Hablamos con Jesús Castro: 'te dicen que tengas seguridad en ti mismo y luego lo ven como soberbia’

El actor se sincera con ¡HOLA! sobre su relación con la fama, su opinión de las redes sociales y su interés por la moda

Por Paula Callejo

Bastan unos minutos charlando con Jesús Castro para descubrir que su apariencia de 'chico malo', la cual se ganó con sus trabajos en El niño, Mar de plástico o El Príncipe, no hace honor a la realidad. A este actor le cambió la vida de la noche a la mañana hace 9 años al debutar en la gran pantalla por todo lo alto junto a Luis Tosar y Bárbara Lennie, pero sigue siendo, como él mismo se denomina, 'un chico sencillo de Vejer' que dice tener muy claros sus valores y al que lo único que le importa es que su familia esté orgullosa de él.

Confiesa que no le gusta dar entrevistas, pero hace una excepción y se sincera con ¡HOLA! durante una escapada a Getxo de la mano de la marca Reef, referente en moda y calzado especializados en surf. Es en ese coqueto enclave a orillas del Cantábrico, concretamente en la playa La Salvaje, donde disfrutamos de 48 horas de gatronomía, playa y deporte junto a él, y nos confiesa cómo es su relación actual con la fama y cómo ha aprendido a aprovechar su exposición para participar en campañas y experiencias como esta.

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Aunque ahora se ha calmado un poco la cosa, tu debut en El niño y el posterior papel en El Príncipe te supusieron un boom mediático muy repentino, nominación al Goya incluida ¿Cómo gestionaste esto?

Pues cuando empecé y entré en El Niño y en El Príncipe, la verdad que fue un cambio drástico. Sobre todo, en cómo la gente me trataba a mí, porque yo sí que intentaba tratar a la gente igual y mis prioridades eran las mismas: mi familia y los míos. Pero sí que ves que la gente a tu alrededor empieza a cambiar, te dicen de verte cuando hace años que no saben nada de ti. Y esos mismos te dicen que eres tú el que está cambiando. A mí ha resultado un cambio drástico porque yo estaba en un pueblo de Vejer y la primera vez que fui a Madrid estaba todo Madrid con mi cara, con el cartel de El Niño. Entonces, obviamente, yo no he hecho mucha vida de personal normal en Madrid, por ejemplo, el metro no lo he pillado nunca.

¿Cuál es tu relación con la fama ahora?

A mí no me cuesta, yo sé lo que conlleva mi trabajo. Igual que la exposición te viene bien para trabajar con marcas, para más rodajes, pues también te expones a la opinión pública. Yo no tengo ningún tipo de problema. Pero sí es verdad que la gente a tu alrededor cambia y ahí es cuando cuesta más tener los pies en el suelo, pero no tengo que hacer mucho para mantenerlos porque soy un chico de Vejer. O sea, Jesús Castro a mí me suena incluso raro. Yo soy el hijo de María del Pilar y el hermano de Moisés Castro. Es el que soy yo. Para la gente, Jesús Castro: más chulo, más prepotente, más sincero, más mentiroso... pero es la opinión de ellos, que al final a mí no me vale absolutamente nada, ni para bien ni para mal. Yo escucho toda crítica, siempre que sea constructiva. Pero es verdad que en España y en las redes sobre todo, pues gusta hacer daño.

¿Y lo hacen?

Con perdón y que no quede soberbio: no tienen el poder para hacerme daño. Es imposible. Te pueden poner lo que quieran, es un tipo o una tipa random que está en una pantalla. No puede influir en tu carácter o en tu día a día porque si no, eres muy débil interiormente. Si cada persona que te pone un comentario te afecta, pues al final no sales de casa. Al principio sí que cuando hacía una serie o una peli, me daban por todos lados, y yo me ponía el chaleco antibalas y no abría ni las redes. Mi equipo me aconsejaba que durante una semana o así no abriera las redes. Ahora al revés, comento, me gusta el reconocimiento del público y no juzgo a nadie, pero es verdad que me gustaría pasar más desapercibido. Yo soy alguien al que no le gusta llamar la atención. Me gusta estar con los míos, un vino, un café, una buena conversación y ya. Que alguien se acerque con respeto y educación, igual en 10 años que llevo he dicho que no a dos fotos y porque era una histeria colectiva, ¿qué trabajo cuesta perder dos segundos? Me da mucha ternura cuando por ejemplo las chicas se acercan a echarse una foto y están temblando. O sea, no solo no me siento poderoso, sino que el provocar eso en ellas me da mucha ternura, es una responsabilidad añadida.

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Dices que desde el principio has sabido ponerte una coraza, pero, ¿no te ha afectado en ningún momento a la salud mental?

Sí, sí. Yo obviamente empecé muy jovencito, y ahí no iba a ningún tipo de terapia ni nada. Alguien me dijo que la ignorancia es muy osada, y yo literalmente era un ignorante. Me daba igual todo, lo que dijeran, lo que no. Pero llega un momento en el que todo ese compendio de críticas y tal te explota. Y ahí pues sí que lo pasé bastante mal, sinceramente. Pero bueno, mejoré gracias a terapia, que llevo bastante tiempo. Al final a la gente en España si dices que vas al psicólogo suena como que estás loco o algo así.

Poco a poco se está normalizando

Sí, se está normalizando y a mí a veces me dicen "oye, pero qué normal lo dices". Pero es que no estoy diciendo que sea un yonqui. La gente en la sociedad de ahora le da mucho culto al cuerpo, se avergüenza mucho de su cuerpo, pero no de su mente. Y yo creo que eso tiene que ser un compendio, para mí es mucho más importante estar bien mentalmente, y eso hace que lo esté físicamente. Porque si yo no estoy bien mentalmente no quiero entrenar, no quiero hacer ejercicio, no quiero cuidarme a mí mismo. Y si no te cuidas tú, no te va a cuidar nadie. Tienes que empezar por ti, tienes que conocerte a ti mismo para saber por dónde sí, por dónde no. No lo va a hacer nadie por ti.

La sociedad como que espera la aceptación de gente que no conoce, pero igual es porque no se acepta a sí mismo. Yo creo que es más un trabajo primero de dentro. Y cuando te explores, aunque obviamente vas a estar 20 años en terapia y no te vas a conocer al 100%, porque uno mismo es el ser humano más complejo que hay, te van a ir dando herramientas emocionales para ir gestionando ciertas cosas que tú no tienes. Gracias a terapia ahora estoy en este punto de que priorizo las opiniones que importan y las que no. Antes sí que si 150 comentarios eran "me encanta tu serie El Príncipe" o "qué bien estás en El Niño" pero había un comentario feo, me quedaba con el feo. Era como "intruso", "intrusismo" y tal, y claro, me te iba a casa y decía "oye, igual tienen razón". Y te juzgabas. Pero no, nunca más.

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Comentabas antes que tienes muy claros tus valores. ¿Crees que eso puede ser un arma de doble filo en tu profesión?

Sí. Creo que es un arma de doble filo porque, por ejemplo, te dicen “ten seguridad en ti mismo, sé un tipo seguro, con recursos” y eso luego la gente lo traslada a soberbia y prepotencia. No es lo mismo. Yo no me considero así, si me lo considerara te lo diría yo. La gente necesita tener más valor y menos precio. Y todo el mundo tiene precio. Y yo te lo prometo de verdad que no es por quedar bien, pero no hay una sola empresa en España que tenga el dinero para comprarme. Yo sí me considero que tengo valores y no precio. Porque puedo dar mil exclusivas, si estoy mal de dinero llamo a una revista y le digo con la persona que estoy, que es conocida y entro por el aro. Sin embargo, yo estoy donde estoy, sea más o menos por mi talento, por mi trabajo, por mi constancia. Y eso es lo que me da orgullo. Creo que te vas a encontrar pocos tipos más claros que yo. Yo no tengo problemas en decir nada ni nada, pero la sinceridad no siempre cae bien y la seguridad no siempre cae bien. No compito con nadie más que conmigo mismo. Entonces, cuando partes de la base de competir contigo, pues no hay choque de egos porque yo no tengo de eso.

¿Fue eso lo que te pasó en Masterchef, que interpretaban la seguridad como prepotencia?

No, lo que me pasó en Masterchef es que yo creía que era un talent de cocina, pero es como un Gran Hermano con cacerolas. Buscan conflictos internos, y, al final, lo que menos hacen es cocinar. Y, para quien haya sido la mejor experiencia de su vida, es súper lícito, pero a mí, si me preguntas, te doy mi opinión. Y mi opinión es que no es lo que plasman ellos. El formato no tiene absolutamente nada que ver, al espectador le llega otra cosa que no es lo que está rodando la gente. Yo no aprendí nada de cocina, sé algo de cocina, pero no gracias a Masterchef, es que llevo viviendo solo 12 años.

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La exposición, tanto en televisión como en cine, también te da muchos seguidores en redes sociales, lo que permite proba el tema de colaboraciones con marcas, como por ejemplo este viaje de la mano de Reef. ¿Te gusta esta faceta? ¿La quieres potenciar o cómo lo gestionas?

Sí, sí me gusta, pero desde mi perfil. Yo no soy influencer. A mí me gusta disfrutar de este tipo de experiencias, agradezco mucho a Reef que haya contado conmigo, por supuesto. Pero el contenido que yo hago es un contenido normal, yo no engaño a mi gente, yo no utilizo filtros, no los voy a utilizar nunca, lo que ves es lo que hay. Yo no saco siete outfits para sacarme siete fotos... Sí que me gusta este mundo, pero para mí, estamos en un momento en el que los influencers, igual no todos, pero muchos, hacen un contenido muy banal, un reel de un minuto donde no haces nada, son estímulos con música, con un baile... No cuento en las redes lo que hago en el día a día, o sea, yo pongo siempre lo mismo, mis buenos días, que voy a entrenar, pero ni siquiera enseño mi entreno, porque me van a preguntar "¿y cuál es tu dieta?" Y yo no sé nada, no me las doy de nada, yo no soy nutricionista y lo que me funciona a mí, a ti no, entonces no me gusta, que eso lo hacen mucho en redes, hablar de lo que no saben.

De repente eres influencer y entrenador, actor… y yo creo que cuando quieres abarcar todo, como que no tienes el foco en algo fijo. Yo tengo el foco en mi profesión, este momento me gusta, pero lo que no me gusta es el ego, noto que el postureo está avasallando a la naturalidad y no me parece bien, yo quiero que me veas en persona después de verme en Instagram y veas que me representa.

He visto que habías probado suerte en el mundo del diseño. ¿Te gusta la moda? ¿Te apetece explorar esa faceta?

Me gusta mucho, pero para mí la moda es aquello con lo que te sientes seguro contigo mismo. A mí que un diseñador traiga el pantalón de pana me da exactamente igual, yo llevo mi propio estilo. Entonces, sí que me gusta la moda, no tienen por qué ser grandes marcas, pero sí me gusta intentar vestir bien. Hay momentos de todo, me gusta como el equilibrio entre intentar vestir bien, sin pasarme. Me gusta destacar desde abajo, pero esto de que hablen mal o bien, a mí no me vale. Yo, si van a hablar mal, prefiero que no hablen.

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No sé si sabes que todos los años hacen un ranking de los españoles más atractivos que lo vota la gente, y estás desde hace tiempo en el top 5.

Lo he visto algún verano, pero la verdad es que igual que te decía que cuando te endiosan, no, pues aquí tampoco. No sé quién vota ni nada, para mí es un halago, pero no es para creerme nada. ¿Qué es la belleza? Para mí la belleza es el conjunto de cosas que te atrae. Entonces, ¿es guapo o es feo? Pues depende de los ojos que miren. Oye, que digan “que buen tío” también. Más que “guapo”, “feo”, “me encantó tu peli”, que me digan, “tío, eres un tipo súper cabal, más maduro de lo que pareces”. Eso para mí me reconforta mucho más que salir en el top 3 de los más guapos de España, evidentemente.

Y te quería preguntar, para acabar, por uno de tus últimos papeles que ha sido en Cristo y Rey haciendo de Paquirri. ¿Cómo fue?

Pues, la verdad, como te decía antes, no trabajo esperando respuesta de nadie ni nada. Tampoco pedí consejo a nadie, mi papel era bastante pequeño.

Pero siempre imagino que es difícil interpretar a alguien que ya ha existido.

Claro, es una responsabilidad y no puedes caer en la imitación, yo no hago eso. Me vi mil entrevistas de Paquirri, me vi mil corridas. A mí los toros no me gustan, no soy anti nada, porque el anti me parece de no tener mucho interés. Me gustaría sentarme con alguien que piensa diferente y lo debatimos. Pero no me gustan los toros, no veo corridas de toros ni la voy a ver. No me interesa el sufrimiento animal, sinceramente. Pero oye, es mi trabajo, así que me metí de lleno, vi todas sus corridas.

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¿Has tenido algún feedback de alguien cercano a él?

No, tampoco voy a preguntar, porque yo no voy a hacer de él. O sea, no voy a preguntar a Isabel Pantoja porque yo no voy a hacer de su marido, voy a hacer de él en un instante concreto. Y como no voy a caer en imitación, no voy a decir, oye, ¿y cómo gesticulaba cuando se paraba? Pues no, yo analicé bastante y lo que noté era que se crecía en la plaza, porque era lo suyo. Luego salía en una entrevista y era más comedido. Fue un hombre que marcó un antes y un después. O sea, se llenaban las plazas de toros de claveles, era una locura. Pero era de Barbate, de Zahara de los Atunes, yo soy de Vejer. Entonces, como que esas raíces, ese pueblo, esa humildad que creo que tenía, pues es lo que le quise dar al personaje. Y a partir de ahí, pues ya, si fuera el prota, o sea, si haga una serie sobre Paquirri, pues obviamente me metería más de lleno en su familia y para ver más cómo se mueve.

Acerca de tus próximos proyectos, ¿algo que se pueda contar?

Latinoamérica, puntos suspensivos. Ahí me voy a quedar…

Has dado un salto importante ya a Latinoamérica con Diario de un gigoló

Sí, estuvo top 10 en 72 países. Segunda serie de habla no inglesa vista en Netflix, no está mal, ¿no? Netflix es una cadena, hacen 200 productos, de repente estar el número 2… Espero seguir por ahí.