Comportamiento

¿Sientes frustración porque tu perro no se comporta bien? Ten en cuenta estas claves

Si tu perro es más impulsivo o ruidoso de lo que te gustaría, tal vez la culpa no es tuya.

Por David Navarro

Hay una enorme variedad de malos comportamientos de los perros, pero todas esas opciones se relacionan de forma muy compleja con los motivos por los que lo hacen. Que un perro ladre mucho en casa, que se precipite ladrando sobre otros perros que encuentra en la calle, que rompa cosas o que corra dentro de casa provocando estropicios, pueden ser algunos de los quebraderos de cabeza que, por un lado, te harán pensar en si no fue mala idea tener perro, y por otro lado lo más probable es que surja en ti la culpa de no haber sabido educar adecuadamente a tu perro, y tienes la sensación de que todo lo que hace mal es tu única responsabilidad.

Sin negar que el dueño de un perro es, en última instancia, el único responsable de que el animal se comporte de acuerdo a unos mínimos razonables de educación, lo cierto es que no toda la carga recae sobre el humano responsable. Los perros, igual que los seres humanos, nacen con una dosis de personalidad que es innata, la tienen como seres individuales y la pueden haber heredado de sus padres o de otros ascendientes. Por otro lado, como haya sido la gestación y sus primeras semanas de vida en la camada también marcan cómo será la forma de ser del perro y su facilidad para ser educado o la imposibilidad de hacerlo.

Lo primero que debes hacer si tu perro te hace sentir mal porque no se comporta bien es pensar que, a diferencia de los humanos, los perros tienen un proceso de educación bastante pautado y que puede ahondar en los motivos por los que se comporta así y hallar la solución de una forma muy efectiva. Muchas veces algunos comportamientos de los perros son completamente normales, lo que pasa es que se han llevado al extremo por la necesidad propia del animal o por falta de encauzamiento por tu parte.

No es cierto que los perros sean de una determinada forma a causa de su raza. Es cierto que la raza puede marcar sus necesidades de paseo o de juego, porque estas son variables físicas, según su corpulencia, altura y metabolismo podrán necesitar más o menos ejercicio y, por tanto, más o menos juego o caza. Sin embargo, un perro de una raza puede ser diametralmente opuesto a otro de la misma, incluso a un hermano.

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Para comprender el mal comportamiento debemos pensar en su naturaleza

Los perros tienen su propio comportamiento, nacen con ello y está grabado a fuego en su mente. Son animales cazadores, buscadores y rastreadores. Necesitan ejercitarse, mantenerse activos y cumplir esta función, bien sea para sobrevivir, para facilitar la supervivencia de su grupo (en el que tú te encuentras) o para jugar y sentirse en pleno uso de sus facultades. Esto nos da una idea de que cualquier perro que no salga a la calle el tiempo que necesita, estará conteniendo una energía a la que necesita dar salida y que si no se lo facilitamos podrá hacer cosas en casa que ni tú ni él deseáis.

Si el problema es que tu perro lo rompe todo, que siempre parece urgido y corre por la casa como un torbellino, uno de los puntos relevantes hacia donde debes mirar es a si tu perro pasa el tiempo que necesita jugando fuera de casa, relacionándose con otros perros y realizando juegos de búsqueda. Cazar una presa viva no es necesario, el perro puede encajar muy bien las claves de juego y perseguir a presas imaginarias, objetos u otros perros. El resultado es el mismo, invertir esa energía en una actividad que dé fin a uno de sus puntos de personalidad innata más importantes: la caza y la búsqueda.

La socialización de un perro es una parte fundamental

Un perro que ladra a otros cuando se cruza con ellos es, generalmente, un perro que no está bien socializado, es decir, que no ha tenido el contacto con otros perros que necesitaría tener. En todo caso, es muy importante destacar que el ladrido entre perros, aun cuando parece que es una amenaza, lo que generalmente significa es la llamada al juego, a participar en una persecución, caza o búsqueda. Muchos dueños de perro se enfadan porque el suyo ladra a otros al verlos, sin embargo no deberían pues lo que está diciendo en lenguaje canino es ‘¡Te echo una carrera!’, por ejemplo. Rara vez un perro que ladra a otro acaba devorándolo hasta la muerte, al contrario, si esa invitación es aceptada, ambos perros se perseguirán y jugarán, creando una comunicación corporal saludable entre ambos.

Esto tiene mucho que ver con el paseo con correa. Los perros que siempre la llevan tienen menos socialización y libertad, y eso les hace mostrarse más ‘irascibles’ con los perros con los que se encuentran. Que un perro pasee con correa es algo necesario, la normativa urbana no permite que los perros se liberen de la correa salvo en parques y jardines específicos. Sin embargo, es tu responsabilidad, como dueño, buscar esos lugares donde el perro puede liberarse, correr, jugar y relacionarse con otros perros.

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Ser gregario no es un accesorio

Los perros son animales gregarios, es decir, que están programados para vivir con otros seres de su misma especie (u otras, como los seres humanos), y dentro de esa manada o colonia se agrupan con cierta jerarquía, en la que siempre tienen en cuenta quién es su principal protector, su humano de referencia. Además, los perros se entregan con lealtad a todos los miembros de la manada y tienen en cuenta que probablemente esa protección será recíproca.

El comportamiento gregario de los perros le obliga a acompañarte a cualquier sitio, si está en su mano. Sin embargo a veces esto puede resultar algo incómodo, pues los perros insisten en acompañarte al cuarto de baño y, cuando te vas a la calle, pareciera que sienten que les has abandonado. Eso no es así, los perros no lamentan no salir a la calle contigo, lo que pasa es que creen que te han perdido para siempre porque, en su mente, las manadas no se separan jamás. Así ocurre en en la naturaleza, cuando un grupo de animales que vive en comunidad se disgrega, probablemente será la última vez que se vean.

Si tu perro ladra cuando te vas, está llamando tu atención y pidiéndote que le dejes acompañarte. Lo que quiere es protegerte, allá donde vayas, y seguir contando con tu protección. Esto es importante comprenderlo, pues en ocasiones un dueño puede sentirse triste y abochornado porque su perro ladra cuando se va, sin embargo lo que hace el animal es poner de manifiesto una forma de comportamiento que está plenamente integrada en su mente, y que difícilmente se podrá modificar.

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