Cómo las cazadoras 'hunter' han sido y todavía son las preferidas

Desde que se popularizaron en los años 80, han formado parte tanto del armario de la realeza, como de los nombres más prestigiosos y codiciados de la moda

Por Paula Martíns

Pensar en la campiña inglesa es sinónimo de imaginar un paisaje verde oscuro de colinas y el cielo nublado. Una evocación que, en materia de moda, nos lleva de manera inconsciente, a imaginarnos a los miembros de la realeza británica luciendo sus cazadoras Barbour paseando con sus caballos por Balmoral. De Lady Di a Kate Middleton, pasando por el rey Carlos o Isabel II... e, incluso, triunfando en la serie The Crown. Teniendo en cuenta que la primera orden real de una de estas piezas la realizó el duque de Edimburgo en 1974 (y en 1982 la propia Reina), desde entonces, pocos son las personalidades conocidas de Reino Unido que no han guardado, alguna vez, una chaqueta estilo cazador en sus armarios. Y, pocas también, las familias que jamás han invertido su dinero en una de ellas.

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Aunque al imaginar una hunter jacket es esta tipología de parka la que nos viene primero a la mente, lo cierto es que cuando John Barbour la creó se trató de una pieza diseñada para vestir a pescadores y marineros. El objetivo era tan solo uno: confeccionar una prenda robusta e impermeable, capaz de aguantar las fuertes lluvias. A partir de ahí, ya sabemos todo lo que sucedió. Barbour extendió su fama, se convirtió en símbolo de herencia inglesa, y, gracias a Margaret Barbour que recogió el legado de su marido tras fallecer, sus cazadoras comenzaron a ser de gran interés, no solo para trabajadores del mar, sino también para cazadores, familias y fashion lovers, que decidieron incorporarla en sus looks de calle.

Una prenda que se reinventa

Después de que su puesta en escena se extendiera como la pólvora, las hemos visto protagonizar todo tipo de eventos casual. Desde festivales de música -con Alexa Chung, Sienna Miller o Kate Moss bautizándolas como uniforme absoluto en varias ediciones del Glastonbury-, hasta en salidas para hacer recados o, incluso, algunos eventos de tarde. Su éxito guarda tras de sí gran mérito. No solo es una de las más reconocibles de la moda (su característica silueta, cuello, cremallera y olor se identifican enseguida), sino que, además, aunque su estructura casi no ha cambiado a lo largo de los años y también han surgido reinterpretaciones similares de otras marcas, se ha convertido en una de las prendas atemporales que permanecen inmóviles como fondo de armario pasen los años que pasen. 

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Así lo evidencia la versatilidad de su puesta en escena. La fórmula ganadora pasa por llevarla con estilismos clásicos de camiseta o camisa básica con jeans azules y mocasines o botas, pero también su garantía se extiende en conjuntos de vestidos brillantes dorados y botas de agua. Es decir, por muchos años que pasen y formen parte del vestuario de la generación que sea, combinan con absolutamente todo. También las hemos visto con pantalones largos y tops básicos, faldas plisadas y jerséis, vestidos bohemios hasta los pies o las siluetas más mini. Aunque es irrefutable que se llevan, sobre todo, acompañando a estilismos clásicos, queda claro también que ahora lo hacen con twists que se adaptan a los tiempos, como llevan años demostrando muchas de las influencers y personalidades reconocidas, que las lucen coordinándolas con las necesidades estilísticas del momento. 

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Culpa de que sintamos tanta admiración por estas cazadoras la tiene tanto su constante búsqueda de la reinvención, como la unión de sinergias que realiza con otras firmas, que aportan a sus patrones más tradicionales detalles coquetos como el borreguito, los estampados de cuadros en diferentes combinaciones o colores que van más allá de su verde oliva característico, haciendo que sea una tendencia que tener en el radar constantemente. 

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Además, otra de las ventajas que las convierten en una pieza eterna de los armarios es que tampoco entienden de edades. Porque aunque es muy común ver a adultos y a niños pequeños incorporándolas en sus atuendos (aunque por elección de sus padres), ahora y contra todo pronóstico, amenazadas por la inminente entrada triunfal de las tendencias de principios de los 2000, la generación Z continúa apostando por ellas en sus looks. La aprobación viene de las consultoras de moda del street style, pero también de las elecciones que las firmas sentencian sobre pasarelas, como Ganni, que recientemente mostró una colaboración con Barbour en su desfile de Primavera/Verano 2023 durante la Semana de la Moda de Copenhague.

Si hubiera que escoger acompañantes eternos que llevar siempre en la maleta o que tener en el armario, esta tipología de prenda exterior sería una de las aliadas. Es una pieza práctica y todoterreno que denota tradición, historia y, también, mucho estilo.

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