Niña tapándose la cara por acoso escolar©AdobeStock

Psicología

Acoso escolar: ¿es bueno para la víctima hacer público el caso?

El bullying o acoso escolar es, desafortunadamente, una realidad habitual. Algunas situaciones llegan incluso a hacerse públicas en medios de comunicación o en redes sociales. ¿Cómo puede repercutir esto en el niño afectado?

Uno de los últimos casos ‘mediáticos’ en lo que a bullying se refiere es el del pequeño Izan. Su hermano hizo público un vídeo donde se mostraba la humillación que había sufrido el día de su cumpleaños cuando sus compañeros en lugar de felicitarlo en la celebración, se dedicaron a molestarlo con canciones muy inadecuadas que hacían referencia a su aspecto físico. No era la primera vez, según denunció la familia. Las reacciones no se hicieron esperar y el pequeño comenzó a recibir cientos de mensajes de apoyo y solidaridad de famosos y gente anónima.

Pero, en un caso con tanta repercusión, ¿qué puede significar para el menor que la escena del acoso sea repetida una y otra vez? Le hemos consultado a Patricia Sánchez, psicóloga sanitaria especializada en ansiedad, autoestima, emociones y crianza respetuosa.

¿Es positivo para el niño que las redes sociales se hagan eco del acoso?

Para el niño objeto del acoso, verse reiteradamente en todas las redes sociales y medios de comunicación, “en un inicio puede resultar vergonzoso y provocar unos niveles de estrés, angustia y desasosiedo elevados”, indica la experta.

No obstante, precisa que si los adultos referentes y las personas de apoyo de su entorno saben reconducir ese malestar y explicarle la repercusión de esa denuncia social, “puede sentirse un poco aliviado y esperanzado de que no se repetirá o no lo volverá a vivir”.

Además, en un caso como el ya comentado de Izan, el apoyo tan mayoritario recibido de parte de mucha gente le puede ayudar a “sentirse comprendido, apoyado y acompañado, aspectos fundamentales en su recuperación y normalización de la vida”, señala la psicóloga.

¿Dejarlo al margen o hacerlo partícipe de las acciones contra el acoso?

Una vez que el niño ha sufrido acoso, hay que actuar cuanto antes. Y es algo que corresponde hacer a los adultos. Es fundamental que comprenda que él no es el culpable ni merece haber vivido esa situación, sino que es “algo totalmente injusto que jamás debería haber pasado y que él no ha hecho nada malo”, insiste la especialista de www.patriciasanchezpsicologia.com.

Pero ¿es bueno que el niño se implique en los pasos a seguir o es mejor que permanezca ajeno a ese proceso de denuncia? “Dependerá mucho de la edad de la víctima y de cómo esté gestionando esa situación. Si estar informado de las acciones le da alivio es diferente a si cada noticia al respecto le genera crisis de ansiedad, noches sin dormir, dolores de cabeza...”, advierte.

Por este motivo, su recomendación es que se informe al menor acosado de que se están tomando medidas para solventar y terminar con la situación, pero sin entrar en detalles.

Niños riéndose de otro en el colegio©AdobeStock

Pasos a seguir cuando el niño es acosado

El acoso escolar es una experiencia durísima que puede dejar muchas secuelas como ansiedad, baja autoestima, dificultad en las relaciones sociales, apatía, desmotivación... Incluso el niño, como advierte Patricia Sánchez, puede llegar a desarrollar algún trastorno psicólógico de tipo emocional o fóbico.

Por todo ello, además de trabajar en la prevención para que estas situaciones dejen de producirse, hay que actuar de manera efectiva cuando un menor refiere haber sido víctima de bullying. Estas son las pautas que aconseja la especialista:

Creerlo y escucharlo sin interrumpir

Al niño le suele resultar muy complicado hablar de este tema, por eso hay que “creerlo, escucharlo y dejar que hable sin interrupciones”. Cuando consigue sincerarse y comentar lo que le ha sucedido debe sentirse cómodo y libre para expresar sus emociones. Después de este momento inicial, se pueden pedir explicaciones al menor sobre algo que no haya quedado claro, al mismo tiempo que se le puede comunicar que se van a poner en marcha (sin entrar en detalles) algunas acciones para que el acoso cese.

No magnificar ni quitar importancia

Cuando el menor comunique que ha sido víctima de bullying, los adultos deben mantener una actitud calmada. No conviene “llevarnos las manos a la cabeza, insultar, ponernos agresivos, verbalizar que vamos a hacer esto y lo otro de malas maneras...”, detalla la psicóloga. El motivo es que esta actitud puede atemorizar al niño, al pensar que ha causado problemas familiares, o hacerle sentir culpable por ver sufrir a sus seres queridos.

En el lado opuesto, no hay que minimizar lo ocurrido. No conviene quitarle importancia, ni decir que ya pasará, que son cosas de niños, que no se deje tomar el pelo... “Eso lo hará sentir más solo, vulnerable y pensar que hay algo en él que provoca y justifica ese trato”, subraya Raquel Sánchez.

Acudir al colegio

El centro escolar debe tomar cartas en el asunto, pero si no hay una respuesta adecuada por su parte siempre se puede recurrir a instancias superiores, como la inspección educativa. A veces esto no es suficiente y el acoso continúa a pesar de las medidas tomadas. ¿Conviene trasladar entonces a la víctima a otro colegio o instituto? Para la experta, sí es adecuado tanto un cambio centro y de compañeros, pues el niño necesita estar en otro entorno.

Pedir ayuda psicológica

“Es vital que estos niños sean atendidos por un psicólogo que les ayude a poner en orden todo lo vivido, superarlo y mirar hacia adelante con la mochila ligera”, advierte la experta. Esto les ayudará a tener herramientas para enfrentarse a posibles situacionen similares en un futuro y, además a “recuperar la confianza en sí mismos, saber cómo comunicarse, relacionarse y defenderse, reaccionar ante el miedo, no perderse en pensamientos derrotistas o futuristas y ser capaz de actuar con agilidad delante de situaciones desiguales”.

Así, el abordaje terapéutico en estos casos debe basarse en habilidades sociales, autoestima y reestructuración cognitiva para que el menor rectifique sus patrones de pensamiento inadecuados por otros adaptativos. Además, esta terapia puede servir para superar el trauma para que el niño pueda tener una vida escolar “totalmente normalizada y feliz”.


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