Sofía, la novia y modelo chilena de los dos vestidos, la pamela y la boda al estilo 'royal'

Su primer look ha dado la vuelta al mundo y en su segundo estilismo es protagonista una diadema inspirada en la de Meghan Markle

Por Estrella Albendea

Organizar la boda de tus sueños suele resultar más sencillo cuando los novios tienen una inspiración clara, una estética que sirva de hilo conductor para todos los elementos y proveedores del gran día. Para Sofía Stitchkin, una modelo y novia viral chilena, su gran día debía recordar a los de las ‘royals’ británicas. “La boda la hicimos en un lugar que queda a 45 minutos de donde vivo. Nosotros somos de Santiago de Chile y nos quedamos con San Miguel de Tango. Es el lugar que siempre soñamos los dos, cumplía con todo lo que buscábamos y con nuestro sueño de hacer una boda inspirada en lo inglés, estilo realeza. Con naturaleza, pero al mismo tiempo, muy elegante”, nos explica. Y el 22 de octubre de 2022, principios de verano en el país americano, se dio el ‘sí, quiero’ enfundada en dos espectaculares looks nupciales.

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Dos vestidos tendencia

Podría pensarse que, ante el reto de vestirse para un enlace, Sofía jugaba con ventaja puesto que, al ser modelo, habría estado en contacto con todo tipo de propuestas. Nada más lejos de la realidad, nuestra protagonista en un primer momento estaba algo perdida: “la verdad es que nunca había sentido conexión con ninguno de los vestidos que me tocó usar en los desfiles. Sin embargo, mi corazón sabía lo que quería. Siempre quise algo elegante, original y puro. Así, fue como fui buscando referencias en casas de moda españolas principalmente”. Poco después la diseñadora chilena Javiera Jordán la contactó. “Con mucha humildad y cariño, quiso conversar conmigo para tener la posibilidad de trabajar este sueño en conjunto. Desde ese momento, supe que quería que fuera ella quien estuviera a cargo de la confección de mi vestido de novia porque, además de ser una de las diseñadoras nacionales más destacadas, supo entender a la perfección cuál era mi concepto de novia”, apunta.

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Javiera supo tranquilizar a Sofía, garantizándole la confección de los dos looks que siempre había soñado. “No me equivoqué. Gracias a la vida, que me puso a ‘Javi' en el camino, es que pude lograr sentirme como una princesa en el día más especial e importante de mi vida”, señala. Fue así como dieron forma a un primer diseño de silueta A, escote palabra de honor, inspiración geométrica y velo al cuello. Y a una segunda propuesta mini, con manga asimétrica, mismo escote, pero con una silueta ceñida al cuerpo, más sexy: “lo que hicimos, fue hacer el faldón desmontable”. “El proceso duró alrededor de un año. Apenas supe que me casaba, comencé a ver cómo quería que fuera mi vestido. A las dos semanas, ya estaba en contacto con Javiera Jordán. A los cinco meses, en marzo del 2022, fui a mi primera cita con la diseñadora. En ese mismo momento, me dibujó unos bocetos alucinantes, yo quedé encantada. Ahí también, ella me dijo que la confección del vestido empezaría alrededor de tres meses antes. Durante el transcurso de ese tiempo (de marzo a julio), fuimos hablando y viendo las opciones que se imaginaba para mí”, recuerda la modelo. 

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La importancia del accesorio

Posteriormente se pusieron en marcha y hasta el día de antes del enlace, Sofía no se llevó sus diseños a casa. “Esa última cita estaba nerviosa, feliz, entusiasmada, emocionada, sentía todo a flor de piel”, reconoce. El gran elemento de su primer look, pensado para la ceremonia y el banquete, residió en una espectacular pamela con redecilla, hecha en España por Mimoki. Una idea que planteó la diseñadora y que nuestra protagonista fue meditando con el tiempo. “Al principio dije que no porque me daba susto innovar tanto, no sabía cómo me sentiría o si sería a lo mejor una idea muy loca de la que el día de mañana me arrepentiría. Sin embargo, con el pasar de los meses supe que sí quería usar sombrero y sabía perfecto cuál. Fue un proceso de dos meses y lo recibí en tres meses aproximadamente. Fue un riesgo y una apuesta, pero un riesgo que cada día me enamora más. Todos quedaron atónitos con este look y a Antonio le fascinó”, nos  explica ella misma.

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Todas las miradas se dirigieron a la cabeza, también, con su segundo estilismo, pensado para el baile nupcial. En línea con su fascinación por la estética de la realeza, Sofía apostó por inspirarse en una tiara que vimos a la Duquesa de Sussex en su gran día. “Siempre supe cómo la quería: una diadema inspirada en la que usó Meghan Markle. Fueron largos meses que Luzma, de Las Joyas de Luz, fue creando y armando manualmente, piedra por piedra, brillo por brillo. También fue una mujer clave en todo el proceso. Desde el principio supo entender lo que quería y cuál era mi inspiración. Siempre estuvo en mi cabeza la idea de lucir estilo realeza: elegante pero glamurosa”, dice emocionada.

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Un ramo con sentido

A estas propuestas de éxito, la modelo sumó un ramo muy especial, un elemento que dejó a la confianza de un profesional y con el que se sintió realmente en sintonía. El diseño, con orquídeas y proteas blancas, era diferente, sofisticado y exótico a partes iguales: “Felipe Molina, el encargado de toda la decoración de flores de la iglesia, quiso hacerme un ramo especialmente inspirado en mi look. Le dije a él que confiaba plenamente en su trabajo y que quería que me sorprendiera ese mismo día. Así fue. Felipe es el mejor. Ese día, cuando entró con mi ramo, no lo podía creer. Era el complemento perfecto para sellar mi estilismo. Era un ramo delicado, único, con personalidad y elegante”.

Nada al azar

Con todos los elementos conectados, faltaba un ingrediente de importancia, en ocasiones desterrado a un discreto segundo plano al que Sofía dio la relevancia que merecía. "Para mi look de maquillaje, siempre pensé en no llevar un look muy natural, sino aprovechar el talento de mi maquilladora y dejarla proponer. Quería verme espectacular, maquillada, pero seguir siendo yo. El maquillaje también estuvo inspirado por diferentes referencias de maquilladoras destacadas a nivel internacional y que yo sigo en las redes sociales”, nos cuenta. Buscaba una piel luminosa, con sombras marcadas para una mirada deslumbrante (“que mis ojos se vieran debajo de ese gran sombrero que usé”), por lo que optó por un sutil cat eye y un efecto smokey en tonos tierra.

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“Además, mi maquilladora, Natalia Barros, me puso pestañas individuales para darle más volumen y peso visual a los ojos. Por otro lado, yo tengo pecas, y las amo. Como estaba bien maquillada, le pedí a Natalia que me marcara mis pecas como se verían naturalmente. Lo logró a la perfección. Y la boca, la quise en tonos más nude pero con mucho gloss”, recuerda. Acertó, además, con el peinado, un moño pulido bajo con raya al medio, muy cómodo para llevar el tocado y que no se quitó al cambiarse de vestido. “Elegí este look de pelo y maquillaje porque me representan en lo absoluto. Siempre me he mostrado como una mujer innovadora, pero clásica. Quería sentirme yo, no quería sentirme disfrazada”, matiza.

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Boda estilo realeza

Cada uno de los detalles de su estilismo no habrían tenido sentido sin un escenario en el que hubieran encajado. Por ello, la pareja, que se conoció gracias a las redes sociales, estudió a la perfección el tipo de celebración que quería. “Preparar la boda fue un trabajo durísimo. Muy entretenido, pero a la vez, muy cansado. Junto a Antonio, estuve preparándola todo un año. Partimos por crear un archivo de Excel, en donde fuimos armando por categorías todos los proveedores que más nos interesaban para ese día”, revela al mismo tiempo que aconseja a futuras parejas sobre este método de organización. 

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No contaron con wedding planner, una figura poco habitual en Chile, pero sí con la ayuda de la familia. “Tengo la suerte de contar con un padre arquitecto y una madre diseñadora. Es por eso, que ellos sabían mejor que nadie, como queríamos todo los espacios decorados”. Por ello sus padres y su ya marido diseñaron digitalmente cómo dispondrían el mobiliario en el espacio. “Queríamos que todo luciera espectacular, pero no atiborrado de cosas”. Por eso, también dieron importancia a la iluminación, con luces en cascada, para evitar huecos vacíos. “Además, nos preocupamos de que la decoración de flores fuera increíble. Arreglos colgantes, todos en cada una de las mesas. Con flores como tulipanes y otras, decoraban elegantemente cada rincón y cada lugar importante para nosotros”, confiesa.

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Con una celebración tan exitosa, Sofía solo puede aconsejar exprimir al máximo la experiencia de organizar un día tan bonito y confiar en el apoyo de la familia, dejarse ayudar. “A todos esos novios y amigos que se casan próximamente les diría que se lo tomen con calma, pero proactividad, no dejar nada para el final porque puede generar mucho estrés y cansancio extra, que no se quiere a semanas o días de tu boda. Por otro lado, que las decisiones las tomen entre los dos y no dejen entrar opiniones de terceros porque eso puede generar discusiones y malos ratos. Al final, la boda es de dos y esas dos personas tienen el derecho y poder de decidir qué quieren y qué no”. Y eso es, sin duda, lo que marca la diferencia.