Acuarios

¿Sabes qué es un tanque de cuarentena? Conoce las enfermedades que afectan los peces de acuario

El momento crítico para que el equilibrio de un acuario se vaya al traste es el momento de incorporar a nuevos peces.

Por David Navarro

Cuando tenemos un acuario, lo que hemos creado es un universo paralelo en el que los peces viven en su propio hábitat y no es fácil acceder, por lo que las enfermedades, especialmente las víricas, lo tienen muy difícil para hacer estragos entre nuestros peces. Sin embargo, con la llegada de un nuevo espécimen puede darse el contagio de alguna enfermedad que traiga del exterior. Por ese motivo, es tan importante saber coordinar y llevar a cabo la cuarentena del acuario, pues cualquier nuevo pez o planta (también las rocas) pueden provocar una pandemia en nuestro pequeño universo marino.

Aunque cuando adquirimos el nuevo pez podemos observarlo, ver su apariencia y comportamiento y tratar de sacar la conclusión de que está sano, nunca podremos saber a ciencia cierta si está incubando y todavía no está en fase aparente. De hecho, algunas especies pueden transmitir enfermedades incluso cuando ellas no están afectadas. Para salir de dudas y no poner en riesgo al resto de nuestra comunidad de peces, la opción es disponer de un pequeño acuario de cuarentena a donde llegarán los nuevos peces y en el que deberán permanecer una o dos semanas antes de juntarse con el resto.

Disponer de un acuario de cuarentena nos permite poder observar en soledad a los nuevos peces y controlar así su comportamiento antes de sumarlo al resto, vigilando sus posibles síntomas y, en el caso de detectar algo anómalo, poder tratar al pez de forma individual con tratamientos específicos, tanto farmacológicos como con un cambio en la temperatura indicado para su afección.

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El estrés es la primera causa de enfermedad de los peces de acuario

Existe una enfermedad no vírica de la que no nos podremos librar cuando introducimos a un nuevo espécimen en el acuario, y es la bajada de defensas que puede desencadenar introducir a un nuevo pez que genere estrés en los demás, o viceversa. Los peces son más sensibles de lo que nos imaginamos y variar el microecosistema que estamos formando a veces es como ver desplazarse todas las piezas de un rompecabezas, trastocando el dibujo general.

El acuario es un ecosistema muy sensible porque el espacio está demasiado acotado, y no permite zonas con distintas temperaturas o pH, dureza o densidad del agua. Además, por grande que sea el acuario doméstico, las zonas para guarecerse son limitadas y la posibilidad de mantener encuentros indeseados entre peces que no se llevan bien es demasiado común. 

Todo esto hace que los peces puedan sufrir un alto nivel de estrés, tanto por cuestiones ambientales (el pH, la diferencia de salinidad, la termorregulación) como por razones que tienen que ver con su comportamiento y relaciones. La agresividad de las diferentes especies es un valor a tener muy en cuenta a la hora de medir las consecuencias de salud entre los peces. 

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Viruela de la carpa

Esta enfermedad se percibe porque los peces adquieren unas protuberancias tersas en sus aletas y piel, son de color blanco, gris o rosado y dan la impresión a la vista de que han sido manchadas con gotas de cera. Se trata de una infección vírica y aunque se denomina ‘viruela de la carpa’ realmente puede afectar a cualquier pez de agua fría. 

El comportamiento de los afectados no varía, sin embargo es mortal porque genera hemorragias en diversos órganos. Es una enfermedad que afecta generalmente a peces de estanque, y la única forma de que peces de acuario la contraigan sería por el contagio con un nuevo espécimen que lo porte, sin embargo no es muy contagiosa y si actuamos con velocidad podríamos evitar que la infección se propague.

'Flexibacter columnaris'

Se conoce también como la enfermedad del algodón y se detecta junto a otras patologías pues produce una bajada importante de las defensas del pez. Aparecen unas manchas blancas en la boca y en las aletas, que podrán extenderse al resto del cuerpo. Según la infección avanza se generan formas en la boca con apariencia de algodón, así como algunas úlceras en el resto del cuerpo. Los peces afectados por esta enfermedad dejan de comer y sus movimientos al nadar se vuelven oscilantes. Esta enfermedad afecta tanto a peces en su hábitat natural como a los que viven en estanques, y raras veces pueden llegar a contagiar a los que viven en acuarios.

Obstrucción intestinal

Los peces también pueden padecer estreñimiento, lo que a medio-largo plazo puede producir una obstrucción de su sistema intestinal. Esto no solo ocurre cuando la dieta aporta demasiados nutrientes, sino también cuando es insuficiente. En ambos casos el metabolismo del pez sufre alteraciones y desequilibrios. Es entonces cuando las toxinas pueden emanar y reproducirse con mayor velocidad. Estos problemas son especialmente frecuentes en algunos tipos de pez, como el pez disco, sin embargo pueden ocurrir a cualquier otro si se dan las condiciones. 

Para identificar externamente que un pez está siendo afectado por obstrucción intestinal podremos ver que su abdomen crece, y además lo hace de forma no uniforme, sino que es únicamente lateral o frontal. Por otro lado, lo que está pasando es que el estómago permanece lleno de alimento mientras que el intestino queda dilatado y lleno de aire.

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