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Cuando Angie empezó a preparar su boda, tuvo claro desde el primer momento que su vestido de novia lo haría Teresa Helbig. "Admiro mucho a Teresa, como persona y como profesional. Siempre he querido tener alguna prenda suya y sabía que una buena ocasión sería esta, relata Angie.

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La novia nos explica que "tenía alguna idea un poco difusa, pero ella me dejó claro que eso no iba a funcionar y que no me iba a gustar. Fue ahí cuando me dejé llevar por su magia y el resultado fue mejor de lo que me podía imaginar". El vestido de Angie se materializó en un diseño artesano en el que se utilizaron más de 100 cintas de varios metros de tul de algodón (uno de los tejidos emblema de la casa) que fueron trabajadas con la técnica del macramé. 

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 "Fusionamos la idea del percherín, con un cuello alto tipo halter, espalda abierta y falda con aberturas laterales que resultaron ser el vestido final", explica Teresa Helbig.

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El velo fue un detalle que incluyeron a última hora y que dio el toque definitivo al conjunto. "Prácticamente en el último momento le propusimos hacerle uno de seda con pistilos pintados y plumas cosidas a mano simulando la forma de flores colocadas por todo el velo", relata la diseñadora. 

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"Teresa me encandiló, y no con un velo normal, ¡con uno de plumas! Jamás me imaginé que llevaría un velo así, pero tengo que decir que, aunque era casi más atrevido que yo, ¡me chifló y lo llevé encantada!", añade divertida Angie. 

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Lo que más claro tenía Angie desde el principio era cómo debía ser su ramo. "Yo quería ir con cuatro tulipanes blancos, algo muy sencillo… pero no era época de esta flor". Y hubo que buscar un plan B. El resultado fue un ramo campestre, en el que predominaba el verde, y que coordinaba perfectamente con su vestido. 

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El 16 de julio de 2022, Angie y Carles, se daban el 'sí, quiero' en Cerdaña, un territorio catalán situado muy cerca de los Pirineos, el mismo sitio en el que se conocieron durante la adolescencia.

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"Siempre hablábamos de planes de futuro, aunque es verdad que nunca salía la palabra 'boda'.  Él no necesariamente necesitaba casarse, pero sabía que en el fondo a mí sí me hacía mucha ilusión. Los dos teníamos claro que, si dábamos el paso, sería donde empezó todo", nos cuenta la novia.

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La madre de Angie se convirtió en un gran apoyo para ella en todo momento. No solo fue la encargada del ramo, también se convirtió en toda una wedding planner

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"La verdad es que sin ellas (la wedding planner oficial y mi madre) hubiese sido imposible. Al final, casarse en una casa donde jamás se ha hecho una boda.… ¡hay mil historias inesperadas! ¡Se necesita mucha ayuda y mucha paciencia!", apunta la novia. 

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Aunque el resultado fue maravilloso, Angie nos explica que las cosas no siempre salen como uno imagina. Y es que una de las anécdotas que más recuerda de la boda fue, en realidad, un fallo. "Tras estar un año buscando la canción ideal (Alegría), y escucharla mil veces para tener claro el minuto exacto de entrada, cuando fui a entrar, la música se iba parado y siguiendo, parando y siguiendo… (...) A veces no todo sale como esperas, pero con un poco de humor se hace hasta memorable".

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"La verdad que es difícil escoger sólo una cosa. Fue muy especial toda la mañana en casa con mi familia; fue increíble el momento de la entrada en la iglesia, el ver la cara de Carles llorosa… También las entradas al aperitivo y a la comida. ¡Fue todo tan increíble que es difícil escoger una cosa! ¡Ojalá pudiera retroceder!", dice entusiasmada la novia.

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