Niños con uso abusivo de las nuevas tecnologías.©AdobeStock

Estas son las consecuencias de que tu hijo abuse de las nuevas tecnologías

No se trata de prohibir su uso por completo, pero sí de vigilar el tiempo que nuestros hijos dedican a las pantallas. De lo contrario, pueden ver afectado su desarrollo y aprendizaje.

Las nuevas tecnologías, nadie lo duda, son herramientas muy útiles hoy en día. Hemos conseguido superar una pandemia, en parte, gracias a ellas. Nos han mantenido conectados a nuestros seres queridos, al trabajo y al colegio. Hemos aprendido lo que son las clases virtuales, las tutorías online y hacer deberes en un ordenador o tablet. Sin embargo, todas estas horas en las que hemos estado conectados, pueden pasarnos factura. Sobre todo, a los más pequeños. No se trata de prohibir estos medios, en absoluto, pero sí que es indispensable vigilar que no hacen un uso excesivo porque, de lo contrario, su desarrollo podría verse afectado a edades tempranas.

Mala gestión del aburrimiento, generación de dependencia y una mayor dificultad para concentrarse son solo algunas de las principales consecuencias que puede tener un mal uso o un uso abusivo de las pantallas. Durante el curso escolar, con los padres trabajando jornadas mucho más largas, quizás es más difícil, pero en verano, no tenemos excusa. Porque si nos despistamos, los niños aprovecharán cualquier hueco libre para ponerse delante de una pantalla. Para entender su repercusión, hemos hablado con los expertos en pedagogía infantil de RUBIO, quienes nos enumera las principales y más graves consecuencias de no limitar su uso.

Las seis consecuencias de un uso abusivo de las tecnologías

Un uso excesivo de las tecnologías durante la infancia puede llegar a tener graves consecuencias en cuanto a su desarrollo y aprendizaje. Entre las más importantes, nos dicen ambos expertos, destacan:

1.- Gran dificultad para concentrarse. Las nuevas tecnologías, nos explica el experto, “nos permiten realizar multitud de actividades de forma simultánea”. Los niños apenas se centran, saltan de una pantalla a otra y concentrarse en una sola tarea y hacerla con plena atención les requiere un esfuerzo mayor que acaba por no merecerles la pena.

2.- Comienzan a perder la capacidad para leer textos largos. La inmediatez es característica intrínseca del mundo digital, por lo que la capacidad de leer y escribir textos largos se ve afectada, por lo mismo que en el punto anterior, porque hay que dedicarle más tiempo del que acostumbran a la realización de una tarea.

3.- Gestionan mucho peor el aburrimiento. Que levante la mano el primer padre que no le haya ofrecido su teléfono móvil a su hijo como recurso para calmarles, sobre todo, fuera de casa. Sin embargo, lo que nos parece una solución a corto plazo, nos explican, “puede llegar a generar un problema, ya que su cerebro no aprende a esperar, a aburrirse y a controlar ese sentimiento”. Además, el aburrimiento es punto de partida para la creatividad, no lo olvides.

4.- Aumenta la probabilidad de desarrollar trastornos de conducta. ¿Por qué? Porque los niños, al pasar largos periodos frente a una pantalla, tienen un mayor riesgo de sufrir algunos trastornos como un trastorno por déficit de atención o hiperactividad (TDAH), depresión infantil u otros problemas de conducta.

5.- Les puede llegar a generar dependencia. Sí, como nos confirma el experto, “el uso excesivo de pantallas y dispositivos móviles puede llegar a desencadenar importantes problemas de aislamiento y dependencia”; los niños comienzan a aislarse.

6.- Desconexión del mundo real. Como consecuencia del punto anterior, el niño puede perderse en el aprendizaje normal de su etapa infantil, hacer que no se sienta integrado en el mundo y desconectar directamente de él.

Ideas para prevenir el uso excesivo de las pantallas

Para prevenir estas graves consecuencias, los expertos proponen siempre a las familias educar a los pequeños para que la tecnología sea vista como una aliada y no un impedimento en el aprendizaje. Por tanto, incentivar su uso de una manera responsable y que, de ninguna manera, se convierta en abusivo. Para ello, hay que educar en este sentido, limitar el tiempo que se pasa delante de las pantallas (dedicándole tiempo al plano educativo y al propio ocio) y organizar planes alternativos: