La historia del escote tendencia que unió a princesas y aristócratas

Charlene de Mónaco y Laura Vecino eligieron una silueta similar en sus vestidos de novia que, años más tarde, también lució Meghan Markle en uno de sus mejores looks de invitada

Por María Calvo

El Principado de Mónaco se vestía de fiesta en aquel verano de 2011 para recibir a la que se iba a convertir en la futura princesa de los monegascos. Charlene Wittstock y el príncipe Alberto se casaban en una boda por todo lo alto en el Palacio Grimaldi, ante la atenta mirada de sus ilustres invitados y  de la prensa internacional. La ex-nadadora se convertía en un miembro más de la realeza que ha sabido ganarse el respeto y el cariño del público con su elegante discreción. Charlene fue una novia sencilla, sin artificios, que supo adecuar a un diseño nupcial una de las siluetas de invitada que mejor encajan con su atlética figura. Giorgio Armani ideó para ella un vestido línea sirena con un escote que un año antes había protagonizado el look de novia de Laura Vecino y que, años después, sería uno de los más demandados gracias a que Meghan Markle lo volvió a sacar a la luz.

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El modisto italiano es amigo personal de la Princesa y elaboró por encargo para ella un sencillo diseño entallado de líneas rectas. Muy acorde a su estilo, con una bonita caída, bordados de pedrería, larga cola y velo. Apenas llevó joyas, tan solo un pequeño tocado plateado con el que adornaba su recogido. Fue un diseño elaborado en seda duquesa, con un escote barco que se cruzaba en la zona del pecho y en la espalda, de una forma muy similar a la chaqueta rosa que estrenó Meghan Markle en su primer Trooping The Colours. La princesa de la Casa Grimaldi fue ex-nadadora profesional y tiene una figura atlética con hombros pronciados. Por eso, tiende a compensar su silueta en forma de 'triángulo invertido' con fórmulas que dejan al descubierto sus hombros y clavículas, enmarcando así su cintura y creando un efecto 'reloj de arena' que compensa hombros y caderas.

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Un año antes de esta Boda Real, Toledo reunía a lo más granado de la aristocracia española con motivo del enlace del duque de Feria, Rafael Medina, con Laura Vecino, tal y como ofreció la revista ¡HOLA! en un extraordinario reportaje de más de 100 páginas. El acontecimiento social del año reunió a cerca de setecientos invitados en el regio Palacio de Tavera, un edificio renacentista del siglo XVI perteneciente a la Casa Ducal de Medinaceli. La novia, haciendo gala de un estilo personal que le ha llevado a estar en las listas de las mujeres más elegantes de nuestro país, lució la gran corona ducal de la duquesa de Medinaceli e innovó con un diseño desmontable de Giambattista Valli. Tenía silueta princesa y un escote bardot que en ese mismo momento sentó las bases de un nuevo concepto en moda que revolucionaría para siempre los vestidos de novia y los looks de invitada.

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Tanto es así, que en el año 2018, una recién estrenada duquesa de Sussex acaparaba titulares al participar en su primer Trooping the Colour, uno de los actos más simbólicos para la Familia Real británica. En este importante debut, eligió un elegante conjunto de falda y chaqueta en rosa empolvado de Carolina Herrera donde volvió a entrar en juego este peculiar escote, discreto y femenino, capaz realzar por sí solo la silueta de la mujer. Es un corte que deja ligeramente los hombros al descubierto y que se ha convertido en un imprescindible en el vestidor de Meghan Markle. Tanto, que también quiso apostar por él en el día de su boda, al igual que hizo Charlene de Mónaco cuando contrajo matrimonio.