El momento del parto es, para muchas madres, un punto de preocupación durante todo su embarazo. No porque vaya a ir mal, sino porque directamente no saben ni cómo irá. Pura incertidumbre que nos crea un cierto grado de ansiedad. Por eso, los expertos insisten mucho en la elección del hospital. Puedes equivocarte, pero estás obligada a informarte y buscar cuál es el más adecuado para tí, según tu plan de parto, de tus preferencias y necesidades específicas. “Pocas veces me pongo seria o contundente cuando hablo del embarazo, pero este es uno de los temas que me obliga a hacerlo: escoger el centro en el que te van a controlar la gestación y en el que luego vas a dar a luz tiene mucha más importancia de la que crees”, nos dice en su libro ¡Voy a ser mamá!¿Y ahora, qué? (Libros Cúpula), la Dra. Sofía Fournier Fisas, especialista en medicina maternofetal.

Así, aunque la gran mayoría de los embarazos transcurren sin incidentes, no hay que olvidar que ni todos los partos van como nos gustarían ni todas decidimos dar a luz de la misma manera. Por ello, nos recuerda, “es un acto de responsabilidad elegir un centro médico que esté capacitado para atender todas las necesidades que puedan ir surgiendo”. Quizás es en el que se encuentra tu ginecólogo de siempre o, quizás para esto, necesites encontrar algún otro que se actualice en temas de obstetricia, que te garantice que el diagnóstico prenatal te lo hace un experto o que cuenta con la infraestructura que tú necesitas según tu plan de parto.

Básicos que debe tener, sí o sí, un hospital para dar a luz

• Unidad de Diagnóstico Prenatal: “Profesionales formados en ecografía obstétrica y medicina maternofetal”, nos resume. Las ecografías durante el embarazo nos dan mucha información y muy importante, por lo que deben estar bien realizadas.
• Equipo de guardia 24 horas: tiene que haber profesionales competentes a todas horas, porque pueden surgir urgencias en cualquier momento y tiene que haber siempre un médico preparado para atenderte. “Yo siempre recomiendo a mis pacientes embarazadas que, ante cualquier duda, acudan a Urgencias”, nos dice. Por ello, esto es importante.
• Especialistas en Obstetricia de Alto Riesgo: un equipo que controla embarazos de alto riesgo y son capaces de atender los partos más complicados y “en casos, por ejemplo, de diabetes gestacional, hipertensión o posibilidad de parto prematuro”.
• Un equipo de ginecología multidisciplinar, con especialistas en cirugía, patología de mamá o endocrinología, por ejemplo.
• UCI neonatal por si aparece alguna complicación en el bebé que requiera de algún control estricto, lo que se consigue con pediatras especializados en recién nacidos.
• UCI adultos, porque si puede torcerse algo con el bebé, también puede torcerse contigo.
• Tasa de cesáreas cercana al 25%: este dato, nos dice la experta, “es un indicador de calidad de su Unidad de Obstetricia”. En España, la tasa se sitúa muy por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 15%.
• Número elevado de partos al año porque, como es lógico, cuanto más partos atiende, más partos complicados habrá tenido “y más entrenado estará”.

Ayuda a la lactancia materna, un hándicap a tener en cuenta

Aunque no te lo creas, esto también tiene su importancia, nos explica la doctora. “La lactancia, sobre todo durante los primeros días, no es tan idílica como la pintan”. Por ello, lo ideal es que exista “un pediatra especializado en lactancia materna y que existan reuniones semanales de apoyo a las que puedas asistir las primeras semanas de vida de tu bebé”.

Así, cuantas más preguntas hagas en el centro de este tipo, más o menos segura estarás de que estás eligiendo el mejor hospital para tí. Está claro que su ubicación (la proximidad a tu domicilio, por cierto, es otro punto a tener en cuenta) o su equipamiento técnico en el paritorio es importante, pero no es lo único que debes valorar.

Cesárea respetada y plan de parto

La cesárea respetada es aquella que transcurre “intentando fomentar el vínculo de los padres con el recién nacido desde el primer momento”. El tan conocido piel con piel es algo ya instaurado en la mayor parte de los hospitales, pero no se queda aquí. Se debe autorizar la presencia del padre todo el rato en el quirófano, acompañando a la madre. Y, además, promover el contacto de ambos progenitores con el bebé, permaneciendo con ellos durante toda la intervención. Se trata, nos dice, “de humanizar al máximo la situación”.

Además, debes de tener en cuenta tu plan de parto, ese documento que recoge todo lo que te gustaría que ocurriese el día en el que vas a dar a luz, “con tus preferencias sobre el proceso de dilatación, el momento del expulsivo y los primeros minutos de vida de tu bebé”. No solo hay que dejarlo por escrito, sino comprobar que el hospital al que acudes puede dar respuesta a tus necesidades.

No es lo mismo tener muy claro que vas a contar con la epidural, que no hacerlo y querer tener a mano una pelota de Pilates que te ayude a controlar el dolor o pasar la dilatación en una bañera. Por ello, antes de tomar la decisión, hazte todas las preguntas que consideres oportunas sobre cómo quieres vivir este momento y las respuestas que más se ajusten serán las que te indiquen qué hospital necesitas.