¿Sabrías reaccionar si un perro ataca al tuyo?

Reaccionar ante el ataque de un perro es muy difícil pues ambos canes pueden sumar su desconcierto y agresividad

Por David Navarro

Cuando tenemos perro, una de las situaciones más estresantes y difíciles de gestionar es sin duda el posible conflicto con otro can. Y más en concreto cuando éste se lanza a atacar al nuestro por sorpresa y con agresividad, sin que podamos decidir o plantear cómo reaccionar. Los ataques nunca se avisan, son situaciones límite en las que podemos ver peligrar la integridad de nuestra mascota y, si el tamaño y la ferocidad del contrincante es suficiente, incluso temer por nuestra propia seguridad. Sin embargo, no hay nada mejor que interiorizar cuál puede ser el contexto de un ataque, incluso antes de vivirlo, y definir una estrategia personal para actuar con ella en caso de producirse.

Los animales no tienden a atacar sin una razón, aunque a veces ésta pueda escapar a nuestra comprensión. Ten en cuenta que aunque se trata de animales cazadores, no tienen el instinto de atacar a su propia especie y, de hacerlo, será con intención de proteger su territorio o a los miembros de su manada. Pese a ello, es mucho más común que la actitud de un perro desconocido sea de advertencia que de agresión real. Los canes disponen de un complejo sistema de comunicación en el que entran en juego muchas variables como el olor, el movimiento de la cola, los sonidos producidos por la respiración y la amplitud con la que se muestran los dientes. Todo suma, y en algunas situaciones pueden ser señales contradictorias o mal comprendidas por el perro agresor.

Los perros braquicéfalos, por ejemplo, en ocasiones padecen del ataque de otros canes al considerar éstos, erróneamente, que su marcada respiración es una incitación a la lucha. También ocurre con los canes que padecen alguna alteración hormonal y ésta a su vez modifica su olor corporal, existen mensajes en la piel de los perros que solo se captan con el olfato de otros canes y que pueden ser una incitación a la guerra, un erróneo estado de celo intenso o de exaltación territorialista. Pero el colmo de la mala comunicación se puede dar por perros a los que les han cortado el rabo o las orejas, como tristemente dan fe los refugios, estos canes no logran hacerse entender en diversas situaciones porque para los perros privarlos de estas parte de su cuerpo es como eliminar la posibilidad de utilizar vocales en sus frases.

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Tú eres el principal resorte de su seguridad

Cuando paseas con tu perro y otro se abalanza sobre vosotros, tú tienes un papel fundamental en la historia. Si te mantienes en calma ya estarás haciendo mucho, pues aunque no lo parezca tu perro tiene un ojo puesto en ti por dos razones fundamentales: te quiere proteger y quiere saber si tú también opinas que es una situación grave. Una agresión de otro perro siempre es un acto caótico y ruidoso, por lo que cuanto menos grites o golpes, más colaborarás a que la agresión quede solo en un susto. Si tu perro detecta que tú gritas, interpretará que le estás animando para que responda al ataque, y además, el otro perro entenderá lo mismo y pensará que primero debe deshacerse del can y luego de ti.

En ese instante, si tienes a tu perro cogido por la correa, debes saber que es un elemento muy complejo de manejar frente a la agresión. Por un lado evita movilidad a tu perro, le hace vulnerable. Por otro lado, ten mucho cuidado: si tiras de la correa le estarás aplicando una tensión muy molesta y esto le puede distraer o molestar, lo que sumirá a tu perro en un estado aún más tenso y difícil de digerir. 

Si tu perro es pequeño y ves que uno grande se abalanza sobre él probablemente sientas la tentación de alzarlo, sujetando el arnés hacia arriba, para salvarlo de las fauces del agresor. No lo hagas, al levantarlo le estás dejando indefenso, no puede escapar, es una presa en el aire, en perfecta posición para que el otro perro pegue un brinco y le muerda dónde desee.

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¿Qué puedes hacer tú?

Aunque tu primera reacción puede ser de agresividad, tratando de disuadir al otro perro mostrando propia ración de fiereza en defensa de tu can, lo cierto es que sumarse a la lucha es una terrible idea, probablemente lo que conseguirás es que te muerda a ti primero y que tu perro se ponga más nervioso.

Actuando con sentido común, tú debes comunicarte con el otro humano: el responsable del otro can. Pero si éste no está, y la situación es claramente agresiva, inminente e inevitable, una forma de bloquear la agresión sería situarte tras el perro agresor y sujetarlo del collar, inmovilizando sus movimientos. Es una situación muy desagradable y que requiere de mucha templanza, pero es la mejor forma de neutralizar a un perro, paralizando su cabeza poniendo nuestras manos en su cuello desde atrás y reteniendo el resto de su cuerpo con tus piernas, casi a horcajadas.

Esta postura a horcajadas sobre el perro agresor sirve también para desbloquear una situación en la que el perro agresor ha mordido al tuyo. Nunca trates de separar su mandíbula con tus propias manos, por el contrario sí puedes utilizar tu cinturón para bloquear su mandíbula. Si necesitas urgentemente que el agresor de un respingo y se olvide por un segundo de la lucha que está manteniendo, trata de apretar su genitales, esto le producirá la necesidad urgente de evadirse, soltar a la presa y escapar a un lugar seguro.

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