilizado distintas técnicas, con parámetros musicales diferentes e instrumentos variados, "sobre todo de percusión, melódicos... como la campana, el piano... Algunos han aprendido a leer partituras sencillas", destaca. Cada niño se sentía más cómodo con un instrumento, por lo que no se puede destacar ninguno sobre otro, sino adecuar el gusto y las preferencias de los menores a los instrumentos.
¿Cómo se han medido los resultados?
A los alumnos se les realizaron, tanto antes como durante el estudio, varias resonancias magnéticas funcionales, con la financiación de Hospitales HM de Madrid. En ellas, en lugar de estar sedados o dormidos, que es lo más habitual, estaban despiertos para poder captar qué zonas cerebrales se activaban más gracias a la música.
Los resultados sugieren que ese entrenamiento musical les ha permitido procesar mejor la información sonora y que esto tiene también un reflejo en la capacidad de procesamiento del lenguaje, como cuenta la investigadora. Y esto tiene beneficios claros para superar esas dificultades: "Si entienden mejor el lenguaje, pueden transmitir mejor sus emociones y socializar mejor, lo que les hace más fácil el día a día", destaca Manuela del Caño. En definitiva, como recalca, se han visto mejoras en el desarrollo del lenguaje.
Y estas mejoras no se circunscriben a los primeros años de vida. Es cierto que en la primera etapa de la vida la neuroplasticidad es mayor, pero como resalta la investigadora, "ha habido cambios en todos los participantes que tenían problemas de lenguaje". Además, "hay evidencia de que la música tiene efecto a cualquier edad".
¿De qué forma trasladar estos hallazgos a la familia?
Una vez que haya evidencia científica de estas mejoras, el equipo de investigadores tiene previsto crear una metodología de trabajo para difundirle entre los profesionales dedicados a este mundo y también las familias.
Sería una forma sencilla de mejorar un área decisiva: el de la comprensión de determinadas expresiones u órdenes, que muchos afectados no entienden por sus problemas de lenguaje.