La boda de Natalia se produjo en dos actos: por la mañana, los novios se dieron el ‘sí, quiero’, en una ceremonia íntima en la Iglesia de Santa Bárbara con los familiares más cercanos; y por la tarde en el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, en Pelayos de la Presa. Hicieron una misa de acción de gracias, donde se celebró la cena y la fiesta. Para ello, Natalia necesitó tres vestidos y Encinar Brand los hizo realidad: “Fue una locura, pero muy divertido todo el proceso con Fabio y disfruté mucho las tardes que pasamos mi madre, mi hermana, mi tía y mi prima hablando de los vestidos, recopilando ideas. A todas les encanta la moda y sabía que iban a disfrutar del proceso tanto como yo”. Natalia y Gonzalo se conocieron por casualidad, típica noche en la que, de primeras, a Natalia no le apetecía salir de fiesta. Tras coincidir dos noches seguidas, Gonzalo escribió a Natalia y el resto, como muestran estas imágenes, es historia. La pedida de mano la vivieron en Lanzarote, tras una escapada sorpresa: “Para mí no era nada raro en él porque siempre ha habido viajes, así improvisados, pero todas mis amigas sospechaban”. Tras el sí, llegaron los preparativos. Los novios tenían claro que querían casarse en el Monasterio, sin embargo, puesto que su Iglesia no está consagrada y algunos familiares no iban a poder asistir, decidieron dividir la celebración en dos espacios distintos. Así, Natalia y Gonzalo pudieron disfrutar de la suerte de celebrar una boda pequeña, por la mañana, y lo extraordinario que resulta juntar a todos tus seres queridos y bailar hasta el amanecer.
El álbum de boda de
Natalia Fernández & Gonzalo Díaz: un día único
La novia escogió unos tacones de la mítica firma Manolo Blahnik, al más puro estilo ‘Carrie Bradshaw’
© BIBIANA FIERRO / Povedano Fotógrafos16 de enero de 2024 - 17:16 CET
© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.
TE PUEDE INTERESAR
ÚLTIMAS NOTICIAS
















