La inteligencia artificial generativa, la que más usan los menores, es aquella que crea contenido nuevo, ya sean imágenes, textos, música... Se trata de una herramienta muy poderosa a la que muchos recurren, pues es capaz de responder en segundos a sus demandas: "hazme una canción", "resume este libro"… Pero no está exenta de riesgos.
Guillermo Cánovas es uno de los mayores expertos en España en protección del menor en entornos digitales y uso responsable de la tecnología. Director del Observatorio para el Uso Saludable de la Tecnología –EducaLIKE, lleva más de tres décadas investigando y formando acerca del impacto de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) en niños y adolescentes. Acaba de publicar Mira con quién hablan (Ed. Espasa), donde aborda este tema. Con él repasamos lo que debemos saber para que la IA no se convierta en un problema.
Trabajos escolares con IA: una realidad cada vez más frecuente
Muchos estudiantes, también en las primeras etapas de escolaridad, utilizan la IA generativa para hacer sus trabajos, aunque esto, según reconocen, los convierte en "más vagos". Solo tienen que pedir lo que desean y de forma instantánea les aparece sin haber tenido que buscar, filtrar, ordenar y presentar esa información.
¿Qué se puede hacer para que vuelvan a investigar y crear por sí mismos? "En primer lugar, concienciarlos sobre la necesidad de ser íntegros a la hora de afrontar cualquier situación de la vida, y sobre las consecuencias que puede acarrear el fraude académico. Pero, por otro lado, debemos cambiar el enfoque de las tareas. Priorizar el trabajo en el aula, al mismo tiempo que establecer tareas que requieran pensamiento crítico: proyectos de investigación donde el alumno formule preguntas, diseñe experimentos o recopile datos por sí mismo", destaca el experto.
Además, aconseja llevar a cabo procesos donde se valoren los resúmenes o los esquemas diarios de trabajo, y no solo el resultado final. Es importante, igualmente, "centrar parte del esfuerzo en evaluar la calidad de la información: el contraste de múltiples fuentes, la verificación de referencias y la identificación y reflexión sobre los posibles sesgos en la información que van a manejar".
Los efectos de la IA sobre la memoria, el autocontrol y la planificación
Cuando el menor abusa de la IA se pueden debilitar funciones ejecutivas como la planificación, la memoria de trabajo y el autocontrol. Estas se desarrollan sobre todo en la corteza prefrontal antes de los 25 años, de modo que "al delegar en un algoritmo la redacción, la resolución de problemas o la organización de ideas, los estudiantes pierden práctica a la hora de estructurar tareas, priorizar pasos y retener información relevante".
Por si fuera poco, "la gratificación inmediata que ofrecen las respuestas automáticas fomenta la impulsividad y reduce la tolerancia a la frustración cuando se exige un esfuerzo cognitivo sostenido. No olvidemos una de las máximas que rigen nuestro cerebro: lo que no se utiliza se pierde. Y estamos hablando de conexiones neuronales", advierte Guillermo Cánovas.
Así, la IA debería utilizarse, según apunta, para determinadas tareas y como un complemento, nunca como sustituta de la función cognitiva del menor. "No podemos dar a un niño una calculadora cuando está aprendiendo a multiplicar y a dividir. Lo haremos más adelante", añade. Niños y adolescente deben conocer que la IA no es infalible, ya que los datos que presenta pueden ser incorrectos o estar falseados.
Los problemas de seguridad y privacidad que puede acarrear la IA en menores
"Cuando se utilizan herramientas de IA, especialmente en entornos personales o de ocio, recopila grandes cantidades de datos e información sensible en este caso de menores de edad: desde sus hábitos, preocupaciones, problemas o intereses, hasta su ubicación. Estos datos pueden utilizarse después no solo para publicidad dirigida, sino que podrían incluso condicionar su futuro si son manejados por personal dedicado a la selección de personal", alerta el especialista. Todo ello sin tener en cuenta un posible fallo de seguridad que haría que esos datos pasasen a personas indeterminadas.
Pero hay más peligros en este ámbito: "Las herramientas de IA generativa de texto o imagen que utilizamos, no hacen distinción por edades, ya que no identifican la edad del usuario. No siempre filtran adecuadamente temas violentos, sexualizados o estereotipos nocivos". Por todo ello es necesario instruir a los menores en cuanto a los datos personales que comparten al usar la IA.
Los menores no deben compartir con la IA información sensible. Ni es un terapeuta ni es su amiga
¿Resolver la soledad no deseada de los menores mediante IA?
La soledad no deseada entre adolescentes es un problema creciente de grandes dimensiones. Están hiperconectados digitalmente, pero se sienten solos. En esta realidad, las empresas han visto una oportunidad de negocio, de forma que la IA está siendo entrenada para simular empatía. Los jóvenes acuden a chatbots para desahogarse emocionalmente o para pedir consejo cuando tienen un dilema. Pero la realidad es que esto aumenta su aislamiento, ya que la IA no tiene comprensión real, como destaca Guillermo Cánovas.
¿Qué hacer ante esta nueva realidad? "Necesitamos crear o reforzar espacios de socialización presencial: clubes deportivos, artísticos o de voluntariado donde practiquen habilidades sociales auténticas. En el aula, debemos incorporar dinámicas de cooperación y tareas en grupo que refuercen el sentido de pertenencia. Además, deberíamos introducir este tema para reflexionar en las aulas: discutir y tomar conciencia de las limitaciones de la IA, y reflexionar sobre las diferencias que observan en relación con el apoyo que brindan sus amigos o familiares. Finalmente, las familias deben promover las actividades offline (lectura, naturaleza, hobbies) que permitan el desarrollo integral de sus hijos", detalla.
Consejos para proteger a tus hijos frente a la IA
Los padres y los profesores juegan un papel esencial a la hora de que los menores comprendan la utilidad real y los riesgos de la IA generativa. Estas son las recomendaciones del experto para ello:
- Informarse juntos: Padres e hijos ha de formarse juntos para aprender y "relacionarse con la tecnología, activando su sentido crítico".
- Reducir la autoridad aparente de la IA: Hay que enseñarles que es una herramienta, "pero que puede equivocarse, omitir información e incluso falsear".
- Enseñarles a protegerse: Y no solo sus datos personales, sino mostrarles la importancia de la privacidad de sus sentimientos y pensamientos. "No deben compartir con la IA información sensible. Ni es un terapeuta ni es tu amiga".
- Supervisar su trabajo: Es importante transmitirles el valor del esfuerzo, la autenticidad y la ética en el uso de la tecnología. Y "reconocer y valorar los logros obtenidos sin ayuda automatizada y premiar la curiosidad investigadora".
- Mantener una comunicación abierta: Para que puedan dialogar sobre lo que ven, creen o sienten, "compartiendo dudas o inquietudes".
- Ser un modelo a seguir: De modo que los adultos les muestren "una forma sana de relacionarse con la tecnología".
¿Cuándo puede ayudar la IA a los más jóvenes?
A menudo se insiste en que la IA es el futuro y que las nuevas generaciones deben formarse para no quedarse atrás. ¿Qué hay de cierto? "La formación en el uso de la IA debe hacerse forma progresiva, con herramientas testadas y para tareas concretas. Siempre de forma supervisada o tutorizada. El propio ChatGPT autoriza su uso a los menores de 18 años solo con el consentimiento de los padres, y nunca antes de los 13 años", destaca el autor.
"La IA ofrece la posibilidad de personalizar los contenidos y adaptar el ritmo de aprendizaje a cada alumno. Lo cual no debe hacerse tampoco siempre, pero sí resulta muy útil en algunos momentos. Ofrece la posibilidad de crear chatbots sobre temas o asignaturas, un refuerzo inmediato, la resolución de dudas, la simulación en entornos interactivos que motivan la curiosidad, etc. Para el alumnado con necesidades educativas especiales, permite adaptaciones (lectura en voz alta, generación de ejemplos) que facilitan la inclusión", apunta.
No obstante, aclara: "Debemos desmitificar la formación en el manejo de IA. En pocas horas y de forma intuitiva es posible familiarizarse con las herramientas más útiles y aprovechar sus posibilidades. No son necesarias largas y complejas formaciones técnicas. Otra cuestión es la enseñanza a universitarios y mayores de edad que necesitan competir en el mercado laboral, en cuyo caso la formación debe estar adaptada a cada entorno en función de sus necesidades".